15 jul 2019

HOMENAJE A SANTUCHO EN UN NUEVO ANIVERSARIO DE SU MUERTE


En un nuevo aniversario de la caída en combate de Mario Roberto Santucho, publicamos dos notas a modo de homenaje. Nuestra organización está integrada por camaradas que provienen de diferentes experiencias. En ese sentido, uno de los artículos fue escrito por Juan Giglio -de la dirección de CS- quien proviene de la corriente morenista, mientras que el otro es de Santiago Agustín, compañero con tradición guevarista:

Nota de Juan Giglio

El 19 de julio de 1976 una patota o “Grupo de Tareas” del Ejército, liderada por el entonces capitán Juan Carlos Leonetti, entró a los tiros al departamento situado en la calle Venezuela 3149, de Villa Martelli, asesinando al dirigente máximo del Partido Revolucionario de los Trabajadores y el Ejército Revolucionario del Pueblo, Mario Roberto Santucho. Leonetti y su gente tenían, desde que conformaron ese grupo, el objetivo estratégico de descabezar a la cúpula del ERP.

Luego del combate, que fue encarnizado, ya que el “Roby” Santucho y sus compañeros se defendieron de manera heroica, cayeron el propio Leonetti, Santucho y Benito Urteaga, mientras que los militares se llevaron secuestrada a la compañera del jefe máximo del ERP, Liliana Delfino, el hijo de dos años de Urteaga y la compañera de Menna, Ana María Lanzillotto, quien estaba embarazada de seis meses.

Los cuerpos de Santucho, Urteaga, Lanzillotto, Menna - secuestrado poco antes de esta acción - y Delfino jamás fueron encontrados, aunque según han contado ciertos militares que cumplieron su servicio en Campo de Mayo, el cuerpo de Santucho fue exhibido como trofeo de guerra por los jefes de ese verdadero campo de exterminio, en el cual secuestraron, torturaron y asesinaron a miles. 

La muerte de Santucho y Urteaga constituyó un golpe durísimo para el PRT-ERP, que venía en retirada luego de sufrir derrotas importantes en el Operativo Independencia en Tucumán y otros escenarios, como el asalto frustrado del Batallón de Arsenales 601, General Domingo Viejobueno, en Monte Chingolo, donde cayeron decenas de valiosos compañeros y compañeras de esta organización armada, la más importante de esa época junto a Montoneros. 

Santucho estuvo durante años al frente del PRT- El Combatiente, luego de que su fracción rompiera con Nahuel Moreno, quien encabezó el PRT “La Verdad”, que después adoptaría los nombres de PST y MAS. Los debates que dividieron a estos dos grandes dirigentes giraron en torno a varias discusiones políticas fundamentales, como por ejemplo la de construir o no un Ejército Revolucionario que practicara la táctica guerrillera, orientación que Santucho llevó hasta el final, tanto a nivel rural como en términos urbanos. 

Una parte importante de quienes formamos parte de CS provenimos de una de las fracciones en que se dividió el “morenismo”. Desde esa ubicación, reivindicamos los debates y planteos generales que dieron lugar a la creación del PRT “La Verdad”, el PST y el viejo MAS, posicionamiento que no nos impide criticar ciertas caracterizaciones, políticas u orientaciones de nuestra corriente que empujaron a dirigentes formados por Moreno a construir aparatos pacifistas, de carácter electoralista o sindicalistas, como el MST, IS o el PTS. 

Desde esa ubicación, nuestra crítica para con el PRT-ERP no se apoya en el pacifismo, ya que estamos convencidos de la necesidad de promover y organizar todas las tareas relacionadas a la autodefensa de la clase trabajadora y el pueblo, que sin esta no será capaz de derrotar al estado capitalista, que no es otra cosa que un "grupo de hombres armados". Para nosotros/as, estas tareas no son para la propaganda abstracta sino para la acción, ya que sin las mismas no habrá Revolución Socialista victoriosa. 

En ese sentido, consideramos que, más allá del heroísmo e ideales revolucionarios de los/as camaradas del PRT-ERP, en su práctica cotidiana terminaron poniendo como centro de su orientación, a la construcción de una fuerza militar propia, con la que enfrentaron -en total y absoluta desigualdad- a las fuerzas armadas argentinas, que condujo a una inevitable derrota de esta experiencia guerrillera, en la que perdieron la vida miles de los/as mejores exponentes de la vanguardia. 

Si bien el PRT-ERP logró una buena inserción en fábricas, barrios y universidades, terminó sacando a gran parte de su militancia de esos lugares, para incorporarla al aparato militar,  una táctica que alejó a Santucho y sus camaradas de la tarea que reclamaban las circunstancias: poner en pie la autodefensa de la vanguardia obrera, estudiantil y de izquierda, que se necesitaba para enfrentar y derrotar,  primero a las bandas fascistas del peronismo y después a los golpistas. De haberse concretado esta orientación, habría significado el comienzo de la construcción de las milicias obreras.

Otro aspecto, quizá el más importante, de nuestra crítica, es que el PRT-ERP, que comenzó como una organización clasista, terminó impulsando la puesta en marcha de un Frente de Liberación Nacional junto a los Montoneros, que de clasistas nada tenían.

A pesar de estas diferencias y otras, que no hemos desarrollado, tenemos un gran respeto por la figura de Santucho, a quien consideramos un héroe de la clase trabajadora, que entregó su vida peleando contra el Capitalismo y el Imperialismo, jugándose a construir una organización de combate, que reclutó a los mejores luchadores y luchadoras de los 70. Su perfil combativo se agiganta en medio de una situación en la que abundan dirigentes de izquierda ganados para una concepción “pacífica” y electoralista de la lucha por el Socialismo.

Nota del camarada Santiago Agustín

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