A continuación se transcribe una columna de opinión de la activista ambiental Juana Esther Cabrera, asistente social e integrante de la agrupación en Vecinos por la Vida de Andalgalá Catamarca. La mujer se encadenó en más de una ocasión frente a la catedral de la vecina provincia en repudio al apoyo público otorgado por la Iglesia católica a los emprendimientos mineros multinacionales de la región. "Si evangelizar para imponer un Dios significó para la Iglesia católica, desde sus inicios, destruir religiones y matar personas tildándolas de servidoras del demonio; o ser cómplices del invasor extranjero en América (que masacró a decenas de millones de nuestros indígenas, adueñándose de sus riquezas y tierras, destruyendo sus verdaderas creencias religiosas y cultura), no estamos hoy a más de 500 años de esas viejas tácticas coloniales que son, usar el nombre de Dios con los mandamientos y sacramentos (penetraciones ideológicas para someternos a sus requerimientos), con lo que le allanan el camino a los nuevos conquistadores disfrazados de delicados señores de negocios que prometen progreso y desarrollo. Pero que en realidad nos despojan de nuestros recursos naturales y matan contaminando el agua, ante la indiferencia de ellos mismos y de los gobernantes. Y es así que jamás en la historia se vio a una Iglesia católica jugada en defender con hechos los valores del ser humano, ni en reconocer que son una fábrica de enfermedades morales y espirituales terrenales; pero sí susurros de lamentos a destiempo para decir: "existimos, estamos presentes". Y esta afirmación no puede ser desmentida por la curia argentina ni mucho menos por la catamarqueña, ya que Andalgalá desde hace más de 10 años fue señalada como "zona de sacrificio" para las explotaciones mineras, y nadie, pero nadie de nuestros protectores gubernamentales y espirituales dijo ni dice nada. Han destrozados cerros, paisajes, lugares arqueológicos, reservas naturales, han dividido a la sociedad y derrochan y contaminan diariamente 100 millones de litros de agua dulce, mientras que miles de catamarqueños, carecen por días del vital elemento que pagan religiosamente a empresas también extranjeras, a pesar de no usarla porque no tienen. El mineraloducto por el que llevan el concentrado (más de 60 tipos de minerales) ha sufrido roturas muchas más veces de lo que establece el Código Minero en el artículo 19 de la ley 24.585 sobre las sanciones a las empresas mineras que ocasionen perjuicios al medio ambiente. Han penetrado ideológicamente en los niños y alumnos de escuelas con el consentimiento de directores y del ministro de Educación sobre las bondades de la minería a cielo abierto y sobre la seriedad y la responsabilidad de las empresas. Además, sobre un desarrollo sustentable y sostenido falso, ya que es la actividad más contaminante que extrae hasta agotar al recurso no renovable, dejando a las zonas afectadas, pobres, contaminadas y enfermas. El intendente de Andalgalá, José Eduardo Perea, por tácticas de las mineras y con el guiño del Gobierno provincial y nacional, tapó kilómetros de canales de riego que por años estuvieron abiertos, manteniendo la vida de las plantas que hoy se están secando y que los mantiene tapados a pesar de órdenes judiciales de destaparlos. Llaman hoy a Andalgalá "capital de la minería"; ciudad pujante con crecimiento y desarrollo y en lo que va del año 2008 se ha quedado sin agua potable por varios días en tres oportunidades. No conformes con el desastre ambiental, social y económico que han producido con Alumbrera vienen por Agua Rica. Quieren Filo Colorado; perforaron las entrañas del Cerro Nevado del Aconquija. Le realizan voladuras, diariamente lo están lastimando, y ante esto, ninguno de nuestros representantes dice, ni hace nada. Solamente se conmueven y preocupan por ello, por el futuro de la comunidad condenada, un grupo de sus habitantes (los Autoconvocados o Vecinos por la Vida, o como se llamen, o como lo quieran llamar los interesados en la destrucción) y muchas personas de otros lugares, que sin ser curas, obispos o cardenales, llevan a cabo ese mandato sagrado que tenían nuestros ancestros (los indios), de cuidar y defender la tierra, sin poner en riesgo la vida de las generaciones venideras. Nota: si soy reiterativa en relación a documentos anteriores, sólo quiero justificar mi malestar e impotencia por la complicidad que muestra la Iglesia ante tanta destrucción y corrupción con las explotaciones mineras. La curia catamarqueña no puede ignorar la gravísima problemática social ambiental que están sufriendo y van a sufrir los pueblos del oeste. Al obispo Miani se le solicitó audiencias para tratar el problema y se le entregó pruebas, documentos, fotografías, testimonios de damnificados, filmaciones del avasallamiento y de los accidentes que producen las empresas mineras no sólo en el mundo si no en nuestra propia Andalgalá. También lo pusimos al tanto del incremento de las enfermedades respiratorias y cancerígenas que, por la política de estado, son prohibidas de ser tratadas por los organismos responsables ni mucho menos difundidas por los medios de comunicación sin excepción. Estos son comprados y silenciados por la mineras sin que éste (el obispo) haya defendido la situación de sus fieles, formando tan sólo una mesa de diálogo en donde sólo recibió concejos de gente idónea en el tema (precisamente personal de las mineras y de las Secretarías de Minería interesadas directamente), pidiendo más regalías y, a su pueblo obediente, tener conciencia minera. El nuevo obispo Luis Urbanc, sucesor de Miani, y amigo de la infancia de Sergio Tomsic (funcionario de Alumbrera), en un diálogo radial dice entre otras cosas: "...poder valerse de elementos que la tierra tiene de la cual no somos dueños (sic) sino que todo el mundo es dueño de lo que tiene la tierra....cuántas cosas tendrían directamente que cancelarse porque pueden hacer daño (refiriéndose a la contaminación minera)". Rematando el diálogo sostuvo que "existe una minería responsable en Catamarca". Con estas manifestaciones y afirmaciones de Luis Urbanc está de más decir que el Vaticano, capitalista del mundo, puso como obispo a esta persona en Catamarca para allanarles el camino a las mineras y para que imponga a los sometidos feligreses, a través de la palabra de Dios y de la amada imagen de nuestra madre la Virgen del Valle, la necesidad de entender la extracción de los minerales para el desarrollo y crecimiento de los países del primer mundo, sin importarle en absoluto el impacto nefasto que está llevando a cabo la actividad que ha sido y es denunciada ante todas las autoridades. Con esta actitud e indiferencia de la Iglesia, vemos que a sus pastores rápidamente se les está cayendo la piel de corderos y demuestran lo que realmente son: seres humanos como todos, con los mismos sentimientos, deseos, ambiciones y errores. Sería más que bueno que dejen ya de mentirle a la gente; que dejen de predicar aquello que ni ellos mismos pueden cumplir; que no debieran escudarse tras de las sotanas para ser padres de familia, un inexistente celibato o destruir hogares que ellos mismos forman, como por ejemplo, sucede hoy en Andalgalá". Por Juana Esther Cabrera, Asistente Social de Andalgalá, Catamarca.
FUENTE: EL PAIS
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