31 ago 2007

31 DE AGOSTO: A 56 AÑOS DEL RENUNCIAMIENTO DE EVITA

31 de Agosto: a 56 años del Renunciamiento de Evita
Una controversia histórica significativa
Por Lido Iacomini
Director Revista Desafíos
A mediados de 1951. lo que es decir en los finales del primer período del gobierno peronista, la situación política había entrado en una fase turbulenta. La proximidad de las elecciones – Noviembre de ese mismo año- agudizó las contradicciones: la oligarquía tradicional sabía que no podía ganar las elecciones legitimamente y conspiraba abiertamente, acudiendo a los militares de su casta, alentándolos a dar un golpe de Estado. Importantes sectores de la clase media “padecían” un deslumbramiento creciente con la “modernidad” norteamericana, es decir con el ascenso del nuevo imperialismo de la época. Aunque fuese transitoriamente, probritánicos y proyankys se unían frente al enemigo común, el gobierno peronista.
Pero incluso algunos sectores de la industrialista burguesía nacional, quienes se vieron favorecidos altamente por el proceso abierto en Octubre de 1945, pasaban a la oposición en busca de un mayor disciplinamiento del movimiento sindical y un recorte de las conquistas (que ellos consideraban abusivas) conseguidas por el peronismo para el mundo obrero y popular.
Las reuniones golpistas en algunas residencias de militares que luego fueron famosos gorilas (como el Gral Menéndez) reunían a éstos con políticos conservadores, demócratas progresistas, radicales y socialistas, desde Repetto y Ghioldi hasta Arturo Frondizi, funcionales en ese período a los intereses oligárquicos.
El movimiento popular, principalmente la clase obrera, era conciente del papel que le cabía en la defensa de su gobierno, se movilizaba para enfrentar a la oligarquía y en la perspectiva electoral buscaba reforzar su papel. No era el perfil de Hortensio Quijano (el 1º Vice de Perón) lo que buscaba como dirigente: Eva Perón era la candidata natural de todos los desposeídos para la vicepresidencia. Prepararse para el más que probable endurecimiento de la confrontación implicaba destacar a sus dirigentes más seguros y combativos.
Precisamente por eso Eva era el centro demonizado de la propaganda antiperonista. Sus orígenes, como humilde y como actriz, eran suficientes para su condena moral. Su odioso discurso contra los poderosos la convertían en inaceptable. Era lo más emblemáticamente plebeyo y por ello mismo condenable para la oligarquía, para quien Eva era como una provocación viviente.
En agosto de ese año 1951 el movimiento obrero organizado la propone para vicepresidente. Perón no se pronuncia y se llama al Cabildo Abierto del Justicialismo para el 22 de Agosto. Jornada memorable, no sólo porque la colmada Av. 9 de Julio contenía a mas de 1 millón de personas (sobre una población total de 18 millones en esa época) sino porque se convirtió en una expresión notable y paradigmática de una democracia popular, indudablemente superior a la mera democracia parlamentaria.Verdadera asamblea popular donde el pueblo congregado dialoga y “discute” con sus dirigentes. Una y otra vez vuelven Perón y Eva durante horas, pero el pueblo allí reunido no ceja en reclamar que Eva sea vice. El pueblo se retira recién cuando,ya de noche, Eva promete reconsiderar su posición y pide tiempo para tomar la decisión.
La oposición segura de su derrota electoral, se une en una feroz campaña de desprestigio, haciendo centro en la candidatura de Eva. El frente militar estaba quebrado y los conspiradores habían logrado sumar al Gral. Lonardi y otros indecisos.
9 días después del Cabildo Abierto, un 31 de Agosto de hace 56 años, Eva renuncia a los honores pero no a la lucha, que no abandonará hasta su temprana y malhadada muerte.
