29 ene 2008

RELANZAMIENTO DE LA REVISTA DESAFIOS

Te invitamos este Martes 29 de Enero a las 19,30 hs. al relanzamiento de la Revista Desafìos en la sede del Sindicato de Farmacia - Rincòn 1044 - Ciudad de Bs.As.
Hablaràn:
Marcelo "Nono" Frondizi (Agrup. Envar El Kadri)
Rodolfo Casals (Partido de la Revoluciòn Democrática)
Lido Iacomini (Director de la Revista Desafíos)
y Norberto Galasso

Editorial Desafìos Nº7
Asumió la nueva presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, con un discurso brillante y certero, prometedor de un renovado vigor y ratificatorio de las principales líneas seguidas hasta ahora por el gobierno de su marido, principalmente productivista, latinoamericanista y promotor de un mundo multipolar. Inteligentemente asumió su papel de primer mujer elegida para el más alto cargo de la república aludiendo sin soberbia a Eva Perón e invocando la inspiración de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Se hizo cargo del valiente ejemplo de estas mujeres argentinas para comprometerse con la profundizació n de los cambios en el sistema judicial que permitan alcanzar verdad y justicia en la lucha por los Derechos Humanos. Al condenar la Guerra de la Triple Alianza, Cristina se atrevió a una reparación histórica que compromete a argentinos, uruguayos y brasileños con los hermanos paraguayos, en un paso de consecuencias culturales e ideológicas que fortalecen la unidad latinoamericana. Declaró no estar dispuesta a convertirse en gendarme de las ganancias empresarias.
Imposible no apoyar este auspicioso y esperanzador comienzo, desde la conciencia plena que serán las acciones y la práctica concreta las que puedan convertir la retórica combativa e indispensable en verdadera construcción simbólica, sustento de un proyecto transformador.
Pero definido a grandes rasgos el rumbo principal del gobierno por la Sra. Presidenta, desde la revista Desafíos nos proponemos continuar trabajando en la misma dirección. Seguramente en la medida que aparezca la “letra chica” aparecerán también nuestras diferencias que alimentarán el debate, necesario y enriquecedor. Pero no mellará el entusiasmo que compartimos con tantos miles de luchadores políticos y sociales, ante esta nueva etapa en la lucha por la liberación.
El pueblo hizo su balance
El triunfo electoral de Cristina, sobre la crispada y dividida oposición de la derecha, es la expresión del reconocimiento de las mayorías nacionales al gobierno de su marido, Néstor Kirchner, quién fue capaz de invertir la marcha de la Argentina hacia un abismo que parecía inexorable. El pueblo hizo su balance y votó en consecuencia, porque se comenzó a recomponer la producción y el trabajo argentinos, se revitalizó el mercado interno estimulando el consumo, se renovó la Corte Suprema y se adoptó una política de Derechos Humanos reparadora, sacándonos de las relaciones carnales con el imperio norteamericanos e insertando a Argentina en Latinoamérica.
Nueva etapa: condiciones y perspectivas
La segunda etapa, ahora bajo la presidencia de Cristina, comienza en condiciones cualitativamente superiores a las encontradas por Néstor Kirchner en el 2003. En primer lugar la evidencia de la legitimidad, avalada por haber sido elegida por el doble de votos que su esposo. Su bolsillo está “líquido”, como gusta decir Néstor, ya que atesora 45.000 millones de dólares y políticamente por ahora, mantiene su hegemonía sobre el conjunto de la militancia peronista, los aparatos justicialistas a todos los niveles, un gran sector del llamado kirchnerismo (no justicialista) e incluso sobre franjas de otros partidos como el radicalismo y el socialismo.
Sin embargo de esta enorme acumulación de fuerzas que le han permitido triunfar con holgura sobre Carrió y el antiperonismo, una parte son impresentables protagonistas, travestidos, del pasado neoliberal, blancos de los acontecimientos del 2001 por ser responsables de la fractura entre la política y el pueblo y no tienen la consistencia suficiente para garantizar la organización y la movilización popular.
A lo largo de estos 4 años, las condiciones favorables creadas, internas y externas, han consolidado un modelo productivo sustentado en una política macroeconómica sencilla y exitosa, con altísimas tasas de crecimiento que Cristina y el nuevo ministro de Economía prometen mantener. En ese contexto es previsible que el nuevo gobierno mantenga una moderada política de incremento del salario de los trabajadores, blanquee en cierta medida el mercado laboral en negro hoy y continúe reduciendo lentamente la pobreza extrema y la marginalidad. También es posible, amén de deseable, que se acentúe una política favorable al desarrollo de la industria naval, aeronáutica y atómica, incluso en sociedad con nuestros hermanos latinoamericanos, con un impulso estatal que debemos alentar con un esclarecimiento sobre su importancia y valor estratégico para toda la sociedad.
