27 jun 2008

ROSARIO "MADRE PRODIGA" ACOGIO TRAS 40 AÑOS A SU HIJO DILECTO CHE GUEVARA

Dedicado al Arq. Rodolfo Livingston y a todos los que como él no pudieron asistir, pero que tanto merecían estar en primera fila.

14 de Junio 1845 nace Antonio Maceo, el Titán de Bronce cubano.
14 de Junio 1928 nace Ernesto Guevara de la Serna, el Che argentino.
14 de Junio de 1982 las Fuerzas Armadas Argentinas se rinden a las británicas en Malvinas
14 de Junio 1986 muere el escritor argentino Jorge Luis Borges.

Natalio y Ana nos llevan hacia Rosario, voy armando una guirnalda con carteles “Chau Bloqueo Argentina” y otros “ICAP Ciego de Avila”. El temor a no conseguir combustible se disipó en la estación de servicio, donde el empleado me desaznó sobre una "calandria" que atrevida me disputaba una galletita que se me había caído y a la que yo acusé de “bicho feo”, luego me sentí con más derecho a lucir mi rojo poncho salteño. Ningún corte de rutas agropecuario interrumpió el apacible viaje de 300 km. Las últimas 10 cuadras las hicimos a pié con Natalio y su silla de ruedas como ladero, atravesamos el enorme Parque Hipólito Irigoyen de varias hectáreas y llegamos a la flamante plaza “Che Guevara”, rodeada de una valla metálica que separaba a las miles de personas, que se agolpaban a medida que llegaban, separados o en gruesas y ruidosas columnas a 80 mts de la estatua de Ernesto Guevara de la Serna, que oculto bajo un enorme y blanquísimo lienzo contenía la respiración aguardándolos, erguido sólidamente sobre un promontorio que oficiaba de pedestal natural. Salté las vallas desnudas y comencé a atar sobre ellas los pasacalles y banderas que llevaba en un enorme bulto. La enorme esquina izquierda de la plaza quedó vestida con el pasacalle reclamando
POR EL REGRESO DE LOS CINCO HEROES
Antonio - Rene - Fernando - Ramón y Gerardo
Museo Che Guevara y Chau Bloqueo
y engalanada por las enseñas patrias de la Cuba de Fidel, el Brasil de Leonardo Boff, el Chile de Allende, el Perú de Mariátegui, el Méjico Zapatista, el Paraguay de Francisco Solano López, la Bolivia de Inti Peredo, del Uruguay de Artigas y de la Argentina de Tamara Bunke Bider. (Tania) El otro pasacalle
¡ Bienvenido Comandante !
La dignidad de América
Chaubloqueo y Museo del Che Guevara les quedó como paravientos a los 2 camiones de la TV. que estaban allí con sus antenas parabólicas, los operarios agradecidos y calentitos. Cerré la tarea colocando la “especial” bandera totalmente roja que porta una enorme estrella amarilla de 5 puntas en su centro y que nos fue entregada en custodia por Truong My Hoá Vicepresidenta de la Asamblea Nacional de Vietnam cuando visitaron nuestro Museo y recibieron la “Llave Simbólica del Museo Che Guevara” que le entregamos emocionados a quienes derrotaron a los norteamericanos. A la derecha de la estatua el sobrio escenario sin techo, flanqueado por 2 grupos de blancas sillas donde hijos y familiares del Che, acompañados de la familia del Dr. Alberto Granado (Mial ó Petizo para su amigo Ernesto, primer viaje) de Carlos Ferrer Zorrilla (Calica en el segundo viaje), de Madres de Plaza de Mayo, miembros de la Embajada de Cuba, concejales e intendentes varios aguardaban. Como fondo un cielo azul impecable hacía resaltar a la derecha un gran estadio de fútbol y a la izquierda la antigua y bella Estación de Tren en desuso. Regreso y encuentro que la silla de ruedas de Natalio fue llave para que los invitaran a ingresar al sector y pudieran apreciar todo más de cerca, pero quedó sin utilizar porque la emoción de mi amigo lo sostuvo horas parado con sus bastones canadienses expectante, soportando la gélida temperatura. La Primera fila de ojos era de las decenas de cámaras obturando enloquecidas, empuñadas por los comunicadores de la imagen y atrás 50 mil pares de pupilas registrando cada movimiento, sonido y color para testimoniarlo ante las futuras generaciones. Con ayuda de Ana, Irene y un custodio municipal pude colgar mi guirnalda de Chau Bloqueo, el viento me hizo una galleta