22 abr 2010

SIGUE EL PARO DE ATEM

Tres años después del fusilamiento de Fuentealba, todo sigue igual
Sigue el paro de ATEN. Declaración de solidaridad con Quebracho

A tres años del fusilamiento del docente neuquino Carlos Fuentealba, la “justicia” de nuestro país pareciera que va camino a confirmar una vez más una triste historia de impunidad e injusticias. El 27 de abril comienza un nuevo juicio contra una organización popular, un nuevo juicio a la lucha del Pueblo Argentino. El Movimiento Patriótico Revolucionario Quebracho será sentado en el banquillo de los acusados imputado por su acción de repudio ante el asesinato del compañero Fuentealba, acción enmarcada en jornadas donde fueron miles en todo el país los que salieron a condenar en las calles este crimen. Todo esto, como si fuera un chiste de mal gusto, mientras el principal responsable de ese asesinato, el ex gobernador Sobisch, goza de la mayor impunidad y privilegios con que son beneficiados los poderosos en la Argentina.

Pero hagamos un poco de historia. Jorge Omar Sobisch gobernó como titular del Movimiento Popular Neuquino la Provincia de Neuquén por doce años. La primera acción de gobierno cuando asumió su segundo mandato en 1999 fue renovar el contrato de concesión con Repsol YPF hasta 2027 cuando aún faltaban 10 años para que venciera el vínculo original. El hecho marcó el rumbo que seguiría su gestión: construir una economía basada casi exclusivamente en la renta petrolera. Tuvo a su favor el precio creciente que registró el petróleo en los últimos años. Esto le permitió contar con presupuestos millonarios para administrar, y mucho dinero para invertir en sus proyectos personales. Pero eso no fue todo. Tuvo que conformar un grupo de empresarios de mucho poder económico, políticamente vinculados a su gobierno.

Entre ese pequeño grupo y el resto de la sociedad se erigió un abismo: en Neuquén, la brecha entre el 20 por ciento de la población más rica y el 20 más pobre, es de entre 25 y 30 veces, lo que según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo la convierte en una de las más desiguales del país. Los trabajadores del sector público, particularmente de educación y salud, que antes de los años 90 estaban considerados como los mejores pagos del país (aunque eso no signifique sueldos dignos) vieron desmoronarse año tras años sus ingresos. De ahí se explica el nivel de conflictividad de ambos en sectores con el gobierno. De ahí se explica los cortes de ruta docentes, entre ellos los del 2007 donde cayó herido de muerte Fuentealba.

Los niveles de corrupción de los últimos años de gobierno de Sobisch resultaron tan escandalosos como en la década menemista. Por eso, la “colonización” del Poder Judicial fue una obsesión que logró plasmar casi al final de su mandato para “cuidarse las espaldas” cuando el cargo no lo amparase. Hecho que en los últimos años se viene confirmando a partir del sobreseimiento dictado en la causa en la que se lo acusaba de intentar sobornar a un diputado para que acompañe la propuesta oficial de conformación del Tribunal de Justicia neuquino, acusación que contaba con una incriminatoria “cámara oculta” como prueba categórica. Impunidad que parece agravarse en el futuro ante el inminente sobreseimiento a Sobisch en la causa por haber “liberado la zona” en Plaza Huincul para que punteros disfrazados de obreros de la UOCRA reprimieran una manifestación docente en el 2006.

Como contracara de esta situación, a la Justicia argentina no le ha temblado el pulso a la hora de perseguir y encarcelar a compañeros del campo popular y en particular del MPR Quebracho. Organización que nace con sus principales referentes encarcelados, y que tras 14 años de innegable coherencia a la hora de luchar por los intereses de nuestra Patria y su Pueblo vuelve a sufrir como ya tantas veces un nuevo intento de criminalización.
Mientras Sobisch entregaba a las multinacionales el petróleo argentino, Quebracho era encausado por impedir una nueva ley de saqueo con firma kirchnerista. Mientras Sobisch se mostraba sonriente en los afiches de las calles porteñas, tratando de convencer que estaba "100% preparado" para ser presidente, Aníbal Fernández perseguía a Quebracho por esas mismas calles haciendo buena letra con el coro que exigía mas represión y seguridad.

En esta Argentina donde reina la injusticia y la más escandalosa impunidad, pareciera que una vidriera vale más que una vida. Que el premeditado fusilamiento público de un maestro ordenado por quien fue votado para defender los derechos es menos “judicializable” que la justa reacción de aquellos que no pueden soportar ver que se siga derramando sangre de nuestro pueblo.

Luego de tres años, las cosas siguen igual. La persecusión a los que luchan por justicia y dignidad persiste. Los podrosos descanzan en la impunidad. La criminalización de los pobres organizados se profundiza. Los trabajadores deben seguir saliendo a las calles para luchar por sus derechos.

Hoy como entonces, cuando Fuentealba estaba en aquella ruta 22, en Neuquén, la lucha de los docentes persiste. Hoy los trabajadores de la educación de Neuquén están nuevamente en paro y movilización.

Está en manos de todos aquellos que queremos otra Justicia para otra Argentina impedir que los compañeros de Quebracho sean condenados. También está en nosotros lograr que los asesinos y traidores paguen su culpas recibiendo el castigo que realmente merecen.

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