28 dic 2008

CARTA DE UN SACERDOTE A LOS CINCO CUBANOS ENCARCELADOS EN LOS EE.UU.

Desde Centenario -Provincia del Neuquén, Argentina- Rubén Capitanio, un hermano sacerdote católico, el cura del pueblo, el hermano sincero que te da su mano franca y solidaria, la palabra amiga que no calla la injusticia, la voz de los que no son escuchados, la actitud coherente con el verbo de Cristo, saluda con el corazón a los cinco antiterroristas cubanos prisioneros del imperio.
Gracias Rubén por permitirnos ser el medio que, a través del mundo, haga llegar tus palabras a nuestros cinco hermanos injustamente presos.
A los amigos y hermanos encarcelados por el imperio,
a sus familias,
a su hermoso pueblo
El Niño había nacido demasiado pobre en la marginación de un pueblo sometido por el imperio que se sentía gendarme del mundo…todo lo invadían para aprovecharse de todo y de todos. Con la excusa del bien y del mal, ellos decían ser los dueños del bien y por eso se sentían con derecho a hacer tanto mal.
El Niño había nacido bien, aunque en la miseria de un país ocupado, pero cosa extraña: mantenía su manito izquierda demasiado cerrada.
Su madre, una simple mujer del pueblo, joven y comprometida con la historia, había desafiado al poder de ese imperio y sus representantes locales y había decidido criar al Niño, por más que el imperio había mandado un espía vestido de color coca cola que llamaban papá Noel para hacerles creer a todos, que con los regalos que el viejito traía debían contentarse y resignar sus derechos al imperio que representaba.
Y el Niño como queriendo decir algo con sus ojitos vivaces pero llenos de lagrimas, mantenía su manito izquierda demasiado cerrada.
Su padre, un obrero de la madera, trabajaba de sol a sol y de noche concurría al sindicato donde con un tal Santiago apóstol reflexionaban que “los salarios que los ricos retenían a sus trabajadores estaban clamando al cielo”… que el capitalismo no era el sistema de los pobres porque no era un sistema generador de justicia, que los derechos como las obligaciones deben ser parejas para toda persona y para todos los pueblos.
Y mientras en la noche fría los poderosos de todo poder reunidos en torno a la mesa colmada de lo que le habían quitado a sus pueblos, planeaban cómo matar al Niño…
Un mensajero de rostro moreno y con alas bordadas de solidaridad le anunció al padre y a la madre que debían salvar al Niño porque el emperador de turno quería matarlo.
Ningún emperador soporta que se le oponga otro poder, pero mucho menos que este venga desde abajo, desde el pueblo, desde los pobres…de un pobre Niño y de un Niño pobre…esto era demasiado. Había que destruirlo.
Mientras tanto, el Niño comenzaba a dejar de llorar y a esbozar una sonrisa de esperanza. Pero no dejaba de mantener muy cerrada su manito izquierda.
La madre y el padre, decidieron salvar al Niño a cualquier precio. Emprendieron un difícil camino hacia la liberación y se encaminaron a una Isla pequeña en tamaño pero grande en dignidad.
El Niño seguía creciendo pero no dejaba de mantener su manito izquierda totalmente cerrada. Sus padres comenzaron a preocuparse porque intuían alguna malformación… pero a pesar de los intentos esa manito no se abría.
Pero como lo importante siempre es lo primero, se dedicaron a salvar al Niño y abandonar el imperio hacia la Isla prometedora de vida.
No era fácil la travesía, debían atravesar todo el territorio del imperio, pasar por la capital donde ahora un negro por fuera pero demasiado gringo por dentro, estaba por ocupar el principal sillón del imperio. Aprovechando este acontecimiento para pasar desapercibidos, al llegar a la capital del imperio, consultaron a un especialista por el tema de la manito izquierda tan cerrada. El profesional intentó de varias maneras y no lograba explicación científica al asunto.
Hasta que en un momento, el mismo Niño, con una amplia sonrisa en su rostro pobre, abrió por sí mismo su manito izquierda y de ella cayó un papelito escrito… al leerlo, los padres sonrieron cómplices pero el médico palideció de miedo… el papelito decía: LIBEREN A LOS CINCO !!!…
Fraternalmente Rubén Capitanio
Navidad 2008 – Neuquén – Argentina

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