La situación de inseguridad como la epidemiológica han venido para quedarse en nuestro país y la explicación de su origen es tan lógica que se torna ridículo disfrazar argumentos que quieran disimular el impacto.
Solamente un caradura puede asumir su defensa bajo un verticalismo depredador que se lleva nuestros recursos, calidad de vida y su alma.
Así una vez mas el oficialismo recurre e minimizar las consecuencias asegurando que son sensaciones o la excepción de la regla valiéndose del silencio o la mentira política.
Cuando hablamos de derechos humanos es de sentido común asegurar que preferimos diez culpables sueltos que un inocente encerrado, entonces, en estas condiciones de vida sucede que todos estamos condenados, inocentes y culpables, a vivir bajo el lema “sálvese quien pueda” y “vale todo”.
Los ministros responsables de cada área (Seguridad y Salud) no dan la cara, no se hacen cargo de sus responsabilidades como correspondería, no anuncian su plan de contingencia en este sistema de gobierno “Jefe Político” o proyecto de acumulación de riquezas tan difundido por la presidente y de cara al bicentenario.
Volvemos a depender del sálvese quien pueda, todo esta en crisis y/o colapsado, reina el silencio y la propaganda proselitista. Solo importan los votos y la permanencia. Nada de autoridad moral y ética.
En el marco de la calidad de vida que supimos lograr por estos tiempos los ciudadanos jugamos un rol necesario para su sustentabilidad. Es obvio y molesto repetir el apoyo por indiferencia ciudadana que le otorgamos a quienes criticamos, sin embargo, hoy tengo ganas de dirigirme a todos aquellos que rápidamente salieron a pulverizar a otra figura nacida de nuestro apoyo popular, Doña Susana Giménez, por ello les pregunto directamente y sin animo de caer en lo que siempre rechazo, la polémica sin sentido:
¿Acaso no existe la pena de muerte en Argentina, para cualquier ciudadano, supuestamente bajo este régimen democrático donde desde el gobierno se “priorizan” los derechos humanos pero en la practica estamos condenados a epidemias, abandono estatal y decisiones del victimario, impunidad y corrupción?
Realmente me parece más que patético observar como se hacen los boludos cuando les conviene.
Me recuerdan a los que antes saboteaban al gobierno de Alfonsin y ahora simulaban alabanzas ante su cadáver. “Fue un hombre honesto” exclamaban desde el verdadero asombro de jamás poder ni querer serlo de ninguno de ellos.
Nobleza obliga Alfonsin fue otro triste personaje de nuestra no menos vergonzosa historia que aseguraba: "Vamos a terminar con la inmoralidad en este pais", pero bueno “es lo que hay” ¿verdad?
JUAN VEGUE
7 abr 2009
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario