2 sept 2019

PRML: QUE SE VAYAN YA. EL HAMBRE NO ESPERA



Luego de tres semanas de haber sido ampliamente repudiado en las PASO, el gobierno de Macri perdió el control de la coyuntura política. En el desorden de la retirada, aspira llegar a octubre para  entregar el mandato en tiempo, posibilidad que trastabilla ante cada anuncio oficial. El FMI, que en su momento aportó el salvavida de plomo, ahora amenaza con no entregar los U$S 5400 millones que restan a septiembre, visto que los dólares prestados se evaden por la puerta giratoria del Banco Central. Mientras que el cuasi presidente electo, Alberto Fernández, en público no se mueve de su papel de candidato opositor y por atrás negocia, mientras llama a sus votantes a “esperar a octubre”.

Los que no esperan son los grandes grupos especuladores, que operan en contra de la economía nacional provocando la suba del dólar con su consecuente disparada de la inflación y pérdida del valor del salario. Ante ello, el gobierno dispuso la semana pasada una serie de medidas que, además de ser insuficientes para las necesidades populares, agudizan las tensiones con los gobernadores por los impuestos coparticipables (IVA y Ganancias), con las provincias petroleras y las empresas del rubro por los precios de los combustibles, con la gran banca local y extranjera por el plazo de los vencimientos. Respecto a lo último, el “reperfilamiento” anunciado -patear para adelante los pagos de bonos- descansa sobre toda la masa de dinero bancarizada, que incluye por ejemplo fondo de sustentabilidad de la ANSES (es decir, la plata de los jubilados), anunciando la antesala de una expropiación masiva a los asalariados y pequeños ahorristas. En este marco, el acuerdo con los grandes empresarios para subir un 35% repartido en 3 cuotas, el salario mínimo es una nueva provocación.

Las disposiciones últimas del ministro Lacunza, que agregan al “default restringido” ahora un verdadero control de cambios para sujetar al dólar, se ubican en las antípodas del liberalismo a ultranza defendido por el macrismo. Supone el inicio de una retirada que, los factores del poder, pretenden sea ordenada antes que la rebelión popular en ciernes los lleve puesto. Constituye parte del consenso logrado entre oficialismo, oposición y el compás de espera abierto por el FMI.   

Los trabajadores ocupados y desocupados no podemos seguir esperando. Las necesidades del pueblo necesitan una respuesta urgente. En un país que se dirige a toda velocidad hacia la quiebra, los docentes y estatales de Chubut dan el ejemplo de cómo enfrentar esta crisis, con su plan de lucha de paro y corte de ruta que se sostiene por sexta semana.

En esa dirección, y redoblando la apuesta de la inmensa demostración piquetera de la semana pasada en el centro porteño y otras ciudades, se impone la necesidad de confluir en la lucha popular en calles, rutas y plazas de todo el país para que Macri se vaya ya, y por la formación de un gobierno provisional que sintetice la expresión popular y que disponga de inmediato:
-Congelamiento de precios y tarifas al valor de enero pasado.
- Atender y proveer la emergencia alimentaria, sanitaria y ocupacional.
-Aumento de emergencia a jubilados y programas sociales por encima de la línea de pobreza y salarios acorde a la canasta básica.
- Ningún pago de deuda ni salida de divisas al exterior.

Es momento de intervenir. La negativa de la CGT, del moyanismo y del yasquismo a llamar al paro es funcional al saqueo que está viviendo el pueblo. Hay que superarlos para imponer la huelga general indefinida hasta que el gobierno se vaya: todos los esfuerzos de coordinación de las organizaciones obreras y populares deben ir en esa dirección.

En tal sentido, para terminar con la fiesta de los monopolios y los banqueros y orientar la economía hacia el bienestar de las mayorías, hay que luchar por imponer una serie de medidas básicas que se resumen en cuatro puntos: no pago de la deuda externa, nacionalización de la banca, del comercio exterior y de los recursos estratégicos.

PRML 2/09/2019


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