con el hilo y hubo que luchar nerviosamente. Mi mástil telescópico puso al tope la bandera con el enorme rostro de Che sobreimpresa en el mapa del continente sudamericano y ahí se me fue el frío. (mientras escribo esto suena el teléfono y desde Australia me reportea Marcia López para una radio hispana, simplemente relato lo que estás leyendo y asevero que en muchos miles de pechos australianos hierven los mejores sentimientos guevaristas.) Salté las vallas y repartí a la primera hilera de la multitud paquetitos de adhesivos de Solidaridad con Cuba, digo que son para pegárselos en el alma, pedí los repartieran hacia atrás, cosa que hicieron mientras otras manos y ganas se estiraban hacia mí, los mil stickers pasaron en minutos a buenas manos. Desde diferentes puntos y a pesar de mi gorro boliviano con orejeras que aumentan mi sordera oí el grito amistoso de algunos nombrándome, se ve que media Capital está aquí pensé. Veía a Irene fotografiando todo, moviéndose y sintiendo emocionada, ¡como lo merece!. Abrió el acto Gerardo Alfonso, le siguió Vicente Feliú también cubano y el uruguayo Viglietti. Agitando la bandera al ritmo de vocalistas cubanos, uruguayos y argentinos me metí tras el escenario y le brindé a fotógrafos y camarógrafos un segundo plano kinético con el rostro del Che, cambiaba permanentemente de sitio porque los guardias municipales estaban preocupados conmigo y me bajaban de empalizadas y tubos hierro. Atrás mío una grúa ponía a los camarógrafos a filmar desde la altura y bajaba y subía con ellos. No se si la alquilaban para que los subieran y tomar una vista elevada. Algunos pedían me ponga en pose para filmar mi bandera, ótros gritan que me aleje para no tapar, ¿Quién entiende a los artistas de la imagen?. La argentina Paula Ferré y otros cantautores prepararon el clima que luego potenciaría la Declaración conjunta de la Multipartidaria rosarina en voz y espíritu de Norberto Champa Galiotti del Movimiento de Solidaridad con Cuba. El “dueño de la pelota” joven escultor argentino Andrés Zerneri, autor de la estatua acusó de autores intelectuales del milagro, a los 17 mil argentinos que aportaron un trocito de bronce en forma de llave, para que la ciudad, cuna del Hombre Bandera, tuviera su primera estatua en 40 largos y vacíos años. Humilde, improvisado parecía que nos hablaba en el living de su casa. En su boca apareció el querido y admirado Profesor Osvaldo Bayer el del proyecto de reemplazar la estatua del General Julio A. Roca por una que simbolice a la “Mujer original” que tantas veces asesinó. El acopio de nuevas llaves de bronce para este proyecto artístico social fue ovacionado. No entendí bien como todavía se sostenía parado este muchacho, tras años de semiocultos, abiertos, solapados y virulentos ataques y calumnias, con que parte de la iluminada y fraternal izquierda argentina intentó fundir el proyecto para que no se concretara. No quisiera estar en su piel. Bien recuerdo que a Irene y a mí nos ocurrió lo mismo en 1996 cuando inauguramos el Primer Museo Ernesto Che Guevara de Suramérica. Vicente Feliú a dúo con Viglietti y luego la gran solista Aleida Guevara March que subió y se le salió el padre por la boca, vocera heredera de conceptos cuya calidez, firmeza, emoción, contundencia, crítica constructiva y estímulo revolucionario nos conmovieron, para quedar como un desafío a probar. ¿Seremos como el Ché? El tiempo pareció detenerse y se corporizó la magia anhelada, imprescindible necesaria, que colmó de energía espiritual al acto, solo como una mujer cubana, una Mariana Grajales (madre de Antonio Maceo, el otro héroe cubano nacido el mismo día que Che) puede hacerlo. La otra hija del Che Celia nacida cuando Che cumplió 35 años estaba allí con sus otros dos hermanos varones y recibió la felicitación por cumplir años ese mismo día. Aleida tenía 50.000 seres humanos delante y una primera línea de 300 mts. de ancho hervía de banderas celestes, blancas y rojas de diferentes agrupaciones saludando su mención a la presencia de los