8 oct 2009

NUESTRA AMERICA VISITANTES DE LAS TINIEBLAS

Por Jorge Luis Ubertalli
Periodista y escritor argentino

En el marco del 33 aniversario del atentado terrorista cometido por cubano-americanos contra un avión de la empresa Cubana de Aviación que causó 73 muertos [1], llegaron estos días a Honduras tres personajes vinculados a la mafia de Miami: Ileana Ross Lehtinen, Lincoln Diaz Balart y Mario Diaz Balart, estos dos últimos hijos de un funcionario de Batista y ahijado del ex dictador cubano el primero de ellos.
Congresistas del Partido Republicano, vinculados a la CIA e integrantes del clan terrorista encabezado por Luis Posada Carriles y otros, hollaron Tegucigalpa para apoyar al gobierno de facto de Micheletti y proclamar el regreso a la era reaccionaria del gran hermano del Norte.

Vaivenes sin fin
La provocación constante del establishment norteamericano contra el pueblo de Honduras no se detiene. Muertos, secuestrados, heridos, detenidos, medios de información silenciados, manifestaciones reprimidas y el aval a las marchas y contramarchas que la dictadura cívico-militar catracha títere lleva a cabo para llegar incólume a las elecciones de noviembre son ya parte del accionar oculto de los dueños de EE.UU. contra el sufrido país centroamericano. Para que no queden dudas, hace pocos días el propio Micheletti se encargó de difundir un encuentro “secreto” llevado a cabo entre el Secretario de la OEA, José Miguel Insulza y él, en la base militar norteamericana de Soto-Cano, ubicada en Palmerola… Todo un símbolo.
Ahora, cuando ya se halla en el país una delegación de cancilleres de la OEA para insistir con propuestas que la dictadura rechaza una vez mas y seguirá rechazando, han arribado a Honduras, en el contexto del atentado terrorista de 1976, la Ross Lethinen y los Diaz Balart, representantes del lobbie cubano-americano miamense, del bushismo y sus auspiciantes empresariales, militares y de los servicios de inteligencia, para apoyar la “democracia” de Micheletti y llamar a observadores de todo el mundo a llegarse hasta allí para legalizar las elecciones de noviembre.
Vinculados a las conspiraciones contrarrevolucionarias anticubanas, a los negocios energéticos norteamericanos, al submundo de la narcomafia del Estado de La Florida y al los emprendimientos del complejo militar industrial local, los visitantes forman parte de la tragicomedia hondureña, donde un gobierno faccioso e impune reprime cuanto quiere, se burla de toda la comunidad internacional y persiste en avanzar hacia adelante en cuanto a la reinstalación de la política del “buen vecino” norteamericano, basada fundamentalmente en la acción bélica, aunque Obama y su entorno traten de desmentirlo.

Cortina de humo
La irrupción de los facciosos cívico-militares en Honduras, que ya lleva mas de cien días, ha servido, entre otras cosas, para minimizar en la agenda noticiosa algunos otros hechos de relevancia que se vinculan al accionar regional del imperio y sus órganos ejecutores en el plano económico y militar. Así, el conflicto hondureño distrae a la opinión pública, en connivencia con los propietarios de medios de información regionales y mundiales, en relación con los siguientes hechos:
- la reinstalación de bases militares norteamericanas en Panamá, erigidas en el tapón del Darién, cercano a la frontera colombiana, y Punta Coca, departamento de Veraguas, localidades situadas en la costa del pacífico. Estas, cuyo convenio de erección será firmado antes del 30 de octubre por Ricardo Martinelli, presidente panameño y sostenedor de Micheletti, y la inefable Hillary Clinton, se erigirán para “combatir al narcotráfico” en el marco del “Plan Mérida”, un remedo de las “ayudas” norteamericanas a Colombia y Perú, mediante el cual Panamá ya recibió 3.8 millones de dólares y recibirá el año entrante 7 millones.
- la irrupción del FMI en la vida económico-financiera hondureña, vinculada hasta el 28 de junio a la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), que, entre otras cosas, ha impulsado, junto a Brasil, Argentina y otros países, el Banco del Sur, creado para neutralizar justamente la influencia de organismos como el FMI, el Banco Mundial y otros.
- la casi segura futura ruptura de Honduras con el ALBA, si Micheletti logra seguir encaramado en el poder hasta que se realicen las elecciones amañadas por su gobierno fáctico, de las cuales surgirán personajes iguales o peores que el actual dictador.

