30 ago 2009

MOVILIZACION EN MATHEU POR BRUTAL CASO DE GATILLO FACIL

Estimadas/os compañeras/os:
El 21 de agosto pasado a media noche el policía Omar Brítez (37) entró sigilosamente a la casa de su ex mujer en el barrio escobarense Lambertucchi. Conocía bien la casa pues había vivido en ella hasta la separación dos años antes, y por eso no prendió la luz. Fue hasta el cuarto donde su ex esposa y el la pareja actual de esta se encontraban durmiendo. En penumbras comenzó a disparar sus dos armas acondicionadas con silenciadores apuntando hacia la pareja. En la cama quedó tirada su ex esposa, Cecilia Verón. El muchacho que estaba con ella, muy malherido, alcanzó a salir a la calle y allí fue rematado cobardemente por la espalda. Murió en el acto. Después de los balazos, el policía asesino se subió a su auto y decidió entregarse no en Escobar sino en Matheu, donde tiene policías amigos. La chica está grave y conectada a un respirador.
Todo ocurrió en la casa ubicada en Tapia de Cruz al 2500, del barrio Lambertuchi, en Escobar. Los disparos se escucharon a la 1.25 y los vecinos salieron a la calle a ver lo que había sucedido. Lo primero que observaron fue a un hombre que escapaba y a otro tirado en la vereda. Al principio pensaron que se trataba de un asalto, pero alguien identificó a Benítez y ese dato alcanzó para revelar que se trataba de un drama pasional.
“La mujer recibió cinco proyectiles y tiene los pulmones muy comprometidos. Al hombre le dieron siete balazos, la mayoría de ellos en el abdomen”, explicó a Clarín una fuente de la investigación.
Cecilia Verón había estado casada con Brítez. Tienen un hijo de seis años. Hace dos que se habían separado, pero él no la dejaba tranquila y la amenazaba permanentemente. Varias veces, el policía tuvo arranques violentos y por eso, según explicó la familia de la víctima, lo denunciaron y lograron que se le prohibiera acercarse al domicilio.
El muchacho asesinado se llamaba Hernán Ibiris y salía desde hacía más de un año con Cecilia Verón. Según los vecinos y amigos de las víctimas, Brítez no soportaba que su ex mujer estuviera con otro. Hernán era un muchacho muy querido en el barrio.
“Estaba loco, la amenazaba y por eso lo habíamos denunciado. A menos de un metro de Cecilia dormía su propio hijo, que se quedó llorando después de los disparos”, explicó Gabriel Verón, hermano de la mujer herida, al Diario de Escobar.
El dormitorio donde se encontraban las víctimas quedó con marcas de balazos en la pared. Un gran armario, que es lo único que separa ese ambiente de la habitación del nene, también quedó con las marcas del ataque.
“Después de que terminaran las pericias, limpiamos todo porque en esta casa hay otros nenes (también viven tres chicos que Verón tuvo con una pareja anterior). Esto fue un baño de sangre, mirá cómo quedaron las sábanas…”, repetía Gabriel.
La causa quedó caratulada como “homicidio calificado y tentativa de homicidio calificado” y en el caso interviene la fiscal de Escobar, Paula Galliotti.
Brítez tenía una tecnicatura en pericia científica y trabajaba como teniente en la Policía Bonaerense en Campana. Después del crimen, Brítez se subió a su auto y fue hasta la subcomisaría de Matheu, donde se entregó. A los policías que lo atendieron les dijo lo que había hecho y les dio su arma reglamentaria, que ya no tenía ni una sola bala en el cargador.
Hoy, domingo 30 de agosto los familiares y amigos de Hernán y Cecilia después de una misa en la parroquia de Matheu se dirigieron hacia la subcomisaría de esa localidad a expresar su bronca y reclamar justicia.
Es que TODOS sospechan que Britez no actuó solo pues hubo vecinos que vieron a dos personas más en el auto del policía esa noche. Temen que la cadena de encubrimientos termine dejando a Brítez libre de culpas o que se le aplique una condena leve por alegar “emoción violenta” o algo parecido. Por otra parte, les resulta altamente sospechoso el hecho que el asesino se haya entregado en la subcomisaría de Matheu, famosa por la gran cantidad de hechos de violencia, apremios a jóvenes y corrupción protagonizados por los efectivos de ese destacamento. Creen que la policía de esa localidad le brindó alguna forma de apoyo y protección a Brítez.
El dolor que embarga a las dos familias es inconmensurable, y por eso piden están pidiendo apoyo a TODOS. Dicen (y tienen razón) que cuanta más difusión tenga el caso y cuanta más gente concurra a las movilizaciones menos probabilidades tendrá el asesino de salir impune.
La agrupación docente Almafuerte por supuesto estuvo hoy junto a las dos familias, y se puso a disposición de todo lo que necesitaran. Les presentamos a la afamada Doctora María del Carmen Verdú de la CORREPI (organización de derechos humanos dedicada a casos de policías de gatillo fácil).
El martes los familiares y amigos harán una reunión con Almafuerte y otras organizaciones sociales para impulsar una movilización en reclamo de JUSTICIA, a la que pedimos que asista la mayor cantidad de gente posible para que el caso no quede impune.

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