27 oct 2008

MOVIMIENTO TERESA RODRIGUEZ: ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN ACTUAL Y NUESTRAS PROPUESTAS PARA ENFRENTAR LA CRISIS CAPITALISTA

ARGENTINA: ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN ACTUAL Y NUESTRAS PROPUESTAS PARA ENFRENTAR LA CRISIS CAPITALISTA

Movimiento Teresa Rodríguez

TRABAJO - DIGNIDAD - CAMBIO SOCIAL
Con motivo de la presentación pública de la organización hermana recientemente creada MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA, que se celebra el 24 de octubre de 2008 en el Hotel Bauen de la Ciudad de Buenos Aires, nuestro Movimiento saluda el acontecimiento con la difusión del documento que enviamos, y que deja sentado lo básico de nuestra apreciación del momento actual y las tareas que según nuestro entender se desprenden de tal análisis.
A las compañeras y compañeros del Movimiento Izquierda Revolucionaria (MIR):
Un saludo fraterno en nombre del Frente de Acción Revolucionaria y del Movimiento Teresa Rodríguez.
Siempre será bueno celebrar la unidad de revolucionarios, mucho más cuando se trata de destacamentos que sentimos muy cerca y que hacen suyas las banderas de la lucha proletaria.
Y mucho más aún, cuando la lucha de clases –tanto internacional como nacionalmente- requiere y exige más que nunca la construcción de un partido de la clase obrera.
Los avatares de la lucha de clases y la profundidad de la crisis capitalista se desarrollan tan rápidamente que casi nada queda de aquel sueño burgués del "fin de la historia", de la "desaparición de la clase obrera" (o al menos de su centralidad), como de la inexistencia del imperialismo y sus correlatos materiales: la hegemonía norteamericana expresada en un mundo unipolar.
Hoy casi nadie discute ya que el mundo se encamina a una nueva correlación de fuerzas; que la llamada unipolaridad está severamente cuestionada. Lo que está por definirse es si ese nuevo diseño del mundo será a través de un tránsito pacífico o implicará nuevamente los horrores de una guerra abierta con el consabido costo y masacres para la clase obrera mundial.
Ya en agosto del año pasado el Comandante Fidel Castro alertaba sobre esta situación cuando comentaba un trabajo del coronel ruso Leonid Ivashov, donde éste concluía que una "alianza de civilizaciones (como) la rusa, la china, la hindú, la islámica y la latinoamericana" podía poner freno a la hegemonía norteamericana. Y remataba: este "es un espacio inmenso en el que podríamos crear mercados más equitativos, nuestro propio sistema financiero, nuestro engranaje de seguridad colectiva y nuestra filosofía" y su base ya tiene sustento en la organización de Cooperación de Shangai.
Desde entonces a esta parte, y fundamentalmente desde los sucesos del Cáucaso, la Casa Blanca asiste a una pérdida progresiva y decisiva de influencia en Asia Central a manos de Rusia que se completa con el empantanamiento en Irak y Afganistán (donde busca un acuerdo que les permita retirarse) y al mayor acercamiento de Alemania y China con Rusia.
El Cáucaso es vital, pues allí se define quién -o quiénes- manejarán la producción, refinación y transporte de la energía de la cual depende Europa.
A pesar de la cantidad de viajes (15) de Condoleeza Rice y otros funcionarios yankis al área en el último año, como de las declaraciones de John Negroponte el pasado 2 de octubre en su viaje a Azerbaiján, en el sentido de que "EE. UU. tiene intereses perdurables y profundos (y) que no se haría al lado para ceder el paso a Moscú, lo cierto es que hoy Bakú ha reducido sus compromisos con el oleoducto Bakú-Tiflis-Ceilán para volcar su producción al ducto Bakú-Novorossik.
En los ´90 el éxito de la administración Clinton de arrancar a Azerbaiján de la influencia rusa se basó en su peso geopolítico como en la construcción que hoy se comienza a abandonar.
Por su parte, Turkmenistán ya exporta cerca de 50 mil millones de metros cúbicos de gas a través de Rusia y ha dejado en manos de ésta el manejo de todas sus exportaciones hasta el 2025, comprometiéndose a aumentar en los próximos dos años a 60/70 mil millones de metros cúbicos el gas transportado a través de territorio ruso, dejando sólo el excedente para las compañías occidentales. Ashgabat también se ha comprometido a construir un gasoducto a Rusia a través de Kazajstán.
Siguiendo con esta línea, Rusia acaba de acordar -el 2 de septiembre- con Uzbekistán construir otro nuevo gasoducto con capacidad para transportar 30 mil millones de metros cúbicos de gas uzbeco y turcomano a Europa pasando por tierras rusas. Y por último, Rusia está terminando el ESPO, un ducto que arranca en la Siberia Oriental y termina en el Pacífico, con lo que China será uno de los principales beneficiados.
Todo lo anterior pone en duda la concreción del oleoducto Tabuco, con el cual EE.UU. pensaba llevar gas desde Azerbaiján a Europa a través de Georgia y un puerto en Turquía evitando (circunvalando) Rusia.
