6 nov 2006

LA BATALLA DE OAXACA

México DF.- Mientras los oaxaqueños se disponían, siguiendo las tradiciones renovadas año con año, a pasareldía en los cementerios compartiendo comidas, flores, penas y alegríascon sus muertos, el “operativo Juárez 2006” se echaba a andar en torno ala Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO).Igual como en Irak se aprovecha el Ramadan para lanzar operativosmilitares que intentan aprovechar la desprevención de la resistencia, enOaxaca el día de muertos con sus ritos y la desmovilización general porun largo feriado (del 1 al 5 de noviembre) fue el momento elegido paraapoderarse de lo que los mandos militares, después de haberse aposentadoen el zócalo (la plaza central), han considerado el bastión central deactividades de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO).
El tratamiento del conflicto, que con muchas dificultades había logradomantenerse los meses anteriores dentro de los marcos políticos, registródesde el 28 de octubre un vertiginoso desplazamiento hacia el ámbitomilitar, anunciado después de una oscura jornada en la que grupos defuerzas irregulares, presuntamente vinculados al gobernador Ulises Ruiz, se movilizaron para construir un escenario de violencia desordenada eincontrolada, capaz de justificar la presencia de la Policía FederalPreventiva (PFP), cuerpo policiaco-militar creado para fines deseguridad interna con un estatuto, por cierto, inconstitucional. Lainteligencia militar, bajo el mando directo de los altos mandos delCentro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) que conforman elEstado Mayor (o Comando Conjunto), se hace cargo de Oaxaca a partir deesos incidentes (que causaron la muerte del periodista estadounidenseBradley Will, entre otros), convirtiendo una disputa política en asuntode seguridad nacional, para el cual se diseñan operativos de guerra.El operativo puesto en práctica es definido por el Ministro deGobernación como “de ocupación” y en él trabajan conjuntamente la PFP yla Agencia Federal de Investigaciones (AFI), homóloga del FBInorteamericano, mientras la Armada y el Ejército se colocan en posiciónde poder intervenir (con tropas preparadas en la región militar y en lascostas) y se mantienen vigilantes.Tomar el zócalo fue el primer propósito de una estrategia pensadaaparentemente en forma de estrella que una vez que toma el centro sedespliega en líneas de irradiación hacia las periferias y hacia fueradela capital, donde evidentemente están las raíces y asientos másprofundos de un movimiento emanado de los pueblos de Oaxaca.Paradójicamente el operativo no se dirigió a la desmovilización de losgrupos irregulares responsables de la confusión y muertes del día 29sino que se orienta directamente a los lugares donde la APPO manteníapresencia pública.El primer objetivo consiste entonces en desmantelar las posiciones en elzócalo y en deshabilitar los medios de comunicación con que los pueblosoaxaqueños se comunicaban entre ellos y con el mundo. Pero así como enIrak falló la operación quirúrgica planeada por el Pentágono, aquí latoma del zócalo sólo desplazó espacialmente a lo que nunca ha sido ungrupo de dirigentes sino todo un pueblo movilizado. El primer error deprevisión en este operativo es que, al ser concebido en términosmilitares, identifica al enemigo como un ente fijo y delimitado cuandosu carácter es difuso, extendido, entramado e impersonal porque tienepersonalidad colectiva y no individual. Los asientos de la APPO sedesplazaron creando una especie de franja alrededor del zócalo que enalgún momento hizo pensar en una imagen de cercadores cercados, pero queen realidad se disgregó en toda la ciudad recreando su territorialidadde acuerdo con las nuevas circunstancias.En un sistema de redes como el que genera una organización comunitariade larga maduración la distribución de roles es una derivación de lasrelaciones cotidianas y las dirigencias cuentan con una validación queno emana de las circunstancias sino de su historia en la comunidad. Losmedios de comunicación también son diversos y transitan por loscircuitos familiares o vecinales. No obstante las radios comunitarias,que han