9 may 2020

PRML: " LA CUARENTENA SIGUE, LAS NECESIDADES POPULARES TAMBIEN"



En su conferencia de prensa del último viernes, Alberto Fernández defendió la aplicación de la cuarentena comparando los números del Covid en el país y en otros países de la región y del mundo. Dichos números le dan la razón: en los países en donde las medidas sanitarias son más flexibles, los contagios y las muertes son mucho mayores, tanto en términos absolutos como relativos.
Con estos datos a cuestas, Fernández y Kicillof se refirieron al cacerolazo fallido del jueves, incitado por la oposición macrista, casi ninguneándolo. El mismo registro tuvieron los medios de comunicación que durante la semana llamaban al fin de la cuarentena, y tras la conferencia de prensa hicieron hincapié en la responsabilidad ciudadana.
Pero estuvo ausente del informe de Fernández -otra vez- todo lo relativo a las carencias con que se viene atravesando la cuarentena para las familias humildes y trabajadoras. No se hizo la menor referencia a las movilizaciones en reclamo de ayuda alimentaria impulsado en todo el país, ni a las protestas por recortes en los salarios -como la de los estatales de Jesús María-, ni a las acciones en contra de la precarización laboral de los repartidores de las aplicaciones. Todas medidas que de ninguna forma son homologables al cacerolazo macrista. Mucho menos se hizo mención a la represión que sufrieron algunas de estas luchas.
Tampoco se habló de la inflación galopante que no sabe de controles de precios. Sí dijo el presidente, ante una pregunta, que el otorgamiento del Ingreso Familiar de Emergencia viene lento. No se vaya a pensar que el primer mandatario desconoce la realidad popular.

Decir una cosa y hacer otra

El gobierno informó que decidió flexibilizar la cuarentena en todo el país con excepción del Área Metropolitana de Buenos Aires (CABA y Conurbano). Una decisión razonable teniendo en cuenta que esta zona concentra la inmensa mayoría de los casos positivos. Hay más coronavirus en la CABA por la mayor densidad poblacional, pero también por las condiciones de vida de los barrios populares, como la 31 de Retiro y la 1-11-14 del Bajo Flores, donde suele faltar hasta el agua potable. 
Pero mientras a las 21hs del viernes, Fernández anunciaba, ante la atenta escucha de Larreta, que la cuarentena en el AMBA seguía como hasta ahora, 12 horas después el Jefe de gobierno porteño anunció que la cuarentena sigue igual… pero flexibilizando actividades. Una decisión insólita desde lo sanitario, luego de un sensible aumento de casos en los últimos tres días: sólo el viernes, CABA tuvo 130 casos, casi el doble que Provincia de Bs. As. (77) y más que todas las provincias juntas (110). Pero los dueños de la Ciudad no aguantan un minuto más sin hacer plata: a los rubros comerciales que se van a ir sumando, se le agrega uno que es muy sensible a la gestión PRO, la construcción privada. Así, con la ley de emergencia que le otorga superpoderes aprobada, y con los negocios en marcha, Larreta se va posicionando en la crisis.
El cacerolazo sin pena ni gloria del jueves dio cuenta de que la cuarentena es una medida que el pueblo entiende necesaria para su bienestar. Pero sería un error pensar que la presión por su levantamiento fracasó: es el gran empresariado el que viene marcando la cancha, acordando con la burocracia sindical rebajas salariales, imponiendo la vuelta de actividades no esenciales, especulando, remarcando precios, flexibilizando personal y despidiendo sin límites. Del otro lado, el personal de salud sigue trabajando en la precariedad y los más humildes tienen que esperar una ayuda estatal que no alcanza ni llega a tiempo.
En la actual crisis, preservar la salud es central, pero todo el peso de esta tarea está recayendo sobre las condiciones de vida del pueblo trabajador. Para que sea una medida sanitaria efectiva, la cuarentena tiene que estar acompañada de insumos en los hospitales, comida en las casas, pago de salarios caídos y defensa de los puestos de trabajo. Los recursos están: hay que sacarlos de las empresas monopólicas, de quienes manejan la banca y el comercio exterior, y del pago de la deuda externa.
La movilización popular por abajo, impulsada con la responsabilidad de quienes todos los días luchan por la dignidad de sus compañeros y familias, es la única garantía para imponer este programa de bienestar popular, poniéndole un límite a quienes pretenden lucrar con esta crisis.

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