Es en este marco que deben colocarse tanto las declaraciones chinas como las de Mevdeved ante la presencia de la canciller germana Angela Merkel hace quince días al final de una reunión. Allí el Presidente ruso expresó que había llegado el fin de la moneda única y de la potencia única. Que era hora de diseñar una nueva arquitectura financiera y que para ello se debía convocar a Alemania, China, Francia y Brasil, dejando afuera a EE.UU. Inglaterra, el FMI y el BM. La presencia de Merkel a su lado era todo un peso a la definición.
China, por su parte, a través del Diario del Pueblo de septiembre, declaraba: "La diplomacia rusa coronó con éxito su tarea y con el telón de fondo de una creciente tensión con Occidente, Rusia fortalecerá aún más su posición en Asia Central, en el manejo del petróleo y en coordinar las posiciones de Rusia y esas naciones centroasiáticas sobre el tema transcaucásico".
Una cuestión interesante es que tanto Kissinger como Schultz (desde las páginas del Washington Post) criticaban la política de la Casa Blanca de alentar a los vecinos a una acción contra Rusia. Los resultados de la guerra con Georgia confirmaron los temores de estos dos tenebrosos personajes del imperio.
De la crisis financiera y económica seguramente hablarán con más detalles otros camaradas; sólo decir que es una crisis del capitalismo. Muy posiblemente una de las más graves en su historia y de la cual saldrá un mundo distinto al que hoy conocemos luego de atravesar grandes convulsiones sociales.
Desde ya que los magnates buscarán descargar el peso de la misma sobre las espaldas de las masas laboriosas y los pueblos de los países dependientes o coloniales, pero también es cierto que esta crisis abre una ventana a una acción independiente del proletariado inyectándole una vitalidad en la que cien años se resumen muchas veces en un día.
El hambre y la desocupación serán la moneda corriente en el globo. Y de que no es una crisis que se supera el año próximo, ni el otro, ni el otro y que la misma aterroriza a la burguesía lo da la medida implementada por la Casa Blanca estos días: ordenó desplegar su 3ra Brigada de Ejército en el territorio a efecto de "impedir cualquier perturbación social".
Las burguesías "latinoamericanas" - con la excepción de la "colombiana" - han "olfateado" la debilidad norteamericana y la posibilidad de un nuevo dibujo del mapa mundial y actúan buscando "morder" un poquito más de las migajas que les deja caer el imperio como socias subordinadas pero mostrando al mismo tiempo su total incapacidad para una acción independiente.
Una serie de hechos confirma esta aparente independencia: el último fue el llamado conflicto boliviano, donde por primera vez en décadas se deja afuera del tratamiento del mismo a la administración norteamericana. Otro es cuando el asesinato del Comandante Reyes de las FARC en territorio ecuatoriano. En esa línea se encuentra la convocatoria brasileña a constituir un pacto de defensa regional por afuera del TIAR así como la propuesta de Chávez de un banco y una empresa petrolera regionales.
Ni siquiera el acuerdo Venezuela-Rusia debe ser visto como el surgimiento - o presencia - de burguesías nacionales, sino que son contradicciones no cuestionadoras del capitalismo. Claro, la crisis obligará a muchos, si no a todos los llamados progresistas, a emplear cada vez más un discurso más radical.
La Argentina no está exenta de esta crisis. Los despidos, suspensiones y eliminación en varias industrias del tercer turno señalan claramente la tendencia dominante. El mismo hecho de que el gobierno convoque a los empresarios a no despedir trabajadores y a la burocracia a asegurar la inmovilidad obrera dan la pauta del carácter de la crisis.
Crisis que tiene que ver indudablemente con lo que sucede fronteras afuera, pero no sólo por ello. Quedó mostrado que el llamado "modelo" kirchnerista no era más que un parche que no resolvía ninguno de los problemas estructurales de la burguesía en la Argentina , que esos problemas habían comenzado a manifestarse mucho antes de la caída de las bolsas en el mundo como también lo erróneo de las posiciones sustentadas por intelectuales o corrientes populares en el sentido de que estábamos frente a un ciclo largo de expansión y estabilidad capitalista.
A pesar de lo que diga el gobierno, la realidad es diametralmente opuesta. Los casi 50 mil millones de dólares de reservas no son ningún blindaje. Lo muestra la decisión del martes pasado de volver a estatizar las jubilaciones. La medida no es para garantizar las jubilaciones -donde ni siquiera han cumplido con lo ordenado por la Corte- sino fundamentalmente para disponer de fondos para el pago de la deuda.
Impúdicamente reconocen que estaban subsidiando a las AFJP con 4 mil millones de pesos anuales ya que la timba financiera había evaporado las jubilaciones de millones de argentinas/os.
Mientras la obra pública está parada, se destinan 400 millones de pesos previstos para el plan "Techo Digno" a subsidiar a los vaciadores de Aerolíneas Argentinas lo que, sumado a las nuevas concesiones petroleras, como a la política minera, pintan el verdadero carácter del gobierno Kirchner y la burguesía local.