La deuda pendiente
De ninguna manera se ve en el horizonte inmediato una voluntad política audaz de redistribució n de la riqueza que achique sustancialmente el abismo intolerablemente injusto entre los más ricos y los más pobres, no sólo en el campo de los salarios e ingresos del pueblo trabajador, sino incluso en su acceso a la salud, la educación y la vivienda dignas.
En esas condiciones casi inevitablemente la puja distributiva y la lucha social se acentuarán, alimentadas por los incrementos inflacionarios de precios que las empresas han descargado en las últimos meses, para recuperar una porción mayor de la renta en detrimento del conjunto de la población. Incrementos superiores a lo que el gobierno nacional reconoce y que posicionan a los formadores de precios en mejores condiciones para enfrentar el inminente Pacto Social.
Tampoco se advierten signos que permitan alentar expectativas –si el clamor popular no se hace presente- en cuanto a la recuperación para la Nación del sector extranjerizado de las grandes empresas productivas, de los recursos naturales como la minería, ni la aplicación sin cortapisas de la legislación antimonopólica. La lucha por la redistribució n de la riqueza también comprende la necesidad del crecimiento de la pequeña y mediana empresa en detrimento de los grandes monopolios. De la misma manera que la reforma impositiva es incomprensiblemente rechazada o postergada por el gobierno, quizás con una presunción errónea de que el mantenimiento de este sistema tributario, reconocido por una mayoría abrumadora por regresivo, favorece las inversiones.
Necesaria pero no suficiente
Todas las tardes de todos los días, en los accesos a la Capital Federal que atraviesan los cartoneros por centenares, quizás miles, se puede verificar la persistencia de la pobreza extrema en los cordones de las grandes ciudades. Es habitual, hasta la naturalizació n, el desfile de camiones y camionetas destartalados, colmados por cantidad de adolescentes casi niños y niñas, viejos y mujeres con sus carros cartoneros marchando para asegurar el sustento mínimo de miles de grupos familiares. Son parte de una economía informal que espontáneamente se resiste a desaparecer y que no es difícil de ver se entrelaza con las carencias en salud, educación y vivienda. ¿Quiénes son los garantes –en esos enormes enclaves del conurbano- de que las grandes líneas trazadas por el gobierno recién electo, los recursos cuantiosos a ese efecto, no alimenten el circuito vicioso y corrupto de la vieja política, repudiado y repudiable? ¿Los intendentes del antiguo sistema duhaldista? Si el gobierno no quiso o no pudo garantizar su triunfo electoral nacional librándose de indeseables, asumamos la tarea nosotros construyendo y fortaleciendo la organización popular.
Esta también es una enseñanza del proceso electoral. Elegir la mejor opción en el terreno de las urnas sin una construcción política popular en todos los niveles, recorta la perspectiva del triunfo y puede frustrar las mejores ilusiones. Este escenario político, producto de la decisión de las mayorías, con un gobierno encabezado por Cristina, es una condición favorable y auspiciosa, necesaria pero no suficiente para garantizar el triunfo popular. Solo la organización, construida al fragor de la lucha social es garantía de consecuencia y fidelidad a los intereses del pueblo. Cientos de agrupaciones han quedado libradas a sus propias fuerzas, debilitadas por la dispersión, no sólo carentes de coordinación sino principalmente de una concepción política y estratégica superadora de esta situación y enderezada a contribuir a que el pueblo, a su tiempo, acceda al poder para barrer con las viejas camarillas que siempre se amoldan para sobrevivir y lucrar en su propio beneficio y así coronar esta ya prolongada lucha.
Es probable y deseable que el hoy ex presidente Néstor Kirchner pueda realizar una contribución importante en su intento de organizar políticamente. Nosotros no creemos que el PJ sea el mejor lugar para reconstruir las fuerzas populares y estamos convencidos que debemos contribuir a reagrupar fuerzas desde una construcción autónoma y democrática, que saque lecciones de lo que ocurrió en estos largos cuatro años, una organización amplia pero persuadida que la dirección estratégica es la liberación nacional y social. Construyamos una corriente popular de liberación.

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