30 ene 2017

FOGONEROS: LA RESISTENCIA MAPUCHE REAFIRMA EL CAMINO


Nadie duda de lo que se viene para este año, un profundo empeoramiento de las condiciones de vida para todo el pueblo trabajador. El año arrancó con el aumento del 8% de los combustibles, le siguen el del gas (27%), la luz (36%), el agua (20%), peajes (120%), alquileres (25%), el transporte... Además, todos estos aumentos impactan en los alimentos, la vestimenta, los elementos básicos para la población. Mientras ésta es la realidad, el presupuesto nacional votado por el PRO y la supuesta oposición kirchnerista- masista proyectan una inflación del 17% para todo 2017. Las consultoras más amigas del gobierno dicen que la inflación va a rondar entre un 20 y 25% (lejos del 17% oficial), mientras que las más realistas hablan de que va a superar el 30%.

Jorge Triaca -Ministro de Trabajo- le pide al pueblo trabajador que “entienda” a las empresas cuando se deshacen de sus empleados. Que “entienda” que las inversiones sólo van a llegar al país, si los grandes capitalistas tienen luz verde para arrasar nuestros montes y tierras, y a su vez para super-explotar a la clase trabajadora destruyendo los convenios colectivos de trabajo.

¿Qué significa esto? Que los patrones (estatales o privados) van a intentar cerrarnos las negociaciones paritarias con ese techo inflacionario (17%) y que los trabajadores paguemos su crisis con peores condiciones laborales, bajos salarios, sin convenios colectivos...

Para enfrentar los planes de este cogobierno entre el PRO, el Masismo y el Kirchnerismo, que defienden y administran los negocios de las multinacionales y los bancos, se presentan dos caminos.

Uno es luchar en el marco de lo que la institucionalidad del sistema permite: criticar el sistema aceptando los límites de las reglas de juego que nos imponen, poner expectativa en que el cambio vendrá de la mano de candidatos honestos y de izquierda, negar o poner paños fríos a la confrontación y la lucha abierta contra los opresores, llevar los reclamos y las luchas del pueblo al parlamento para sacar algún proyecto de ley... ese camino largamente experimentado por el reformismo ya sabemos a dónde nos lleva, a la de perder y desviar nuestras energías, a recorrer los interminables pasillos de la burocracia persiguiendo la ilusión de que se puede humanizar al capitalismo, o que se lo puede debilitar sin golpearlo... definitivamente ese es un camino que conduce a la derrota de la clase trabajadora.

El otro camino... 

La resistencia mapuche, de uno y otro lado de la cordillera, reabrió en nuestro país la discusión sobre el camino que debemos tomar los pueblos oprimidos para conquistar nuestras demandas. Algunas comunidades vienen recuperando su historia y en ese camino también sus tierras, usurpadas por terratenientes multimillonarios protegidos por todos los gobiernos.

La solidaridad con las comunidades no se hizo esperar y fuimos miles que salimos a la calle a manifestarnos. Pero en estas convocatorias volvió a plantearse el problema sobre el camino a seguir... algunos sectores convocaban a movilizar pacíficamente y sin banderas, sectores funcionales al kirchnerismo y la falsa oposición que como saben que pueden ser el recambio del macrismo quieren lavar la lucha, y quitarle todo el contenido histórico que las comunidades le vienen dando.

Pero estuvimos quienes planteamos en las calles la reivindicación que, al igual que la resistencia de algunas comunidades de los pueblos originarios, las trabajadoras y los trabajadores ocupados, precarizados y desocupados, compañeros y compañeras que vienen defendiendo los bienes comunes, donde estuvieran todas las banderas que no se bajaron con ningún gobierno.

Mientras que algunos piden que nos movilicemos pacíficamente, los opresores, los que se creen dueños de todas las cosas, descargan toda su violencia contra el pueblo. Para infringirles derrotas a nuestros enemigos, para terminar con su violencia contra nuestras vidas, nuestra tierra, nuestros bienes comunes, necesitamos desarrollar la lucha en todos los planos que sean necesarios, pelear con todas las herramientas que tengamos en nuestras manos. Se nos plantea con mucha claridad, ante todo esto, que no alcanza con reclamarle al Gobierno la vigencia de nuestros derechos. No es suficiente esto, no se resuelven nuestros problemas sólo por levantar un programa político.

Para combatir y derrotar al capitalismo y a quienes lo defienden, lo que necesitamos, como lo vienen demostrando sectores del movimiento piquetero que no transaron, como lo hacemos miles de mujeres y hombres del pueblo trabajador enfrentando la violencia patriarcal en las calles, como lo hacemos en las fábricas, escuelas, hospitales, defendiendo nuestros intereses, enfrentando a los patrones y los funcionarios, y como lo hicieron nuevamente las comunidades mapuches: ir en el camino de unir las luchas, unir a los que pelean verdaderamente contra el sistema capitalista, unir nuestras banderas desarrollando el poder del pueblo. Ir por ese camino consolidando la autodefensa popular en sus más diversos planos, lo cual significa asumir que debemos enfrentar a nuestros enemigos y hacerlo con la disposición y el convencimiento de que podemos ganar. En ese camino, al calor de las luchas, de los enfrentamientos, es imprescindible la unidad de los revolucionarios y la construcción de la organización revolucionaria.

Masivamente en el pueblo se profundiza el descreimiento en la democracia de los ricos, en todas sus instituciones, y nuestra obligación es organizarnos juntos para construir y desarrollar el poder del pueblo que vaya sentando las bases de un gobierno que exprese nuestros intereses. Se hace cada vez más necesario, más urgente, unir todos los puños en uno sólo que golpee definitivamente a los poderosos, y construir una sociedad donde nuestro pueblo se libere de toda la humillación y explotación a laque nos somete el capitalismo.

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