Por Luís Agüero Wagner
La Fiesta Inolvidable (1968) es una película de Peter Seller, que tendrá su versión libre en el Paraguay del Obispo Fernando Lugo, donde el jolgorio llevará el sello inconfundible del animador de los cumpleaños del dictador Alfredo Stroessner, el locutor y agente del NED (USA, fundación alternativa a la CIA) Humberto Rubín.
UNA ASAMBLEA DE DÉSPOTAS
Desgraciadamente para el Paraguay, país del cual el infortunio parece haberse enamorado, el gobierno está constituido por una asamblea de déspotas y tiranuelos, bon vivants y malversadores de donaciones a ONGs, que para colmo responden a embajadas extranjeras. Esto sólo hace que la tiranía sea aún más insoportable, porque como alguna vez dijo Napoleón Bonaparte, la peor tiranía es la de los subalternos. Lejos del cruel drama campesino en Paraguay, creado sobre todo por Monsanto, la mayoría de estos agraciados por el imperio, liderados por el ex animador de los cumpleaños del dictador Stroessner Humberto Rubín, se reunirá en breve para batir el record Guiness del consumo de carne asada, entre suntuosas bebidas y el jolgorio generalizado del nuevo gobierno, que en materia festiva no se queda a la zaga. LA FIESTA INOLVIDABLE El clérigo-presidente Fernando Lugo decidió hacer una previa a la Fiesta Inolvidable de Humberto Rubín el fin de semana, con un distendido almuerzo a los periodistas acreditados en la sede gubernativa, referentes de los mafiosos propietarios de medios ultraderechistas enriquecidos con la dictadura anticomunista en Paraguay, y venales agentes del imperialismo norteamericano. Fue en su residencia oficial Mburuvicha Róga. Del encuentro también participaron integrantes del conocido grupo de músicos argentinos "Los Nocheros", y el colmo de la obsecuencia para con los personeros de la mafia de los medios, el obispo les dedicó una serenata aunque sin muchas dotes de cantante. Sorprendiendo al mismo Presidente, se sumaron al almuerzo los músicos que integran el grupo "Los Nocheros"."Los Nocheros", quienes vinieron al país para ofrecer recitales, luego del asado y las ensaladas que compartieron las autoridades y sus invitados, cantaron tres músicas para los concurrentes mientras se servía el postre en medio de un jolgorio generalizado pagado por el erario público. Al final, el clérigo-presidente, con el ánimo menemista y maradoniano que le caracteriza, se sumó para cantar, entre risas, "voy a comerte el corazón a besos", vestido con una camisa negra de ao po´i y sus tradicionales sandalias, que utiliza por problemas circulatorios en las piernas y no por humildad como se difundió falazmente. La alegre recepción no será la primera ni la última en el nuevo gobierno paraguayo, que se muestra decidido a poner alegría a su gestión gubernativa, aunque un diputado opositor ya afirmó que tanto jolgorio en medio de tantos problemas hace parecer al país como en situación de "piloto automático". Apartado del drama de los hambrientos sintierras, el obispo se prepara así para participar del grotesco derroche de recursos en el asado organizado por el ex animador de los cumpleaños de Stroessner, Humberto Rubín. EL OBISPO Y LOS ENREDOS DE CLOUSEAU
En la cinta "La Fiesta Inolvidable" Peter Seller encarna a Hrundi Bakshi, un ineficiente extra hindú de películas que puso de cabeza a la producción de un rodaje cinematográfico. Su vida como actor se encontraba en un difícil momento; pero, por un error, llega a ser invitado a una opulenta fiesta organizada por el estudio. Este es el punto de partida para una serie de hilarantes gags. La inocencia de este invitado accidental se tendrá que enfrentar al modus vivendi hollywoodense: Drogas, alcohol, codicia, vanidad, sexo y racismo. Las torpezas del hindú durante la reunión son secundadas por un mozo borracho, que casi le roba el show al mismísimo Sellers, y un elefante bebé. Es evidente que tanto los políticos paraguayos como algunos personajes del director de cine Blake Edwards, comparten el talento esencial para amalgamar personajes capaces de crear situaciones desopilantes. Hrundi Bakshi, el extra que compone el genio de Seller en La Fiesta Inolvidable, tiene mucho en común con el obispo Fernando Lugo. Ambos fueron invitados por equivocación a fiestas paralelas, y ambos acaban envueltos en situaciones que jamás imaginaron. Improvisado político, Lugo inició su carrera a la presidencia de la república pidiendo la renuncia de los miembros de la Corte Suprema de Justicia de Paraguay, fijando esa exigencia como primer objetivo. Ahora en posición de primer magistrado, anuncia que tolerará que continúen los mismos ministros a los cuales pidió la renuncia, por lo que el cuento volvió a su primera página y el proceso político paraguayo está nuevamente en foja cero.
El presidente de la República, Fernando Lugo, vetó ayer mártes 14 en forma general la ley que plantea transferir 483 hectáreas de territorio asunceno a la jurisdicción de Lambaré, una transferencia que había prometido a sus partidarios durante su campaña electoral. Sin embargo, tuvo que ceder ante las medidas de fuerza de quienes serían perjudicados con el cumplimiento de su promesa, y la mutilación de distritos electorales. También prometió que.imprimiría austeridad a su gestión de gobierno, y sin embargo se pasa organizando campeonatos de karaoke con estrellas de la música internacional y preocupándose en encontrar un avión privado. Otra promesa fue repatriar a los paraguayos exiliados por motivos económicos, pero al parecer enviará a más trabajadores humildes al extranjero a buscarse el sustento, considerando los despidos masivos de funcionarios públicos que viene realizando, entre matanzas de campesinos sin tierra. Lo dijo Groucho Marx: la política es inventar un problema inexistente, hacer un diagnóstico falso y aplicar el remedio equivocado. De todas maneras, pudo haber sido peor. Basta con recordar los enredos de Clouseou en la saga de La Pantera Rosa. LAW
16 oct 2008
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