Unidad, movilización y autodefensa popular para frustrar nuevas desapariciones
APARICIÓN CON VIDA DE JORGE JULIO LÓPEZ
Desde el lunes 18 de setiembre está desaparecido Jorge Julio López, testigo muy importante en la causa contra el genocida Miguel Etchecolatz. Había contribuido a condenarlo a reclusión perpetua con sus contundentes testimonios de las torturas y crímenes cometidos por ese represor.
Todo indica que López ha sido víctima de un secuestro por parte de Etchecolatz y los grupos de tareas que actuaron bajo la dictadura y siguen agazapados en el interior de la Policía, las Fuerzas Armadas y de seguridad o en íntima conexión con éstas.
Con su secuestro y desaparición, esos elementos de ultraderecha han querido castigar el testimonio de un albañil que fue secuestrado durante la dictadura y se atrevió a hablar en el juicio culminado el martes 19 de setiembre con una condena ejemplar a Etchecolatz. También han querido intimidar a todos los testigos que están compareciendo o van a comparecer en otros tantos juicios a los genocidas.
El Partido de la Liberación acusa del secuestro a la “maldita Policía”, a los secuaces de Etchecolatz, a los militares en actividad y retiro que organizaron los actos en defensa de Videla el último 24 de mayo en Plaza San Martín, a los fascistas de “Cabildo”, “Argentinos por la Memoria Completa”, el teniente coronel Nanni, el general Auel y el resto de la runfla videlista. Detrás de estos elementos está la derecha política: Macri, Sobisch, Blumberg, el diario La Nación, Grondona, Menem, el obispo Baseotto, Massot, López Murphy, etc.
Los fascistas pretenden frenar con violencia los juicios por violaciones a los derechos humanos y lograr una etapa de “reconciliación” donde esos crímenes vuelvan a gozar de impunidad como tuvieron con el “Punto Final”, la “Obediencia Debida” y los indultos. En esa idea de falsa “unidad nacional” los ayuda el obispo Bergoglio.
La derecha genocida ha aprovechado las facilidades que le dio el gobierno de Kirchner, que no anuló los indultos inmediatamente, no depuró la Policía ni las Fuerzas Armadas como era debido, no cambió la Cámara de Casación Penal, etc. En el caso de López, demoró varios días en tomar nota de lo que había sucedido y aún hoy el derechoso ministro del Interior duda de que se trate de una desaparición forzada.
El gobierno K está creído que su política de derechos humanos le valió una calificación de diez puntos. Y no es así. Tuvo aciertos que hemos reconocido pero también una limitación insalvable: votando leyes antiterroristas como lo hizo a pedido de Geroge Bush y manteniendo los ejercicios militares con las tropas norteamericanas no se educa a militares para la democracia.
Lo de López es emblemático. Aunque hubo otros dos desaparecidos en democracia, como el estudiante Miguel Bru y el albañil Andrés Núñez, estos casos tremendos no fueron directamente políticos desde el inicio. El de López es el primero y compartimos con el Nobel Pérez Esquivel de que se trata del desaparecido 30.001.
En lo inmediato hay que movilizarse en todo el país por la aparición con vida de López. Recogiendo el clamor de los organismos de derechos humanos, hay que pasar a acusar de genocidio a todos los represores y ordenar sus detenciones, hay que ir hasta el hueso en la depuración de las Fuerzas Armadas y de seguridad, y hay que tomar medidas de autodefensa popular para impedir nuevas desapariciones de militantes.
Hay que convocar a un congreso abierto de las organizaciones de derechos humanos y organizaciones populares para discutir la situación política creada por la desaparición del compañero López y disponer las nuevas medidas de movilización y autodefensa popular contra el fascismo, que requieren ya un frente unido de lucha.
26/9/2006 Comité Central
PARTIDO DE LA LIBERACION (PL)
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