27 abr 2009

DECLARACION DE LA DIRECCION NACIONAL DEL PRT - SANTUCHO

Declaración de la Dirección Nacional del PRT-Santucho

ACERCA DE LA UNIDAD Y LA CONSTRUCCIÓN DE UN PROYECTO DE PODER
Como es de público conocimiento, nuestro PRT Santucho, en las resoluciones de su Segundo Congreso ha expresado su firme convicción acerca de la necesidad de conformar un poder obrero y popular que satisfaga plenamente las demandas de las masas populares. Pero para que ello se transforme en realidad, es evidente la necesidad de que las masas, a través de la dirección de su vanguardia revolucionaria, tomen en sus manos el poder pleno del Estado. De cualquier otra forma es imposible la satisfacción plena de sus demandas.Desde su fundación, el PRT Santucho siempre ha mantenido esa firme decisión de avanzar con fuerza hacia las masas, intentando clarificar cualquier posición tergiversadora de las condiciones necesarias para crear esa opción revolucionaria de poder. Desde su fundación, hemos sido cabales defensores de un proyecto común a todos los sectores políticos de Argentina con una consecuente vocación de poder obrero y popular, que, en el actual estado de cosas, se hace necesario refrendar. A diario observamos como un pequeño grupo de explotadores concentra la riqueza y el poder de nuestra patria, sin dudar siquiera un segundo en entregar maniatado al pueblo y a su soberanía a la voracidad del imperialismo y de sus cómplices. Estos utilizan todos los medios de coerción para contener y encauzar la protesta popular, hasta que ese aparato ideológico se ve desbordado. Es en ese momento en el que se observa con mayor nitidez su carácter autoritario, al descargar, con el mayor efectismo y la mayor efectividad posible, todo el peso de su aparato represivo ante cualquiera que reclame por sus justos derechos (trabajo, salario, salud, educación, tierra, vivienda, etc.)Al intervenir en diferentes luchas que el pueblo pobre y trabajador en general van desarrollando en distintos lugares de nuestra patria, a veces pasan a segundo plano las cuestiones estratégicas; dicho de otra forma, a veces la lucha económica (v.gr., reivindicativa) acaba en sí misma y no permite su transformación (a través de mecanismos que no serán aquí analizados) en lucha política (por el poder).
LIMITACIONES Y DESVIACIONES A LAS LUCHAS OBRERAS Y POPULARES
Somos consientes de que, en algunos casos, esa limitación de las luchas obreras y populares puede deberse a las propias limitaciones de la clase obrera en general, diezmada durante los últimos 35 años, mediante sucesivos ataques impulsados por los diferentes mecanismos del Estado, pero también sabemos que, en muchos otros casos, esa separación que se produce entre lucha económica y lucha política se debe a conducciones vacilantes, cuando no oportunistas (tanto de derecha como de izquierda) o directamente liquidacionistas (aquellos que sugieren que, dadas las condiciones siempre desfavorables para la lucha, esta no hay que darla ya que de antemano estaría perdida). Eso se debe, sobre todo, al avance del reformismo como concepción de “poder”, que pretende que, a través de modificaciones parciales en distintos espacios, se puede lograr una transformación radical del sistema de explotación, desconociendo, entre otras cosas, la propia historia; y del populismo como contención de las luchas al desconocer las clases y favorecer una salida conciliadora a partir de mínimas concesiones.“El oportunismo ruso, vago y escurridizo como un reptil, lo mismo que el oportunismo de otros países, no está en condiciones de expresar de manera clara y concreta sus puntos de vista, es incapaz de decir formalmente que la clase obrera no debe construir la nueva Rusia a pesar de los liberales, sino que tiene que hacer esto y aquello. El oportunismo no lo sería si fuese capaz de dar respuestas claras y directas. Pero se muestra descontento por la política de los obreros, se siente inclinado hacia la burguesía (…) esto es precisamente olvidar la lucha de clases. Es la base de la política obrera liberal. Esta ‘lógica’ priva a la clase obrera de su hegemonía, es decir, de su papel de dirigente de la democracia autentica, consecuente y abnegada, para reducirla a la función de peón de los liberales.De ahí se desprende el hecho (…), de que de palabra los oportunistas admiten la línea ‘independiente’ y el partido del proletariado (…) Mas de hecho lo que defiende no es la línea de la independencia, sino la línea de la política obrera liberal.” 