Se subsidia con cifras millonarias a bancos y grandes empresarios mientras el hospital y la escuela públicos se caen a pedazos; se intenta congelar los salarios y se condena a millones a sobrevivir con $150 mensuales.
La crisis empeorará las ya deterioradas condiciones de vida, lo que empujará a cada vez más sectores a la acción. El nuestro es un país en rebeldía y en estado de asamblea, aunque esa rebeldía y ese estado de asamblea se manifiestan aún fragmentadamente.
El movimiento piquetero, el producto más genuino y avanzado de la resistencia de los ´90, es también la muestra más acabada de lo que hay que superar en el movimiento popular: la fragmentación y el corporativismo.
Se hace imprescindible poner en marcha una fuerte organización popular de alcance nacional por el DERECHO A LA VIDA Y CONTRA EL HAMBRE Y LA DESOCUPACIÓN. A medida que la crisis se agudice se volverá más patente la brecha social entre una minoría cada vez más rica y una mayoría hambreada y enajenada de sus derechos más elementales. Es por ello imprescindible poner las fuerzas en construir una fuerte organización popular de alcance nacional que nuclee a trabajadores en actividad, desocupados, profesionales, intelectuales, movimientos territoriales, pequeños productores y comerciantes.
Ese Frente debe reunir a la inmensa mayoría explotada y oprimida. Es una fuerza formidable que puede permitir -a condición que los revolucionarios sepamos encontrar nuestra unidad y despojados de prejuicios forjar semejante Frente- un rompimiento revolucionario.
Para ello, nuestro pueblo cuenta con un importante acervo de luchas. El 2001 continúa vivo y las tareas que planteó aún están pendientes. Pero ni nuestro Bloque Piquetero Nacional, ni el Frente Contra el Hambre y la Inflación , ni el sindicalismo clasista contamos con la fuerza y representatividad suficientes para las tareas que demanda la hora.
Por ello, el llamado a la Constituyente Social adquiere un significado clave en este momento. Allí confluiremos la inmensa mayoría de los sectores y organizaciones que planteamos una salida popular, con nuestras consabidas diferencias. Concientes de los intereses y límites políticos de quienes hoy realizan esta convocatoria; pero también de que es la única posibilidad de poner en marcha una fuerza popular de alcance nacional en momentos en que el gobierno coopta todo tipo de resistencia para avanzar en una salida capitalista a la crisis. Y más, plenamente concientes de que la crisis planteará acciones y actitudes cada vez más confrontativas por parte de nuestra clase así como un programa de ruptura y salvación popular acorde al drama que vivimos, y que quienes no estén (o no estemos) a la altura de la exigencia quedarán (o quedaremos) en el arcón de los recuerdos. Debemos bregar también por la convocatoria a una nueva ANT, que permita reunir a los activistas más definidamente clasistas.
Está patente que son ELLOS (esa minoría de ricachones y sus políticos a sueldo) o NOSOTROS (la inmensa mayoría del pueblo trabajador).
Por eso, proponemos ganar las calles con el siguiente programa para enfrentar la catástrofe con que nos amenazan los capitalistas:
1) No al pago de la deuda externa. Ni un solo peso al FMI, al Club de París, a los bonistas o al BM mientras en la Argentina haya un niño con hambre.
2) Garantía estatal al empleo. Ni un solo despido.
3) Estatización de las empresas estratégicas y del Comercio Exterior.
4) Redistribución del Ingreso: ¡aumento de salarios ya! Universalización de los planes a los desocupados y jubilaciones con un valor igual al 82% móvil; congelamiento de alquileres, tarifas, servicios y de los alimentos de la canasta familiar tanto como de los medicamentos. Eliminación del IVA en estos productos. Energía gratuita para todos los hogares por debajo de la línea de pobreza.
5) Plan de Obras Públicas masivo a cargo del Estado (viviendas, escuelas y hospitales).
6) Desarrollo de Asambleas Populares en cada barrio, pueblo o ciudad que discutan y resuelvan una salida a la crisis.
Debemos alentar la realización de una Marcha Federal con este programa para antes de fin de año, luchando para la construcción de una corriente que bregue por la democratización de todos los espacios de lucha.
Al mismo tiempo, avanzar lo más rápidamente posible en el desarrollo de la unidad y/o coordinación de los destacamentos revolucionarios identificados con el marxismo/leninismo/guevarismo, como de un Frente Anti-imperialista.
Una organización de vanguardia ideológicamente consolidada con una fuerte influencia de masas capaz de desarrollar la propaganda y construcción de la ideología socialista a nivel de avanzada como de masas.
Un Frente Antiimperialista capaz de unir políticamente en las tareas políticas de transformación social y un frente de masas con un programa de ruptura, el único capaz de evitar la catástrofe que nos amenaza. Aprender a combinar estas tareas es nuestro mayor desafío.

Roberto Martino
Secretario General del Movimiento Teresa Rodríguez
Buenos Aires, 23 de octubre de 2008
Movimiento Teresa Rodríguez

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