probado su importancia estratégica en circunstancias de luchasdesatadas como la guerra del gas en tierras bolivianas, han sidofundamentales para la organización logística en los momentos decisivos.Por eso el siguiente objetivo del operativo militar era el campusuniversitario, espacio privilegiado del debate de ideas y lugar donde,después de las ofensivas contra los otros medios de comunicación enpoder de la APPO, seguía funcionando radio universidad como radio APPO.Blanco apetitoso porque en un mismo golpe permitía atacar a launiversidad pública, al pensamiento libre, al régimen de autonomía delque gozan las universidades públicas, cancelar uno de los espacios derefugio de los miembros de la APPO y, como premio a la labordesempeñada, destruir radio APPO.Pero un gobierno que deja de escuchar al pueblo y lo menosprecia esincapaz de entenderlo y controlarlo cuando éste se ha decidido a pelear.En un nuevo intento fallido la PFP, con apoyo de la AFI y la policíalocal, se volcó sobre la universidad justamente el día de muertos. Enuna larga, angustiante y combativa jornada, en la que las autoridadesuniversitarias encabezadas por su Rector salieron en defensa de lasensatez, la democracia y la autonomía universitaria, la UABJO logrórepeler el ataque que terminó en la retirada de las fuerzas de seguridaddel estado.Rociados sin descanso con gases lacrimógenos y gases pimienta, amagadoscon tanquetas y balas perdidas, los oaxaqueños dentro y fuera de launiversidad dieron una pelea que no había sido prevista por los altosestrategas del Estado Mayor. El trabajo de coordinación realizado porRadio APPO (radio universidad) mantuvo permanentemente informado almundo del avance de los acontecimientos y permitió no solamente orientara los combatientes del pueblo sino articular el apoyo nacional einternacional que colocó a Oaxaca al nivel de alerta mundial.Vecinos sin nombre aportaban vinagre para disminuir los efectos de losgases, arrojaban gasolina o excrementos a las tanquetas, proporcionabanlinternas o alimentos, informaban de los movimientos de la PFP y elresto de los participantes en el operativo, colocaban las barricadaslevantadas por los trascabos... Fue el pueblo de Oaxaca, anónimo yhumilde pero investido todo como APPO, quien derrotó a las fuerzasrepresivas de élite y defendió su universidad y su dignidad.Y mientras todos corrían con las tradicionales bombas molotov o unoscohetones de fabricación artesanal radio APPO, instalada en el corazónde la UABJO, no paraba de transmitir.Difícil momento para la transición de poderes en México: la lucha delpueblo oaxaqueño va trasminando hacia el resto del país porque en ningúnlugar faltan causas; la experiencia comunitaria se reproduce, conestilos propios, en cada región; el presidente saliente ha dejado degobernar; el presidente que llega carece de legitimidad por ser productode un fraude no desmentido.Por otro lado, las reformas estructurales faltantes, entre las quedestaca la desregulación que permita la integración energética deAmérica del Norte, sólo pasarán en el Congreso con el acuerdo de unamayoría que el Partido Acción Nacional (PAN) no tiene y no lograconstruir. Las presiones de Estados Unidos y los organismosinternacionales sobre un presidente emanado del proceso electoral máscuestionado desde que se expulsó del país a Porfirio Díaz en 1910provocan aparentemente un nerviosismo en las altas esferas de lapolítica en el país que se expresa en chantajes, oscuras componendas ytorpezas. La militarización de la frontera norte cierra muchas válvulasde escape y el 1° de diciembre, fecha del traspaso de poderes, se acercacomo espada de Damocles mientras el presidente Fox prefiere abandonar elpaís a su suerte y se va de gira. Y ante tal desgobierno Ulises Ruiz,gobernador ampliamente repudiado, lanza su mayor ofensiva contra la APPOy el pueblo de Oaxaca para quedarse en el poder.Difícil pero urgente momento para parir otra historia. Esa que lascomunidades de Chiapas nombraron y hoy protagonizan los pueblos deOaxaca contaminándolo todo de dignidad y esperanza.

FUENTE: Ana Esther Ceceña - ALAI AMLATINA

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