1“La lucha por el poder obrero y popular, por el socialismo y la liberación nacional, es inseparable de la lucha contra el populismo y el reformismo, graves enfermedades políticas e ideológicas existentes en el seno del campo popular. El populismo es una concepción de origen burgués que desconoce en los hechos la diversidad de clases sociales; unifica la clase obrera, el campesinado pobre y mediano, la pequeña burguesía y la burguesía nacional media y grande bajo la denominación común de pueblo. Al no diferenciar con exactitud el rol y posibilidades de estas diversas clases, tiende constantemente a relacionarse, con prioridad, con la burguesía nacional y a alentar ilusorias esperanzas en sus líderes económicos, políticos y militares…”
2 Pero también hay otras desviaciones que resultan nefastas para una estrategia de poder de la clase obrera, como el aventurerismo (pretender que a partir de acciones aisladas de grupos aislados se puede establecer una situación de auge revolucionario) y el revolucionarismo sin partido (aquella idea de que la masa per se logrará la revolución, sin la intervención de ninguna vanguardia más allá de la propia masa) entre otras. Así, se ha logrado inmovilizar a buena parte del proletariado y de las masas populares mediante su confusión, o a partir de la ausencia de soluciones reales a sus problemas concretos, o, peor aún, se le ha dado una falsa conciencia de clase, especialmente a partir de la alternativa peronista de una tercera vía hacia el socialismo, a partir de la colaboración de clases. No obstante, al comenzar las luchas obreras a multiplicarse (sobre todo a partir de la actual crisis capitalista) en nuestro país, otra nefasta desviación trata de modificar la estrategia de poder: el revisionismo. El revisionismo no es otra cosa que la reinterpretación de aquellos que, en su momento, sugirieron una única estrategia de poder para la clase obrera y el pueblo que, al ser demasiado “sacrificada” en la actualidad, se modifica en sus puntos centrales. Por ello, a fin de barrer con la “enfermedad senil” que representa el revisionismo, se hace necesario reafirmar algunos conceptos.“…el revisionismo intentó revisar realmente la base del marxismo, o sea, la teoría de la lucha de clases. La libertad política, la democracia, el sufragio universal destruyen la base para la lucha de clases –nos decían los revisionistas-(…) Puesto que en la democracia impera la voluntad de la mayoría, no debemos ver en el Estado, según ellos, el órgano de dominación de clase, ni negarnos a hacer alianzas con la burguesía progresista, socialreformista contra los reaccionarios”
3 DES-REVISANDO LA ESTRATEGIA DE PODERES
Evidente que para establecer una estrategia de poder, y las fases a atravesar por ella, debemos tener en cuenta todos los aspectos de aquello que queremos transformar: su estructura socioeconómica, su situación política y su condición militar, tanto en los límites establecidos por las clases dominantes (esto es, los espacios geográficos de cada país), como en el resto del continente y el mundo. Con ello podremos establecer un análisis adecuado no sólo de la clase revolucionaria, sino también sus posibles alianzas, su evolución en el devenir del proceso histórico concreto, y, fundamentalmente, su táctica y su estrategia.Naturalmente esto nos conduce a un segundo punto, que es el desarrollo de las fuerzas, tanto revolucionarias como contrarrevolucionarias, y de allí la correlación de fuerzas existentes en un momento dado en un lugar en particular. Esto determina el proceso de la lucha revolucionaria, y de él se desprenden las tareas a desarrollar en los distintos períodos y etapas, teniendo siempre en cuenta la perspectiva de desarrollo de la lucha no sólo a nivel local o regional, sino incluso nacional, continental e incluso mundial. “Sin una apreciación justa de la situación de conjunto -estratégica-, y de las varias fases o etapas que la componen, el partido procederá a ciegas y no podrá dirigir a las masas a la victoria de la revolución. Permanecerá atado a la empiria de lo inmediato, en la convicción de que el éxito estratégico de la revolución es la mera suma aritmética de éxitos parciales tácticos; sin tener en cuenta el factor determinante del resultado de la guerra revolucionaria: la atención que se debe prestar al conjunto de la situación, incluyendo las diversas etapas. Porque la comprensión del conjunto nos facilita el manejo de las partes integrantes del todo, siendo la única posibilidad de no perderse en la visión meramente táctica de las etapas y caer en el aventurerismo o en el oportunismo.”
