Por Aníbal Sicardi (Prensa Ecuménica)
Uruguay
En Montevideo, el jueves 18, asumió el nuevo Ministro de Economía, Alvaro García, que remplaza a Danilo Astori quien ejerció esa función desde que Tabaré Vázquez tomó la responsabilidad de ser Presidente de la República Oriental del Uruguay, en marzo de 2005.
El reemplazo era harto conocido. Tabaré Vázquez lo anunció oficialmente el lunes 11 de setiembre. La población ya lo sabía desde unos tres meses antes y era cambio cantado mucho tiempo atrás.
Algo similar había ocurrido cuando el actual Ministro de Ganadería, Ernesto Agazzi Sarasola asumió el cargo remplazando a José Mujica, el mítico “Pepe”. También cuando Reinaldo Gargano dejó el Ministerio de Relaciones Exteriores en manos de Gonzalo Fernández.
A ese sin apuro, sin dramas, sin hesitación, variantes de la fama de lentitud que tienen los uruguayos y uruguayas y puesta en práctica del refrán del Eclesiastés de que “todo tiene su tiempo”, se agrega lo inusitado, tal vez único en el concierto de las naciones, de que un Ministro de Economía, en este caso Astori, no salta como fusible de tensiones sino que se va por la puerta grande de su exitosa gestión y con el apoyo ciudadano.
Bien lo expresó la Ministra del Interior, Daisy Tourné, quien presidió la ceremonia, “Los uruguayos estábamos acostumbrados a ver irse a los ministros de Economía en plena crisis y escándalo, y hoy vemos al compañero Danilo (Astori) y su equipo tomar la decisión de retirarse, tal vez en la cúspide de la carrera como ministro de Economía y con una popularidad claramente reconocida en un 50% (según datos de Interconsult), cuando esto es increíble para un ministro de Economía, que siempre son los culpables de todo", como registra el matutino La República.
En cada caso, de los tres comentados, los reemplazantes surgen del mismo equipo que tenían los ministros salientes. No es causa causal sino fruto de la estrategia. El Presidente de la República lo explicitó en más de una oportunidad. Hay un aprendizaje en el ejercicio del gobierno por lo que los primeros ministros eran los “históricos” y ahora pasan a manos de otros menos conocidos, pero buenos aprendices de cómo se debe gobernar. Detrás de ello, sin mencionarlo, debe estar el aserto en formato de esperanza cierta de que los alumnos superen a los maestros.
La política del paso a paso no es nueva en el FA. La ejerce desde su inicio en el 73. Década tras década fue aumentando su caudal de votos. En alguna localidad, donde al principio eran tres pasaron a ser 9 y luego a 27 y después ganaron las elecciones. Así llegaron al 2004 con el 42% prácticamente seguro y pescaron el 9% para obtener mayoría absoluta en las elecciones nacionales y también en Departamentos que ni soñaban dirigir años atrás.
Es que los uruguayos y uruguayas están acostumbrados a caminar, no a correr. No tienen velocistas, aunque si buenos ciclistas y la bicicleta es el instrumento que los caminantes usan para suplir cierta carencia en los servicios de transportes públicos, como ocurre en no pocos lugares.
Por otra parte, los ómnibus ciudadanos, como en Montevideo, van a baja velocidad, casi como un andar un poco veloz del caminante que, al ser pasajero y pasajera aprovecha para leer algún libro o usar el celular, porque generalmente se consigue un asiento y pocas veces se va apretado, parado, en los pasillos.
El estilo uruguayo tiene otros elementos incorporados en sus ministros y ministras. Se sabe que el de Economía, Astori, sin dejar los números se corre al Tablado de Malvín, lugar donde vive, y que es un respetuoso hincha de “Falta y Resto”. Lo atestigua Hugo “Piruja” Brocos en su historia de la “Murga Rebelde” y lo dejó traslucir el mismo Astori. En su plática de despedida al dejar sus funciones,se dirigió a su sucesor diciéndole “La Falta no se marcha, pues es parte de la gente”
La Ministra del Interior, Daisy Tourné, no la marea su función y puede aceptar el desafío de “Voces del Frente” para hacerle un reportaje a un conocido comunicador y publicarlo en ese semanario, sin que eso involucre abandonar a su amada perrita, va, en realidad bastante grandecita.
Es sabido que la Ministra de Educación, María Julia Muñoz, es tamborilera de la una murga que participa en las famosas Llamadas de febrero, costumbre que no abandonó al asumir como Ministra y que no le hace temblar el pulso cuando debe enfrentarse con anestesistas y médicos.
Ese estilo se mantiene -tal vez más exacto sea decir que se incrementa- con la designación en Economía de Alvaro García. El lo corroboró al expresar, en un acto público, “Yo soy un letrista de murga" y como tal, aún cuando “tantos años han pasado/de aquel niño del tablado/que viajaba en tus canciones/” se puede afirmar que no se retracta de lo que cantó en la Contrafarsa de 2001 “yo quiero seguir tu vuelo/perseguir tus ilusiones/
Después de todo un poeta es el que se introduce en el secreto de las palabras. Es posible ¿por qué no? que este Ministro de Economía exorcice el lenguaje de la economía y lo transforme en un balcón con serpentinas de tal manera que “Toda la gente que estaba tan aburrida/En la parada de la esquina/Ya está haciendo palmas/Y los vecinos que tragaban tanta tele repetida/A la calle se van a bailar/, como escribió Alvaro García en la Presentación de un “Barrio de Película” de la murga Contrafarsa que ganó el primer premio de 2002.
Es cierto que en esa ocasión es el carnaval que motiva a los de la esquina, pero no habría que descartar que pronto bailen porque reciben los beneficios de la economía que bajó hacia ellos. Después de todo, si las cosas anduvieron tan mal con los que eran peritos en el lenguaje de la economía y que solo conocían lo que pasaba en la Facultad y en las empresas, nada impide creer que alguien que también maneja el lenguaje de la poesía y que además conoce la esquina encantada, el barrio, el viejo cine, la feria y hasta al “Pastor Martínez”, como narra en la Contrafarsa del 2002, pueda danzar el baile de la distribución de la riqueza al profundizar lo que hasta aquí se logró.
Un cambios de ministro al estilo uruguayo que, producido en la gestión del Frente Grande, habla de este como una fuerza política identificada con la ciudadanía. Respetuosa de la historia oriental. Tal vez, sin que sus dirigentes y militantes lo aprecien fehacientemente. Pareciera que no pueden evitar esa cautela uruguaya aquilatada por circunstancias diversas, pero también producto de sentirse apretados, chiquitos, ante los colosos de Brasil y Argentina y que tan bien pintó Queso Magro, en el 2008, al presentar la “Murga de los petizos”
“Un camino que termina y otro que comienza” cantan los murgueros y murgueras de Agarrate Catalina, en su espectáculo ganador del primer premio en 2008. También puede decirse que una etapa termina y comienza otra siguiendo el mismo camino, el de la construcción de un país distinto, humano, que, quizás o tal vez no quizás, mujeres y varones de otros lugares lo llevan adentro de su corazón y sin saberlo lo tienen en la costa oriental del Río de la Plata.+ (PE)
22 sept 2008
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