18 feb 2007

ARGENTINA: CASI 1800 TESTIGOS NO ACEPTAN PROTECCION - PESE AL TEMOR, NO CREEN EN LA POLICIA

Un nuevo juicio por crímenes de la dictadura está a un paso de comenzar en La Plata, y, a cinco meses de la de- saparición de Jorge Julio López, la preocupación del Estado está puesta en los testigos: sólo una de las más de 100 personas que se prevé citar a declarar aceptó la protección del Gobierno. Se trata del juicio al sacerdote Christian von Wernich, acusado de haber participado en tres homicidios, de la apropiación de una menor, y de 45 secuestros y torturas como capellán de la policía bonaerense. Las principales pruebas en su contra son los relatos de quienes estuvieron presos en esas cárceles clandestinas. Actualmente, varios de esos testigos admiten que tienen miedo, sobre todo luego de la desaparición de López y del misterioso secuestro de Luis Gerez, pero se niegan a ser custodiados. “Yo no puedo confiar en una policía en la que todavía conviven 9000 efectivos que estuvieron en los campos de concentración para que me custodie. Es meter al zorro en el gallinero”, dijo a La Nacion Carlos Zaidman, un taxista de 54 años que declaró haber conocido a Von Wernich en 1977, en la Brigada de Investigaciones de La Plata. “Claro que tengo miedo. No somos superhombres ni nos creemos más allá de cualquier temor –afirmó–. Lo que más miedo me da es que esta gente siga libre y que pueda organizar y ejecutar secuestros como el de López.” Este escenario se repite en otras causas. Sólo tres de las 1800 personas que, según el gobierno provincial, son testigos en las investigaciones por los crímenes de la dictadura en La Plata aceptaron protección policial. Así lo confirmaron funcionarios de la fiscalía especial de Derechos Humanos y del juzgado federal de Arnaldo Corazza, responsable, entre otros casos, de las investigaciones contra el ex comisario Miguel Etchecolatz, condenado el año pasado, y Von Wernich, cuya causa se estima que será elevada a juicio en las próximas semanas. Una vez que el tribunal tenga los 25 cuerpos del expediente en su poder,
citará a las partes para que ofrezcan sus pruebas y, si ningún trámite demora la causa, fijará de inmediato la fecha para el inicio del juicio. En el juzgado de Corazza relataron a LA NACION que ofrecen protección y asistencia psicológica a todos testigos de las causas de derechos humanos (sobre todo desde la desaparición de López, que había declarado contra el ex comisario Etchecolatz) y que, si bien una decena de personas consultó por el sistema de custodia, sólo tres lo pidieron. De ellos, dos tienen vigilancia de la policía federal, mientras que para el tercero todavía no se estableció cuál será el régimen de protección. Preocupación oficial En diálogo con LA NACION, el secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Edgardo Binstock, aseveró que la seguridad de los testigos es una preocupación para el Gobierno. Ya lo había advertido el presidente Néstor Kirchner cuando, por cadena nacional, exhortó a los
testigos de juicios por crímenes de la dictadura a solicitar custodia. "Les pido que acepten la protección que queremos brindarles para evitar otras heridas a nuestro pueblo", rogó el Presidente cuando Luis Gerez todavía estaba desaparecido. Ayer, Binstock afirmó: "Fomentamos permanentemente que quienes se sientan en peligro pidan la custodia, pero no podemos ejercer un seguimiento sobre quien no quiere. Son testigos, no acusados". El secretario de Derechos Humanos bonaerense relató que están trabajando en nuevos métodos de seguridad y que al menos diez testigos ya cuentan con un sistema electrónico para pedir ayuda ante una amenaza. Para Guadalupe Godoy, miembro de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y abogada de Julio López, "la única seguridad es terminar con la impunidad", saber qué pasó con Julio y qué pasó con Gerez, cuyo secuestro a fines del año último aún fue develado. "El problema es que aun cuando no sea una custodia
física, no existe un mecanismo de protección que deje afuera a las fuerzas de seguridad", sostuvo Godoy, y explicó que, por eso, muchos testigos prefieren buscar contención entre sus propios compañeros. Atender cada caso Gastón Chillier, director ejecutivo del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), coincide y cree que es necesaria una política de protección integral (física y psicofísica) de todas las personas vinculadas a los juicios. "El cálculo de que si hay 2000 testigos se van a necesitar 4000 policías es falso -dijo-. La protección no necesariamente debe ser policial. Hay que ver cuáles son las necesidades. " Chillier explicó que hay estándares internacionales sobre el tema, que establecen, por ejemplo, que se debe consensuar con cada testigo qué protección se le va a dar. En la actualidad, unas 250 personas que denunciaron haber sido víctimas de la dictadura reciben atención psicológica en el Comité para la Defensa de la
Salud, la Etica Profesional y los Derechos Humanos, entidad que cuenta con el apoyo de las Naciones Unidas. El 45 por ciento de sus pacientes son testigos en las causas de derechos humanos de La Plata, relató su director, el profesor Norberto Liwski. "Son gente que siente la necesidad de encontrar fortaleza y equilibrio emocional para cumplir con la alta responsabilidad de dar testimonio en estas causas sin que esto altere su vida personal", explicó el profesor a LA NACION. Liwski afirmó que es fundamental ser prudentes en las ofertas de protección y tener en cuenta la opinión de la gente para que no se sienta sometida a lo que otros deciden. "Ellos han vivido experiencias muy traumáticas en ámbitos institucionales del Estado. Lo ideal es que la gente misma proponga cómo quiere ser cuidada", sugirió. El número final de los testigos que declararán en el caso Von Wernich todavía no se conoce; se fijará luego de que cada parte ofrezca
sus pruebas, una vez que la causa haya llegado al tribunal oral. Por la cantidad de hechos denunciados, el cálculo de los investigadores es que no serán menos de 100 los testigos citados a declarar contra el sacerdote, que a los 67 años espera su juicio preso en la unidad de delitos complejos de la calle Cavia, en Palermo.

Por Paz Rodríguez Niell - De la Redacción de LA NACION

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