4 En la actual situación de nuestra patria, se hace imperativo retomar la lucha por la defensa de la soberanía nacional, por la defensa de lo que aún no nos han robado, por la recuperación de todo lo que nos han saqueado, en el camino de la protesta popular y la lucha por la salvación nacional, que no es otra cosa que la lucha por una vida digna. “salvar al país –y no sólo al nuestro- es empresa que sólo puede afrontar la clase revolucionaria, llevando a cabo medidas revolucionarias contra el capital”
5 Por las particularidades del capitalismo en Argentina y la estructuración social que a partir de él se desarrolla, es determinante el papel de la clase obrera, como vanguardia de un frente con otros sectores populares como por ejemplo trabajadores asalariados no obreros o pequeños burgueses urbanos. Incluso en determinadas circunstancias puede realizar acuerdos tácticos con sectores de la burguesía no monopolista para derrotar de a uno a sus enemigos y evitar que conformen un sólo bloque con la gran burguesía y el imperialismo. Esto nos habla de la necesaria alianza de clases, inherente a toda revolución social, y de la particular atención que se le debe prestar a su expresión política. No obstante, a fin de evitar cualquier tipo de oportunismo, debemos afirmar que siempre el proletariado debe guardar una posición hegemónica.En la lucha por su emancipación definitiva, deberá finalmente enfrentarse el enemigo principal: el imperialismo, liderado por el norteamericano. De allí que la revolución socialista sea necesariamente antiimperialista y popular. “Sinteticemos así nuestra aspiración de victoria: destrucción del imperialismo mediante la eliminación de su baluarte más fuerte: el dominio imperialista de los EE.UU. de Norteamérica. Tomar como función táctica la liberación gradual de los pueblos, uno por uno o por grupos, llevando al enemigo a una lucha difícil fuera de su terreno, liquidándole sus bases de sustentación, que son sus territorios dependientes (…) Eso significa una guerra larga. Y, lo repetimos una vez más, una guerra cruel. Que nadie se engañe cuando la vaya a iniciar y que nadie vacile en iniciarla por temor a los resultados que pueda traer para su pueblo. Es casi la única esperanza de victoria”
6 “Hemos sostenido desde hace tiempo que, dadas sus características similares, la lucha en América, adquirirá en su momento, dimensiones continentales. Será escenario de muchas grandes batallas dadas por la humanidad para su liberación (…) En el marco de esa lucha de alcance continental, las que actualmente se sostienen en forma activa son sólo episodios”
7 (Aquí podríamos mencionar las organizaciones revolucionarias como las FARC-EP y el Ejército de Liberación Nacional –ELN- de Colombia, y los procesos de resistencia de masas abiertos en Venezuela, Bolivia y Ecuador.) Pero esa lucha no surge espontáneamente: la conciencia de la clase obrera se desarrolla a partir de las luchas, hasta que se torna una lucha (consiente) contra la burguesía, encontrándose, al avanzar también en organización, en mejores condiciones para acaudillar a los sectores populares (campesinos y capas medias) 8 Por lo tanto, se manifiesta cada vez con mayor claridad “la incapacidad del régimen social existente para resolver los problemas fundamentales del desarrollo de un país”
