5 feb 2010

RELACIONES DE FUERZA EN LA OEA

Las relaciones de fuerza en la OEA son importantes en tanto condicionan la posibilidad de una provocación armada interior, una invasión, ó ambas cosas, como me señalaba mi nieto correctamente. El proceso venezolano ha entrado en la dinámica revolución – contrarrevolución. Se ha agotado la posibilidad de continuar avanzando solamente dentro de la vía democrática.
El funcionamiento de la economía en los marcos nacionales de la lucha contra el imperialismo se mantenía apoyado en el interés individual y la maximización de la ganancia como el motor fundamental que sostiene a toda economía capitalista. Las estatizaciones industriales, bancarias, comerciales y de distribución ocurridas, anarquizan, al cuestionar esta economía capitalista, cuando aún no se ha establecido y consolidado el nuevo motor de una economía socializada, estatizada: el interés colectivo, social, la nueva burocracia –no burocratista- administradora de la economía con estos nuevos principios.
El proceso revolucionario atraviesa siempre, ineludiblemente, por una crisis y caída de los índices de producción y productividad. Consecuentemente pierde la adhesión de algunos sectores atrasados de las masas. Si el proceso se detiene en los límites de las condiciones democráticas, la contrarrevolució n aumenta el ritmo de su ofensiva y es imposible contenerla solamente apelando a la mayoría popular, electoral, dentro de los límites de la revolución democrático-burguesa . “Ellos” no se pararán en esos límites como lo demostraron el 14 de abril del 2002 y lo reiteraron a escala continental en Honduras. Sin dejar de apelar a todas las formas democráticas posibles en el interior de Venezuela para tratar de mantener y elevar el apoyo social al proceso revolucionario y mantener en todo lo que sea posible las alianzas con los gobiernos nacional burgueses enfrentados también con el imperialismo, como Argentina y Brasil, la dialéctica revolución contrarrevolució n exigirá en los próximos meses avanzar en medidas socialistas sosteniéndolas en un protagonismo mayor de la clase obrera que, como lo demuestra la declaración del sindicato petrolero que les envié ayer y vuelvo a pegarlo abajo, más otras manifestaciones que no analizaremos aquí, está dispuesto avanzar a pesar de las contradicciones propias de la crisis que arrastramos de tantos años. Las apelaciones de Chávez tratando de elevar su función de caudillo: yo soy el pueblo , ó los llamados al apoyo internacional con la V Internacional, tanto como la compra de armas ó la organización de la defensa de todo el pueblo , que implicó el cambio del vicepresidente y ministro de defensa, expresan la conciencia que tiene el equipo del gobierno venezolano de que ha entrado en la etapa de las definiciones y que, aplicando tan profundamente como sepa y pueda la teoría de la revolución permanente, debe combinar los avances democráticos con expropiaciones, estatizaciones, control obrero, milicias. Chávez, su equipo, sus discursos denunciando a las burguesías aliadas al imperialismo, diciendo que no se puede avanzar en la independencia nacional sin el socialismo, dicen que las experiencias de las derrotas de la Revolución Española del 36-39, de la caída de Salvador Allende las tienen asimiladas.

¿Para qué escribo yo estas cosas entonces? Hay un entorno izquierdista, intelectual, académico, que frente a este nuevo proceso revolucionario que se desarrolla en nuevas condiciones históricas, trata de establecer condicionalidades a su participación en él, enfrentándolo a todos los errores posibles que cometieron las anteriores revoluciones derrotadas, en especial la revolución rusa y su degeneración burocratista pequeño burguesa del stalinismo. Proceden como aquellas mujeres separadas que encaran la construcción de una nueva pareja y la arruinan echándole la culpa todos los días a su nuevo compañero de las calamidades machistas que les hicieron padecer sus anteriores maridos. No se meten en el problema. Lo miran y analizan como espectadores esterilizando las energías revolucionarias puestas a prueba nuevamente por la acción contrarrevolucionar ia burguesa e imperialista.
No digo, entiéndase bien, que debemos excluir la discusión crítica y autocrítica. Para la revolución socialista la crítica es esencial. La nueva sociedad, a diferencia del feudalismo y el capitalismo, como ha quedado demostrado, no será resultado de una nueva forma de producción. Economía estatizada y planificada, siendo una condición para destruir nacionalmente a la burguesía y para crear una nueva economía no es suficiente para derrotarla mundialmente, que es de lo que se trata, y menos aún para construir la nueva sociedad. Solamente trato de señalar la necesidad de que utilicemos a fondo todas nuestras fuerzas para impedir el triunfo de la contrarrevolució n en Venezuela que pesará sobre nuestro porvenir.

¡Hasta la victoria!!

Córdoba, 5 de febrero de 2010
Héctor Menéndez – Grupo Frente Comunista

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