La resolución, adoptada seguramente por Perón, de no llevar a Eva en la fórmula, fué eminentemente política y contrarió la voluntad mayoritaria del pueblo peronista. Lo decisivo fué la necesidad de quebrar el frente opositor y no el problema, grave, de la enfermedad de Evita, para aflojar la presión que implicaba sostener la candidatura de Eva. No se puede ignorar que un mes después se produce la intentona golpista encabezada por el Gral Menéndez. La oligarquía y sus aliados circunstanciales fracasan. Lonardi y otros generales le habían retirado el apoyo al golpe.
Estos son los acontecimientos que abonan la discusión. Una corriente que podríamos denominar “evitismo” sostiene que Perón sacrificó a Eva, eligiendo el camino de la no confrontación, realizando concesiones a la llamada oposición democrática, desalentando ala participación y movilización popular, relegando a los trabajadores a un papel de apoyo pasivo. El rumbo del Cabildo Abierto- con la elección de Evita- profundizaba el proceso político hacia la confrontación y erigía a la clase trabajadora en el elemento más decisivo e influyente de un proceso revolucionario. Lo más suave que se podría decir es que es “incómodo” el papel que le asignan a Perón.
Esta posición tiende a remarcar con trazo grueso las diferencias -que no cabe duda existieron- entre Eva y Perón. Pero principalmente no tiene en cuenta que si fué posible la existencia misma de Eva -ergo,que si el protagonismo obrero y popular existió- es porque la conducción política del proyecto nacional y popular se asentó en una ancha base social que concibió el Gral Perón. Eva misma lo reconoce -y no considero válido rebajarlo a una cuestión sentimental o de pareja- cuando manifiesta con claridad indubitable su adhesión al papel de conductor máximo del líder, expresión nítida de los alcances y límites del proyecto nacional democrático en marcha.
La especulación sobre lo que hubiera sucedido si Eva aceptaba la candidatura a vice -si bien es una causa abstracta en el sentido legal del término- es válida siempre y cuando no sea usada como arma en la lucha facciosa en el campo popular, sino como contribución al debate y al análisis político.
Perón dejó que se realizara el Cabildo Abierto y que corriera la presentación de la candidatura de Evita, como forma de medir la correlación de fuerzas politicas y militares. Esto pareciera indicar que estaba dispuesto a respaldarla si veía que las fuerzas se acomodaban a favor de este rumbo. Perón evaluó que no era así. El fracaso del Gral. Menéndez con su intento golpista pareciera darle la razón.
Pero yo creo que hay que considerar que la evaluación de Perón se ceñía a criterios militares y políticos que mantuvo a lo largo de su vida. Nunca consideró seriamente la posibilidad de que el pueblo se enfrentara, bajo su conducción, a las FFAA. Midió lo militar en el campo de los militares y la movilización popular como parte de la lucha y la confrontación política. Las controversias con Cooke en el perìodo de la Resistencia van en esa dirección y posteriormente el límite a los planteos insurrecionales condenaron los esfuerzos militares de las guerrillas peronistas al foquismo. Por supuesto si afirmo esto es porque creo más en las medidas prácticas efectivamente adoptadas bajo su conducción, que a algunos y ocasionales (en el amplio sentido de éste término) discursos más radicalizados.
De todas maneras el “evitismo” resurge y resurgirá cada vez que la confrontación se endurezca, que se agudice la lucha de clases, como expresión más radicalizada del movimiento popular.
Pero en la medida que, una y otra vez, sea posible volver a analizar y sacar lecciones de la experiencia histórica, habrá mejores condiciones para resolver esa tensión existente entre lo masivo y amplio con lo radicalizado y profundo, entre el espectro no proletario con los trabajadores y marginados, es decir entre lo táctico y lo estratégico de un proyecto revolucionario emancipador y un deseado horizonte socialista.
Nota: Para profundizar en el tema y en el conocimiento histórico de éstos sucesos recomiendo recurrir a Norberto Galasso: Perón, tomo II página 565 en adelante, Edit. Colihue.

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