Crisis y patio trasero
La crisis mundial capitalista estallada en EE.UU. con la quiebra de grandes bancos, las deudas hipotecarias impagas, la inutilidad del dólar como moneda mundial que no cuenta con el respaldo de riqueza alguna y la recesión mundial como efecto de ella y causa a la vez de su profundización, pretende ser neutralizada, como siempre, a través de la recreación del complejo-militar industrial. El keynesianismo militar- que tiene como mercado cautivo al Estado norteamericano en su papel de consumidor de armas y vituallas de guerra y permite la reproducción ampliada del capital evitando mayores desastres económico/financieros- sigue siendo el modelo norteamericano de sostenimiento del sistema. Así, sólo en el 2008 EE.UU. contó con un presupuesto de defensa de 711.000 millones de dólares, equivalente al 48% del gasto mundial en armamentos. Este año, los ingresos de EE.UU. por venta de armas a más de 200 países y organizaciones desconocidas- equivalentes al 75% de lo exportado mundialmente- ya superaron los 40 mil millones de dólares. Para el 2010, se estima que el presupuesto militar norteamericano rondará los 800 mil millones de dólares, de los cuales 10 mil millones se gastarán para equipar a fuerzas armadas extranjeras, para gastos en operaciones y en equipos técnicos y mantenimiento de bases militares externas.
El presidente Barack Obama, por su parte, sigue adelante con el programa de incrementación de armas nucleares iniciado por George W. Bush. El emprendimiento denominado “Complex Modernition” (Modernización Compleja) ampliará dos emplazamientos nucleares ya existentes para producir bombas: uno vinculado con la extracción de plutonio en Los Alamos, Nuevo México, y otro relacionado con la producción de uranio enriquecido en las instalaciones Y-12, ubicadas en Oag Ridge, Tennessee.
De esta forma Estados Unidos pretende remedar la crisis que, entre otras cosas, ya ha causado 15 millones de desempleados y 40 millones de pobres, los que aumentan día a día a través de cierres de empresas como General Motors, que eliminará 13.000 puestos de trabajo cerrando su filial Saturn, o de las fusiones-adquisiciones.
Y ante la rebelión actual de su “patio trasero” latinoamericano recurre a Roberto Micheletti y su pandilla institucional, mediática, empresaria y armada hondureña para patear el tablero “democrático”, apostando a la desintegración subcontinental, a la fractura de los organismos regionales, a la remoción de los gobiernos que la hacen posible y a la acariciada idea de liquidar a la Revolución Cubana a través de la ampliación del bloqueo, tal como lo ha dispuesto hace pocos días el presidente norteamericano.
Los visitantes de las tinieblas son parte de la apuesta del “buen vecino”, aunque el pueblo hondureño, movilizado, hace luz en las calles.


[1] El 6 de octubre de 1976, terroristas contrarrevolucionarios cubanos vinculados a la CIA y la DISIP de Venezuela atentaron con dos explosivos C4, que habían sido colocados en su interior, contra el avión Douglas DC4 del vuelo 455 de Cubana de Aviación. La aeronave, que llevaba, además de la tripulación, a 57 ciudadanos cubanos , 24 de ellos integrantes del equipo juvenil de esgrima, 5 norcoreanos y 3 barbadenses, explotó cuando cubría la ruta Barbados- Kingston en dirección a La Habana. En su momento fueron sindicados como autores materiales e intelectuales del hecho los terroristas cubano americanos Luis Posada Carriles, Orlando Bosch, Freddy Lugo y Hernán Ricardo Lozano. En el 2005, a través de material desclasificado en EE.UU., se corroboró que la CIA conocía de antemano la puesta en marcha del atentado.

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