Ni con el Gobierno ni con los agronegocios.
Hoy el país se encuentra atravesado por el enfrentamiento entre dos sectores que lejos están, a pesar de sus discursos, de pensar un país que incluya a todos los argentinos, que defienda la soberanía nacional y que garantice la satisfacción de las necesidades del conjunto del pueblo trabajador. Tanto el gobierno nacional como los sectores vinculados a los agronegocios han sido socios en la construcción de un modelo agroexportador que tiende al monocultivo sojero. Y ambos sectores coinciden en que la Argentina no puede desaprovechar las "oportunidades históricas" que nos ofrece el mercado mundial. Ambos sectores se regodean con la posibilidad de hacer negociados a expensas de la hambruna mundial. Lo que significa, ni más ni menos, más ganancias para los pooles de siembra, los productores sojeros, las multinacionales a costa del hambre de nuestros compatriotas. El gobierno nacional continúa con las puestas en escenas. Quiere convencernos de que están distribuyendo la riqueza. Pero, ¿que han hecho hasta ahora? En seis años de crecimiento sostenido del PBI como nunca antes en la historia, pactan con los burócratas aumentos salariales del 20% cuando la inflación se devora varias veces esos aumentos y el precio de la canasta básica sigue subiendo. Habría que preguntarle al padre Olmedo de La Quiaca, que necesitó crucificarse para que escuchen su reclamo por el hambre en Jujuy, a los miles de pibes que se mueren de hambre en el impenetrable chaqueño como en el conurbano donde a diez cuadras de la casa del ministro de economía María Isabel, una compañera de Villa Itatí, con 38 años de edad pesa 31 kilos, si este gobierno ha hecho algo en los cinco años de mandato para cambiar esta situación. ¿Cómo pueden darse el lujo de hablar de distribución si cada vez se le hace más difícil a la mayoría de la población pagar la olla ante la inclemente inflación de los productos básicos? Hablan de la distribución de la riqueza, mientras el saqueo minero y petrolero y del resto de los bienes comunes alcanza cifras astronómicas. Riqueza que es nuestra y que se la llevan las multinacionales y los empresarios amigos del gobierno. Como dijimos alguna vez, ¡basta de decir y hagan algo de lo que prometen!Pero no nos confundamos, del otro lado también hay enemigos históricos de nuestra Patria. Lo único que les interesa a los Miguens, los Grobocopatel, es garantizar sus ganancias siderales, y poco les importa que les llegue el pan a la mesa de los hogares argentinos. También están las Carrió, los Macri y tanto otro crápula que llama a la protesta, a los cacerolazos con el único objetivo de mostrarse como el recambio, con el claro fin de continuar con este modelo de país para unos pocos. Tenemos en claro que hay miles de pequeños productores que debido a las políticas de los últimos años tienden a desaparecer y se están defendiendo, pero sabemos también que manteniéndose junto a la Sociedad Rural y defendiendo el cultivo de la soja están siendo cómplices de políticas antinacionales y antipopulares. Aparejado al reclamo de este sector se viene construyendo una nueva alternativa proimperialista. Así que cuidado, porque por su falta de cuestionamiento de fondo al modelo, las entidades del campo, todas ellas, concientemente o no, están alimentando esa alternativa. Podemos entender el entrampamiento en el que caen algunos pequeños y medianos propietarios de arrendar tierras para cultivo transgénico, lo entendemos ante la falta de una política nacional de soberanía alimentaría pero no lo compartimos ni lo apañamos. La siembra de transgénicos es enemiga estratégica de la posibilidad de un desarrollo nacional independiente y sostenido.Ninguno de los dos en disputa, ni el gobierno ni las entidades gremiales del campo, han dado muestras de disponerse a garantizar el abastecimiento NO del mercado interno sino de la mesa de TODOS los argentinos, incluso aquellos millones que hoy por hoy están fuera del mercado.Como contra partida, ahí esta el ejemplo de los campesinos de Vía Campesina o la experiencia de Viracocha-GRR, que mantienen firme sus convicciones, se organizan y no claudican ante el "negocio sojero".Las cacerolas tienen que sonar cada vez que nos atacan como pueblo, tienen que sonar cuando reprimen como reprimieron a los pobres de La Quiaca, cuando se entrega nuestro petróleo, cuando no hay insumos en los hospitales. Deben sonar con un ruido ensordecedor en los piquetes de los excluidos, junto a la cubierta encendida desde lo más profundo de nuestra Patria. Las cacerolas, finalmente, deben sonar como aquel 20 de diciembre, como expresión de un pueblo hastiado firmemente decidido a echarlos a todos. En la Argentina de hoy de lo que se trata es de discutir otro país, y no la tasa de retenciones a un sector. Lo que se trata es de plantear otro modelo agrario que distribuya entre los trabajadores las tierras y garantice la soberanía alimentaria. Se trata de recuperar el control de nuestros recursos. En definitiva se trata de construir una Patria para todos. Ni los terratenientes ni el Gobierno aspiran a eso. Eso es una responsabilidad que nos cabe a nosotros como Pueblo. Y no podemos permitirnos más demoras para construir una verdadera alternativa patriótica y antiimperialista que sea transitable por las grandes masas, que ponga definitivamente las cosas en su lugar.Finalmente miramos con preocupación cómo algunos amigos y compañeros inundados de inseguridad política y aun con falta de política corren como furgón de cola de las articulaciones políticas que promueven los oscuros poderes del planeta, nosotros no vamos a sentarnos con Macri y Carrió ni para escuchar misa, menos con los hombres que tienen sus manos manchadas de sangre y con esto no van solamente Miguens y la SRA sino también los asesinos de Corrientes, de Aníbal Verón, de Carlos Petete Almirón, de Darío Santillán, Maximiliano Kosteki y de Carlos Fuentealba.
Contra el Gobierno, las Multinacionales
y la patria sojera.Basta de Hambre, Miseria y Saqueo.Por la Liberación Nacional y
Social de nuestra Patria.
MAR
PRT SANTUCHO
MPR QUEBRACHO
20 jun 2008
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