16 nov 2008

CONVERGENCIA SOCIALISTA: LOS BURGUESES PROPONENE RECETAS "ESTATISTAS" PARA SALVARSE DE LA CRISIS Y ESPANTAR LA REVOLUCION


John Maynard Keynes fue un economista burgués que propuso, para salir de la Gran Depresión de los años treinta, medidas como aumentar el gasto público, dando empleos y estimulando el consumo.Sus recetas se plasmaron en el famoso "Nuevo Trato" (New Deal) de Franklin D. Roosevelt en Estados Unidos, y en Europa al terminar la Segunda Guerra Mundial.De allí surgió el famoso "estado de bienestar", que significó enormes concesiones a los trabajadores europeos y norteamericanos en la forma de altos salarios, servicios médicos y educación pública, vacaciones y licencias de maternidad.La burguesía imperialista se vio obligada a hacer esas concesiones para salvar el sistema e impedir que el descontento de los trabajadores se convirtiera en revoluciones como la de Rusia en 1917.El mismo Keynes decía: "la guerra de clases me encontrará del lado de la educada burguesía". Durante los últimos treinta años, la ofensiva neoliberal quiso eliminar todas esas conquistas obtenidas por los trabajadores.Entonces, Keynes se convirtió en mala palabra y se puso de moda el neoliberalismo de Milton Friedman, de la Universidad de Chicago, el padre de Domingo Cavallo.Ahora que el neoliberalismo ha fracasado, los gobiernos y los grandes propagandistas dela burguesía, vuelven a sacar a Keynes del cajón."Ahora sí tenemos la solución", dicen. Martin Wolf, el editorialista estrella de Financial Times, el diario por excelencia del capital financiero, pide "keynesianismo", y escribe aterrorizado: "el peligro es el de una gran caída, cuando la montaña de deuda privada se convierta en bancarrotas masivas", que continuará con "el cierre de gran cantidad de negocios, desempleo masivo, caída en picada de los precios de las commodities, caídas en cascada de los precios de los activos y explosión de ejecuciones hipotecarias.La globalización repartirá la catástrofe por todo el mundo". Lo que preocupa a Wolf son las consecuencias: "Esta no será una receta para la resurrección del liberalismo del siglo XIX sino para xenofobia, nacionalismo y revolución." (Octubre 29, 2008).Para evitar esa revolución, Wolf propone que el Estado salga en auxilio, bajando las tasas de interés y los impuestos, aumentando el gasto público y dando créditos."Los déficits presupuestales terminarán en niveles considerados inimaginables. Que así sea", escribe Wolf."¡Todo será poco, con tal de salvarse de la furia de la clase obrera!" La diferencia con los añostreinta o la posguerra, es que, después de treinta años de privatizaciones, pagos de la deuda y recortes presupuestarios, los Estados han sido vaciados.Por eso hoy no hay planes de obras públicas, sino recortes de gastos. Y la otra diferencia es que los imperialistas pudieron canalizar el descontento obrero en Europa y Estados Unidos en la posguerra, gracias a la colaboración de los partidos comunistas y socialdemócratas, que dirigían a la clase trabajadora.Pero hoy, esos partidos, o no existen, o están en el gobierno y están muy desacreditados. Por eso, hoy ya hay huelgas generales en Italia, Bélgica y Grecia y grandes luchas como en Gran Bretaña y en otros países importantes.La debilidad de las direcciones obreras traidoras, en el marco de semejante crisis, significa una nueva oportunidad para que los revolucionarios consecuentes disputen la dirección del movimiento obrero de todo el mundo.

No hay comentarios.: