Los mendocinos que accedemos a los diarios tenemos que leer cosas como éstas: "El Presidente conoce mis intenciones de ser gobernador". La frase le pertenece al contador-senador Celso Jaque, quien, convencido de que para ocupar tan alta magistratura debe "pedir la mano" de la dama que pretende (la sociedad mendocina), y siguiendo este camino deja de lado el más aconsejable, que en los tiempos que corren es ganársela. El conocimiento de la historia política de los argentinos nos indica que a fines del siglo XIX y principios del XX, era un grupo de notables ubicado en la cúspide del poder político el que otorgaba el permiso para acceder a las más elevadas posiciones del Estado, y todo aquel que aspirase a sentarse en esos disputados sillones debía previamente recorrer el "besamano" de los notables. Pasado el tiempo, a esto se lo conoció como la era de los gobiernos oligárquicos.En el primer cuarto de siglo XX, algo y alguien irrumpió en la política argentina. Aquel alguien, sin pedir la mano a los notables se ganó el corazón de la dama codiciada, y aquélla (las masas argentinas) se arrojó en sus brazos. El fenómeno es conocido como la democracia política y el Yrigoyenismo.Muerto el viejo caudillo radical, otro personaje que aún muchos nombran (en encuesta rencientemente publicada los argentinos responden que el mejor presidente de la historia ha sido el general Perón) se instaló en el seno de la solitaria dama. Pero esta vez la escena es más descocada: quien tomó la iniciativa fue ella. Los tiempos habían cambiado.
Esto y otras cosas se aprenden leyendo libros, pasión que aparentemente no se encuentra entre las que cultiva el senador Jaque, que insiste con aquello de pedir la mano a los notables, y sobre todo, al más notable de todos. Quizá deja los libros de lado por aquello que decía un personaje de Roberto Arlt en Aguafuertes Porteñas: "No conozco un solo hombre feliz que lea".En la misma nota publicada por Los Andes el día lunes 26 de febrero de 2007, el mismo entrevistado dice que "es difícil saber con qué radicalismo hay que hablar" en el marco de la Concertación, y entonces sí, suena la alarma. Parece que tampoco lee los diarios. Cualquiera que lea, vea televisión, escuche la radio o a sus semejantes en cualquier café, sabe que el gobernador Cobos y los cobistas están en un acuerdo con el presidente Kirchner y los peronistas. Los peronistas, de puro leer los diarios saben que hubo un radical que les dijo "ratas" (Roberto Iglesias) y que es con quien no hay que hablar.Sin embargo, nuestro entrevistado, este asunto tampoco lo tiene claro. Cuando se le pregunta cuál es la diferencia con el actual gobierno provincial dice que él pondría "énfasis" en el tema seguridad, frase que podría repetir sin ningún tipo de compromiso el demócrata De Marchi, el legislador Cassia, cualquier menemista sobreviviente, López Murphy, cualquier radical de cualquier línea, una señora de barrio. Claro que esta última diría: "Esos políticos que ganan tanta plata deberían saber cómo hacerlo". Pero decir el qué y el cómo sería dejar los lugares comunes, y entonces lo obligaría a plantear con claridad un modelo de provincia, de desarrollo minero y medio ambiente, ley del suelo, salario docente, funciones del Estado frente a la desnacionalización de la economía provincial, la inserción de la provincia en un proyecto regional, etc., etc., pero esto ya entraría en el terreno de la seducción de las grandes masas, que ya sabemos, no es el fuerte del candidato. Por esa razón, y por el momento por lo menos, la señorita mira para otro lado.Aunque tenemos nuestras dudas, vamos a conceder aquello de que el que lee no es feliz, y en ese sentido el potencial gobernador puede que sea muy feliz. Pero en política, a los que no leen ni los diarios, les suele ir mal.
Por Mauro Aguirre - Profesor UNCuyo
26 nov 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario