31 de Marzo de 2009
ASAMBLEAS EN RADIO es el programa de las ASAMBLEAS DEL PUEBLO
Se emite por FM PATRICIOS -95.5- los martes de 18 a 20 horas.
Conducción: Rubén Saboulard, Ana Melnik y Naty Menstrual
ESTABAMOS MAL Y NOS CAYÓ EL DENGUE!!
Por Rubén Saboulard
La miseria es penosa, es terca y es persistente. Por más que Guillermo Moreno se esmera como ninguno para demostrarnos que nuestros problemas alimentarios tienen más que ver con la saciedad y el empacho que con el hambre, la porfiada miseria en la que vive gran parte de nuestro pueblo se hace notar cada vez más ruidosamente.
Hace poco más de un mes nos desayunamos con la noticia de que en plena Ciudad de Buenos Aires, en un sórdido conventillo del Parque Lezama, había un brote de tuberculosis que afectaba a casi veinte familias. La gente del Hospital Argerich venía alertando al gobierno de Macri desde hacía varios meses acerca de las terribles condiciones de vida en las que estaban las cien familias que vivían en ése sitio y sobre la posibilidad de que un brote de enfermedades infecciosas cobrase varias víctimas. Nadie hizo nada y, finalmente, casi treinta vecinos terminaron contagiados de tuberculosis. La única razón para que ello sucediera es la miseria profunda en la que viven cada día más argentinos en la vasta geografía del país. Y, lo sorprendente del caso que acabamos de citar es que sucedió a menos de quince cuadras de las oficinas gubernamentales de Cristina Kirchner y Mauricio Macri.
Hoy, la epidemia de dengue que azota el país vuelve a poner de relieve la deca-
dencia y deterioro de las condiciones sanitarias, ambientales y alimentarias en las que, es un decir, “viven” multitudes de argentinos. Por eso es que no se resolverá este problema demonizando al mosquito, no se liquidará al mal de chagas exorcizando a la vinchuca ni a la tuberculosis insultando al bacilo de Koch.
Lo que está haciendo irrupción en las noticias y en las estadísticas es la punta de un iceberg, la parte “médica” –por así decirlo- de un desastre social perpetrado sistemática-
mente contra los más pobres de nuestra sociedad, por el gobierno del partido que se presentó, siempre, como el partido de los pobres.
La provincia del Chaco está gobernada por el matrimonio Capitanich, sólidamente alineado con las políticas económicas y sociales del matrimonio presidencial, al punto de que a pesar de ser el mismo Capitanich un gran productor sojero no ha vacilado en estar en la primera fila de leales a Néstor y Cristina. La esposa del gobernador es, ca-sualmente, y en los ratos libres que le deja su zaga de escándalos, autos rotos y minis-
tros insultados, la Ministra de Salud de la provincia. La situación social del Chaco no necesitaba la epidemia de dengue para ser, holgadamente, el desastre humanitario más grande de nuestro país. Sin embargo, la irrupción de la enfermedad ha puesto de relieve
la corrupción, la ineptitud, el despilfarro de recursos estatales y la miseria endémica en la que vive la inmensa mayoría de los chaqueños. Hospitales desabastecidos, insectici- das vencidos, repelentes de insectos a precios de caviar, aguas servidas, falta de cloacas, falta de agua potable, vulnerabilidad sanitaria de la población por desnutrición, son algunas de las razones que explican el salto de la epidemia y el contagio masivo de las poblaciones más humildes.
Mientras la tuberculosis y el dengue reaparecen en la historia sanitaria argentina, después de haber sido erradicadas hace décadas, mientras la miseria que Moreno no puede ocultar duerme en las calles tapada con cartones y trapos, nuestros gobernantes siguen jugando al juego del “monopolio” con dados cargados y tarjetas y dinero truchos y siguen con su epopeya de discursos con mentiras que no son ni piadosas ni efectivas.
Hace cuatro años se nos contó el cuento del milagro chino que nos posibilita-
ría acceder, en condiciones financieras inimaginables, a veinte, treinta o cuarenta mil millones de dólares para desarrollar nuestro país. Pasaron los meses, pasaron los chinos,
pasaron ésas elecciones y pasaron de largo los millones. Lo único que siguió llegando de China fueron baratijas subsidiadas para arruinar nuestra industria nacional y quitarle aún más empleo y salario a nuestros trabajadores y supermercadistas chinos para acabar con los almacenes de barrio y estimular el trabajo en negro de cajeros, carniceros, verduleros y repositores.
Ahora, en vísperas de otras elecciones, el milagro chino acaba de ser reeditado. Los medios afines al gobierno hablan de un generoso préstamo, de más de diez mil millones de dólares para que nuestro país pueda hacerle frente, en mejores condiciones, a la sacudida inevitable y contundente de la crisis. Sin embargo, si uno se toma unos minutos para averiguar la letra chica de éste supuesto abrazo solidario, descubrirá que no hay muchas razones para hacerse maoísta, ya que el supuesto préstamo en dólares ni es préstamo ni está en dólares. Se trata, esencialmente, de una carta de crédito para que le podamos seguir comprando baratijas a los chinos y así seguir arruinando la industria y el empleo nacional y no se trata de dólares disponibles sino de yuanes y, encima, yuanes virtuales.
Este acuerdo anti crisis con el país de Mao sigue el mismo camino de las geniales medidas económicas adoptadas por la pareja presidencial en los últimos meses. Se sumará a la lista de disparates encabezada por los termotanques y las bicicletas en cuotas, el plan canje de automotores, el plan de créditos para el turismo nacional y tantas otras boludeces con las que los alcahuetes del régimen le quieren hacer creer al pueblo que el gobierno gobierna y que la crisis económica y social está bajo control. Una caterva de barones impresentables del pejotismo, de los peores y más corruptos dirigentes sindicales que se recuerde en nuestro país, de cagatintas y pseudo intelectuales de “carteras abiertas” y conciencias blindadas, festeja la astucia guberna- mental, saluda sus maniobras rastreras y se frota las manos en los dineros que la “cajita feliz” de De Vido repartirá en ésta campaña electoral.
Mientras tanto, en lo más profundo del bolsillo popular ya no hay más que pelu- sas y recuerdos de tiempos mejores. La actividad económica sigue cayendo en picada, la cosecha esperada éste año será un 35 % inferior a la anterior y en los pueblos del inte- rior vinculados al agro y a las agro industrias, la desocupación hace estragos. Una bronca profunda recorre el país y el mal humor social se expresa en todos lados, desde los incidentes recurrentes en las canchas de fútbol hasta en la masividad contundente y opositora del acto del 24 de marzo.
La crisis acelera los tiempos y agota los plazos. Mientras en las filas del régimen afilan con celeridad las hachas de la desocupación, el hambre y la miseria con las que intentarán que paguemos su decadencia, en nuestro bando los partidos y organi- zaciones del pueblo no logran ponerse de acuerdo ni en un plan de lucha común ni en una respuesta unitaria ante las elecciones. Es responsabilidad inexcusable de los dirigen- tes políticos de la izquierda popular crear las herramientas necesarias para que la bronca del pueblo y su disposición a dar pelea por sus derechos no sea esterilizada por sus infan tiles y eternas divisiones.
La gravedad de los sucesos que se avecinan a marcha forzada marcará a fuego aquellas conductas que han privilegiado las pequeñas quintas ante las necesidades del pueblo y la nación y abrirá las puertas de nuevas organizaciones que posibiliten la unidad de todos los que somos víctimas de éste capitalismo agonizante.
2 abr 2009
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