9 A su vez, como lo preveían el Che y Santucho, el desarrollo de poderosas fuerzas revolucionarias político militares hace previsible la intervención directa del imperialismo en los marcos nacionales; entonces la guerra civil revolucionaria se transformará en una guerra nacional antiimperialista; sin perder el carácter de lucha de clases que seguirá enfrentando a la clase obrera con la burguesía local como bastión del capitalismo en el marco de la Nación. No establecer con claridad el enemigo principal, impide establecer una estrategia de lucha acertada y nos dejaría a merced de un tacticismo permanente. Tampoco debe confundimos el hecho de que haya cierta conciencia antiimperialista. Las masas manifiestan sus sentimientos antiimperialistas pero no tienen canales para hacerlo, no existe una herramienta política que pueda sintetizar ese sentimiento y transformarlo en organización. Una opción de poder obrero y popular, con la participación de las más amplias masas populares, a través de la participación directa, en el camino de un desarrollo independiente y soberano, es un camino necesariamente a recorrer. Por ello se torna fundamental avanzar construyendo poder popular, superando las desviaciones a partir del protagonismo cada vez mayor de todos los sectores consecuentes con la estrategia de resistencia nacional, mediante la participación, la construcción y la defensa del poder revolucionario desde su origen mismo. Las formas que vaya tomando ese avance revolucionario no se pueden prever de antemano; partirán del análisis de las condiciones concretas en un momento dado, de acuerdo al desarrollo de las fuerzas en lucha.“La razón fundamental por la que pese a la enérgica lucha de nuestro pueblo, las clases dominantes no han visto peligrar su dominación política ha sido la ausencia hasta el presente de una opción revolucionaria de poder que ofreciera a las masas una salida política fuera de los marcos del sistema capitalista. Hasta ahora la clase obrera y el pueblo argentino no han conseguido darse una fuerza política propia de carácter revolucionario. Por ello ha estado sometido constantemente a la influencia de los partidos políticos burgueses y no ha logrado identificar las distintas engañifas preparadas por la burguesía, cayendo en consecuencia en el error, dando su apoyo de buena fe a sus propios verdugos”.
10 La reafirmación de los conceptos arriba mencionados está determinada por la necesidad de construir una opción revolucionaria de poder visible para las masas obreras y populares que pueda romper su hegemonía sobre la clase obrera y el pueblo en general. Mientras exista un grupo minúsculo de explotadores dueños de casi toda la riqueza, el poder y las armas, los trabajadores y trabajadoras de la ciudad y el campo, los estudiantes, los pobres en general, continuaremos sufriendo la opresión y todas las graves problemáticas de vida que actualmente padecemos.Desde la Dirección Nacional del PRT Santucho consideramos necesario expresar en términos muy claros los aspectos centrales relacionados con la estrategia de poder, como una de las más urgentes cuestiones sobre la que la clase obrera y el pueblo pobre debe avanzar, con el doble objetivo de eliminar la ideología burguesa disfrazada de revolucionaria que busca confundir a la clase obrera por un lado, y por otro hacer avanzar la unidad obrera y popular, la unidad de los revolucionarios, en el camino de la salvación nacional, en el camino de la revolución y el socialismo.
Dirección Nacional del Santuchismo
Abril de 2009 Argentina
[1] V.I.Lenin, “Sobre la línea política”, 1912
[2] M.R.Santucho, “Poder Burgués y Poder Revolucionario”, 1974
[3] V.I.Lenin, “Marxismo y reformismo”, 1908
[4] Mario Roberto Santucho, “El único camino hasta el poder obrero y el socialismo”, del IV Congreso Del PRT, 1968.
[5] V.I.Lenin, “¿Colaboración de clases con el Capital o lucha de clases contra el capital?”, 1917
[6] Ernesto Che Guevara, “Mensaje a los pueblos del Mundo a través de la Tricontinental”, 1967[7] Ernesto Che Guevara, op.cit.
[8] K.Marx-F.Engels, “Manifiesto del Partido Comunista”, 1848
[9] L.Trotsky, “Historia de la Revolución Rusa”
[10] M.R.Santucho, op.cit.

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