Cinco Héroes, de Fidel, Raúl, Pombo, Ramiro y tantos otros. Tras su “Hasta la Victoria Siempre” descendió emocionada. El hijito de Paula Ferré la solidaria cantautora sostuvo mi bandera y pude quitarme el poncho rojo salteño, para abrigar a una tiritante dama venezolana que aprovechando la vuelta de Ernesto a la Argentina para conseguir su título de médico, asedió al inocente Dr. Alberto Granado hasta rendirlo y casarse con él. Al día siguiente partían hacia Salta y luego volverían a su Cuba, me despedí de ambos emocionado. Alexis Capote su nieto vino desde Suiza a esta Misa Familiar que los convocó y tuvo en Gino el chileno de Familiares de Becados en Cuba, a un tutor de lujo. (Cuba educa jóvenes argentinos y nos los devuelve hechos doctores en medicina que se nuclean bajo el nombre de “Tatu” (apodo del Che en el Congo africano) para laborar solidaria y amorosamente en zonas marginales). Quedamos en que Champa me devolverá el poncho cuando viaje a Capital, y si no “que Dios y la Patria se lo demanden”. Llegó el momento 20 escolares cubanos y argentinos (estos últimos educandos cuya escuela ESB nº 160 de La Matanza, lleva hace años el nombre Ernesto Che Guevara) tiraron del lienzo blanco y como en un parto apareció la bella cabeza, siguieron los hombros, torso cintura piernas y unos pies sólidamente afirmados a peñas americanas. Pensé… lo asesinaron en una escuelita, hoy alumnos de otra lo traen a la vida. El eufórico griterío, redoble de tambores, aplausos, cánticos crecieron gradual e incontenibles como el ansia del público que comenzó a saltar las vallas y fueron a su encuentro. Todas las manos de carne tocando las piernas de bronce, los inundados ojos tratando de definir los detalles de la estatua, las fotos para atesorar toda una vida. El permiso, la corporización de nuestro Patrimonio Histórico del que somos todos portadores sanos, a pesar de que se nos retacea y mezquina desde hace 40 años. El profundo sentimiento Inconsciente Colectivo que las 50 mil almas confirmaban como propio. Voy como loco (sí, lo soy) de un lado para el otro agitando la bandera y bebiendo con ojos, oídos y sensibilidad esta tremenda experiencia de vida, entre Borrego, Calica, Zerneri, Granado, Rogelio Acevedo, Aramís Fuente y VOS a quien no conozco. Un amontonamiento de gente tiene como epicentro a Aleida y junto a ella una silla de ruedas con Natalio emocionado conversándole. Saco mi cámara y “click” inmortalizados. Ana se fotografíó con el cubano Rogelio Acevedo compañero de lucha de Che. La gente que se retiraba lo hizo hacia el Monumento a la Bandera rodeándolo de carteles guevaristas. Luces de colores lo mostraban como un gigantesco señalador celeste y blanco que apuntando al nocturno cielo festejaba que la ciudad “Madre pródiga” hubiera saldado la Gran Deuda con su hijo Guevara. Fuimos al hotel e Irene no quiso salir, ya había cenado emoción y se empachó de amor. A mi me dolían mucho la punta de mis pestañas y más aún brazos y piernas. La bandera donada por el Centro de Estudios Políticos Che Guevara de Madrid, España tiene 12 años, pero yo (nombrado representante de ellos en Argentina) tengo 65 cumplidos, la incompatibilidad entre bandera y agitador (yo) que la movía me fatigó. En el desayuno encontramos al periodista cineasta cubano que nos filmó para el documental sobre Che (donde no aparecimos) estrenada en Octubre del año pasado en el teatro El Vitral (pleno centro). Allí en ese teatro actuó hace años nuestro hijo menor Manuel Emiliano, como “soldado argentino” en el drama histórico de Gerardo Pensavalle “Malvinas 170 años”. Dramaturgo que estrenó luego “Mataron al Che” donde también Manuel cubrió el papel de un periodista boliviano. Curioseé el Libro de Honor del Hotel y el día 13 nuestro admirado y querido Premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel había dibujado un bello rostro de mujer, con un breve mensaje de paz y amor. Adherí nuestra tarjeta con el viril rostro de Che sonriente y escribí toda la hoja con mucho amor. De allí fuimos presurosos hacia el Teatro La Comedia donde cientos de compañeros compartían el cierre del Encuentro Nacional de Solidaridad con Cuba. La antigua sala dispone de un gran escenario donde las banderas cubana y argentina parecían pequeñas ante una platea para 300 personas, pullman para otros 200 y palcos corridos laterales de primer y segundo piso. Ana, Irene, Natalio a pesar de las escaleras y yo nos instalamos en el primer piso junto al escenario. Con ayuda de ellos colgué el enorme pasacalle
