Editorial El Roble 105, Octubre: “Del Davito al bonito de fin de año”
Llegó
octubre. En un contexto donde sigue el ajuste a la clase trabajadora,
se publicaron algunos datos de la inflación que parecen ser positivos:
Aranguren habló de un 0,2 % de inflación en julio respecto al año
pasado. Esta medición tiene por detrás el congelamiento del aumento del
gas para los hogares, congelamiento para los aumentos que hubo desde
abril pero que se descongelarán en octubre con un nuevo cuadro tarifario
que aún no fue difundido. Se sumará el incremento en la electricidad de
200%, y ni hablar del precio de los alimentos (subió un 9% el aceite)
que ya no es noticia. Es decir, que ese número de 0,2 no nos habla mucho
de la situación actual ni futura.
Los
planes del gobierno están en la línea de los grandes empresarios que se
reunieron en el “Davitos”: más flexibilización laboral, más inflación y
mayor libertad de acción para las empresas, a costo de las condiciones
de vida de la población y del riesgo ambiental en ascenso. Como ejemplo
solo basta nombrar el nuevo derrame de cianuro en el río Jáchal, que
tiene como responsable a la Barrick, empresa “sustentable” para la
burguesía.
Otro
elemento a destacar sobre las últimas semanas es la muerte de tres de
laburantes el viernes 02-09, en una construcción en villa Crespo, en la
línea 60 y en el INTA (ver nota central). Poco tienen que ver con
accidentes de trabajo y mucho de desinversión y falta de mantenimiento.
No son accidentes, porque cuando los empresarios tienen que ahorrar
dinero, sin perder ni un peso de sus ganancias, recortan por el lado de
los laburantes, no realizando los controles técnicos, aumentando el
ritmo de trabajo, no aceptando licencias médicas. Como se suele escuchar
en las fábricas, los compañeros están rotos.
Estos
son los palos en la rueda que le ponen los trabajadores al gobierno,
dejando su propia vida por culpa de los empresarios que lo único que
quieren es llenarse los bolsillos. Los palos los pone el gobierno, que
sigue reprimiendo a quienes salen a luchar, como sucedió en Neuquén con
un trabajador nucleado en UPCN quien fue baleado con balas de plomo por
la policía o como en Bimbo de Pilar, donde reprimieron a los
trabajadores que estaban peleando contra los despidos.
No
es casual que en las últimas semanas los medios estén plagados de casos
de inseguridad y la discusión de la justicia por mano propia una vez
más se ponga en el tapete. Si hay más inseguridad (nunca se habla de
cifras) entonces es necesario más fuerzas de seguridad en la calle. No
nos engañemos, los milicos en la calle son para combatir la organización
obrera y popular; y son quienes las más de las veces están metidos en
los negocios de la droga, de la trata de personas, desarmaderos o mandan
a robar.
En
esta situación, la CGT sigue amagando en llamar al paro general. Ya lo
dicen abiertamente: con un bono de fin de año y alguna migaja más, les
alcanza para quedarse en el molde. Quizás llamen a alguna medida antes
de fin de año o antes del 2019… en cualquier caso, querrán que sea un
paro “dominguero”, no quieren que los trabajadores nos organicemos. Es
tarea de todo el movimiento obrero combativo llevar discusiones en cada
lugar de trabajo, con movilización, con asambleas, para forzar a todas
las direcciones burocráticas a que llamen al paro nacional. Pero es
tarea también que esa medida vaya acompañada por un plan de lucha
nacional, y así mostrar que somos miles los que estamos cansados de las
políticas de hambre, del ajuste y de las políticas de represivas que nos
meten cuando salimos a luchar. Paro, plan de lucha nacional y
movilización son el camino que debemos andar los trabajadores para
defender nuestros intereses.
Equipo de El Roble.
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