11 nov 2008

ASOCIACION DE EX DETENIDOS DESAPARECIDOS: A 30 AÑOS DE LA DESAPARICION DE RICARDO, YOYI Y TITIN: EL RECUERDO Y UNA LUCHA QUE NO CESA

(Lunes 10 de Noviembre de 2008)

Escribe: Lidia Frank (*)Especial para La Opinión
En esta nota su hermana eligió mostrarle a la comunidad, quién era Ricardo, a través de breves fragmentos, que son parte de un material encontrado donde vivía y donde fue secuestrado.Hoy 10 de noviembre se cumplen 30 años del secuestro y desaparición de tres jóvenes trenquelauquenses: Ricardo Frank, Yoyi Martínez y Titín Mirabelli. Estuve pensando estos días qué escribir, qué transmitir a los lectores. Elegí mostrarles quién era Ricardo, mi hermano, que nació un 20 de mayo de 1957, a través de estos breves fragmentos, que son parte de un material encontrado donde vivía y donde fue secuestrado. El mismo dirá de sus certezas, sus dudas, sus firmes convicciones, sus proyectos, sus deseos, sus sentimientos porque cada una de esas palabras lo construyen, mostrando su compromiso ante la vida. Estos fragmentos seguramente corresponden a su época de estudiante:«Cuando me encuentro perdido, pienso que yo me lo busqué, por haberme alejado de todos mis seres queridos y que a la vez me quieren, para encontrar no sé que cosa. Cuando nos cambiamos de camino, solo del viejo nos quedan recuerdos buenos, amables, y cuando lo empezamos a comparar con las malas que tenemos que encarar en el nuevo, a veces dudamos.Pero la duda no se la puede mantener por mucho tiempo, no se puede estar en ella, no se puede caminar con un pie en el agua y otro en la tierra, pues llegaría el momento en que es imposible avanzar, y si calculamos el desgaste que tuvimos es fácil comprender lo ilógico de este proceder.Por lo tanto es imposible continuar así, sé que tengo raíces que no son propias de este lugar, sé que ésta no es la fácil, sé que tengo soledad, pero también sé que quiero estar acá».INICIATIVALo que sigue son reflexiones relacionadas con su ámbito laboral: «Pienso en estos momentos en mi trabajo, y más que en mi trabajo en el grupo humano que vive en ese lugar un tercio de su vida y que estoy seguro lo sienten (como yo) como una condena o un sacrificio –sin llevarlo al drama- porque ahí no se puede darle vida a la iniciativa, a ese motor que nos hace sentir genios cuando logramos “cosas tontas” para el que no las entiende».Sobre el estudio decía: «El caso particular de un estudio (en estos días en que solo estudia el que puede, y por lo tanto la cultura se cierra sólo para una clase reducida) es obligación moral de todo aquel que tenga posibilidades materiales de llevarlo a cabo, que logre a corto plazo su especialización completa, para que unido al pueblo haga más grandes las posibilidades de avanzar y más corta la dependencia hacia los que sólo ven en un diploma la máquina de hacer guita.Yo elegí estudiar arquitectura porque es una carrera que me gusta, y pienso que dentro de ese trabajo puedo tener oportunidad de crear algo, que de mí parta una cosa nueva (de formas, de colores, de funcionamiento) pero no podría nunca conformarme solo con eso, precisamente creo que conocimientos técnicos me van a dar lugar a hacer otras cosas, sería tonto tener por todo ideal lograr una casa linda, que le guste a la gente y nada más, a mí por lo menos no me serviría, aunque me daría una satisfacción lograrlo, no lo concibo como un fin.UNA VERDAD QUE VALECreo que cualquier persona con un poco de sensibilidad y observación, llega a una edad en que empieza a darse cuenta de muchas cosas, y de pronto ve que algo hay justo, que hay una verdad que vale, que habría una posibilidad para todos. Que entre todos si nos calentamos un poco podríamos mejorar. De ahí justamente sale nuestro mensaje hacia los demás.Es muy importante no dejar que nuestra vida se deshaga en problemas individuales. Hay que comprender que no somos entes aislados, en realidad lo que somos es integrantes de un montón de gente que forma la sociedad y la humanidad.Quien no quiera que esto cambie, quien se deje llevar por las circunstancias favorables que están destinadas a ser momentáneas, quien se deje arrastrar por la comodidad de una vida fácil, sin compromisos, no cumplirá al final de sus días ni con él mismo.Por eso es necesario plantearnos de mil maneras diferentes qué es lo que queremos para nosotros, para el pueblo que nos rodea. Y una vez convencidos, una vez claros, dedicarnos de lleno y por completo a ello».El 10 de noviembre de 1978 entró en el departamento de Capital Federal un grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada que lo secuestró y trasladó a ese centro clandestino de detención, junto a su compañero y amigo Yoyi Martínez, y en ese lugar se encontró con Dina Nardone y Titín MirabelliVolvimos a saber de ellos por los testimonios de los sobrevivientes, de sus compañeros de cautiverio, quienes cuentan del buen ánimo de todos ellos, de cómo se daban fuerzas y le daban a los demás, de cómo esperaban todos el “Duerme Negrito” de Dina…novia de Titín. EXIGIR JUSTICIAHoy, seguimos recordándolos, homenajeándolos, pero, sobre todo, seguimos presentándonos en las causas como querellantes, junto a los Organismos de Derechos Humanos, exigiendo justicia, y no bajaremos los brazos, hasta ver condenados a todos los genocidas por todos los compañeros!Quienes hemos elegido este camino, que no es fácil, sabemos que dejarlo sería soltarles la mano, dejarlos ir, volverlos a desaparecer. Ellos no se fueron, ellos están presentes en todas las luchas, en cada injusticia, en cada 24 de marzo, en cada reclamo, y así seguimos caminando junto. ¡Hasta la victoria!, Titín, Yoyi, Ricardo y los 30.000 compañeros detenidos desaparecidos.


Lidia Frank y su madre (derecha) en un acto organizado en Trenque Lauquen por la DDHH local.

Trenque Lauquen, Martes 11 de Noviembre de 2008

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