POR EL REGRESO DE LOS CINCO HEROES
Antonio - Rene - Fernando - Ramón y Gerardo
Museo Che Guevara y Chau Bloqueo
ahí quedó vestido el lindo teatro, no obstante comencé a dibujar carteles y a pincharlos al barandal de madera que rodeaba la sala. El ¡ VIVA FIDEL ! no sorprendía a nadie, pero muchos se rascaron las neuronas intrigados al leer los que decían ¡ BUSH TARRÚ ! los cubanos disimulaban las risas interiores pues significa “cornudo” en cubano básico. Dejé la bandera con el rostro de Che a cargo de Irene y me mezclé con cientos de personas en la platea y el hall donde compañeros vendían libros ó periódicos de la militancia. Comencé butaca por butaca metódica y puntillosamente explicando lo que entregaba, primero fueron los folletos de Células Madre que nuestro Museo se honra en difundir, otra oleada y llegué con dos periódicos, uno el “Caballito Regalado” de nuestro amigo Eduardo Torres que acabado de volver de Cuba publicó su diario que parece el Bohemia y el otro “Vecinos Memoriosos de Caballito”. Otra oleada de difusión y expliqué entregando el volante como UMMEP (un mundo mejor es posible) alfabetiza desde hace 4 años largos en Argentina y la posibilidad de conectarse con ellos por mail. Mi insistencia informando a gentes (que afortunadamente no me conocían) dió su fruto pues me gané un nuevo apodo (obsequio de Rubén Zácaro de Almirante Brown) “Chuenga” (50 años atrás en las canchas de futbol un hombre ofrecía masticables gritando “chewing gum” –goma de mascar- la deformación en los oídos de hinchas del sonido inglés derivó en un “Chuenga”. Volví con los bolsillos vacíos a mi lugar y tomé mi bandera justo para ver al presentador abrir el acto con trovadores cubanos que nos cautivaron con sus trovas, sones, y simpatía. Tras ellos los compañeros de las diferentes comisiones que funcionaron durante el encuentro expusieron a su turno las resoluciones acordadas y propuestas aprobadas ante las dos primeras filas de la platea ocupadas por hijos, hermanos y parientes del Che a más de los funcionarios cubanos estables en Argentina y los llegados especialmente para la ocasión. La adolescente Alín hija de Ramón Lavagnino (uno de los 5 héroes cubanos prisioneros en EEUU) los corporizó allí entre nosotros. No se cuando me incliné ante la doctora en pediatría Aleida Guevara March y le obsequié un pequeño caracolito que traje de la playa chilena de Isla Negra, donde Pablo Neruda, el poeta admirado y querido por el Che tenía su casa, hoy museo. De la apertura al cierre del acto no dejé de agitar la bandera por sobre la platea acompañando candenciosamente el canto de los trovadores, las resoluciones de la asamblea, la minuciosa exposición del Perro Iván (Mil por Cuba) y las contemporizadoras palabras para estimular la unidad entre compañeros y revolucionarios y promover la potenciación de la lucha, vertidas por el representante de Mil por Cuba Sergio Ortiz. Aunque el toque óptimo lo puso la expresiva alocución del delegado de las juventudes y partidos políticos amigos de Cuba que tuvieron un maravilloso campamento internacional allí en Rosario. Describió lo hecho y parecía que lo veíamos con el alma. Realmente importante, halagueño y prometedor de nuevos aires en las actividades solidarias. Ví la bandera cubana y supe que eran la linda pareja villamercedina Camilo Sosa y señora, que pasearon esa enseña por todos los lugares de Rosario con enorme orgullo y gracia. ¡Viva San Luis y su gente! La proyección de un (lamentablemente breve) trozo del documental sobre Rosario, realizado por los cubanos Leandro González (hijo de Adys Cupull y Froilán González) y Otto Guzman nos dejó con las ganas hasta Octubre, en que anunciaron lo pasarán completo. Tiempos bien argentinos, dos pasitos p´alante y uno p´atrás. La película excelente la abre un taximetrero rosarino (actuado por Norberto Champa) que presenta recorriéndola a la ciudad donde nació el guerrillero heroico. Del teatro fuimos al recital dejando el auto a 3 cuadras, las que recorrimos Irene y yo portando abierto el pasacalle por los 5, llegamos al Monumento a la Bandera y nos zambullimos entre los miles de personas nadando como en un mar humano, yo tiraba del pasacalle e Irene venía arrastrada rebotando en personas, llegamos al gigantesco y pelado escenario, en donde colgué a 3 metros de altura mirando hacia el público bien alto el reclamo por la libertad de nuestros cinco hermanos. Pedí la bandera a Irene y me quedé sentado allí arriba agitandola, pero los custodios municipales me disuadieron reclamando que bajara, lo hice, pero entregando el mástil a uno de ellos y saltando junto a él, del lado de adentro (vip), recuperé mi mástil y lo dejé con la boca abierta corriendo hacia la parte posterior del escenario, encontré una escalera y trepé pasando por el escenario donde cantaba un cubano, me quedé como escenografía agitando la bandera, fueron 3 minutos y me sacaron, me moví rápido haciendo como que me iba y aparecí en otra esquina para trepar la valla que separaba al público de un corredor que rodeaba el escenario. Allí me topé con Mario Marquís, despreciable periodista enemigo del Che (tuvo suerte, a 2 mts. 8 custodios con chaleco naranja nos miraban) y lo dejé para otra ocasión. Subí la empalizada y otra vez los guardias a bajarme, pero pactamos que podía alambrar el mástil con bandera al tope y eso me tranquilizó. Comencé a fotografiar, primero Baglietto que cantaba, luego recorrí el enorme parque que hervía de público, tomando vistas desde las torres de sonido, palcos y desde el mismo Monumento a la Bandera. Distribuí más adhesivos procubanos entre la multitud y tarjetas de nuestro museo con la minibiografía de Che, mail y blog. Seguí con mas volantes de los alfabetizadores argentinos que usan el método cubano y en media hora no tuve más nada que cientos y cientos de personas que apenas me veían estiraban mecánicamente la mano aunque no les diera nada. Me alivió que el enemigo del Comandante Hugo Chávez no cantara allí. Es que Fito Paez es rosarino. Dos cubanos magníficos Tatica y Tejera electrizaron a la masa Guevarista con un poema al Che, recordé cuando actuaron 8 años atrás en nuestro Museo y fue para alquilar balcones. Cada 15 minutos volvía donde Ana, Natalio e Irene aplaudían vibrando y tras dar mi “prueba de vida” como debo hacer cada 3 meses yendo al banco donde me abonan la jubilación, salía a recorrer nuevamente buscando la emoción en los demás, en los rostros, en las posturas que el sagrado momento moldeaba en esos seres humanos de toda edad. En mis trepadas y bajadas un drama, perdí el gran botón de pecho con el rostro de los 5 héroes que Alicia Jrapko me había entregado hace años y que durante años fue inseparable amuleto en manifestaciones, escraches, conferencias y fiestas. Antes del final que fue a todo “Hasta Siempre” cantado colectivamente por Aleida la hija, León Gieco, los demás artistas y el público todo, debimos volvernos a Capital. Dejé sin nombrar a decenas de excelentes compañeros y otros muchos artistas, y necesitaría dos hojas para describir las múltiples actividades que CTA propició, presentaciones de libros, conferencias que brindaron Camilo Guevara el hijo del Ché, u Orlando Borrego su ayudante en el Ministerio. También cátedras y encuentros que de una y mil formas dieron profundidad a la festividad. Juro que me fotografié con un joven anarquista de nombre Ernesto y sus amigos. Esta es solo una más de las crónicas escritas y es solo lo que ví yo.

Por Eladio González - Toto director

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