16 nov 2008

CENTRO PARA EL DESARROLLO Y LA APERTURA DE AMÉRICA LATINA

Una ONG fantasma financiada por EE.UU.

(De la Redacción de ZOOM) La ausencia de control social sobre las ONG’s, una realidad derivada de la revolución conservadora, permite que algunas de estas organizaciones realicen actividades subversivas, administren fondos de reptiles y laven dinero proveniente del tráfico de armas y drogas. Una de ellas es CADAL, Centro para el Desarrollo y la Apertura de América Latina, que opera asociada a medios de comunicación y fundaciones del núcleo neoliberal como las fundaciones Atlas, Hayek y Friedrich Neumann.
No es novedad que Estados Unidos opera de la forma más siniestra en América Latina, pero uno de los temas menos conocidos es cómo lo hace en Argentina.
La huella de sus pasos se puede descubrir a través del propio aparato de propaganda, herramienta de la intervención norteamericana, que además de valerse de poderosos contactos políticos con los principales medios, sostiene un intrincado sistema de sellos de goma, siglas vacías y fundaciones fantasma al servicio de Washington.
Su objetivo: difundir y multiplicar la política imperial y las críticas malévolas hacia cualquier expresión política progresista con el espurio fin de desprestigiar, atacar y calumniar a Cuba y a otros países que se enfrentan al libre comercio.
Bajo su mezquina prédica anticomunista se detecta el financiamiento de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la red de programas desplegados por la CIA para promover acciones de propaganda y agitación en el continente.
La comunidad internacional ha criticado el ridículo Programa de Asistencia para Cuba, iniciativa de la CIA promovida por el Congreso desde 1996 con un presupuesto de 7 millones de dólares anuales, cifra que ascendió a 59 millones cuando Bush presentó el Informe de la "Comisión para asistir a una Cuba Libre" para conspirar contra Cuba.
Parte de esa fortuna llegó a la Argentina con el apoyo de la embajada norteamericana en Buenos Aires y fue aprovechada por uno de sus organismos más sospechosos: el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), fundación cuyo presidente y director general es el ignoto Gabriel Salvia, hombre que según sus antecedentes "desde 1992 se desempeña en la dirección de entidades sin fines de lucro" careciendo de algún título superior para dirigir un centro de investigaciones y que se jacta de haber escrito "cientos de columnas" en los principales diarios conservadores de la Argentina.
El gusano Gabriel Salvia
A diferencia de otras asociaciones, el centro de Salvia cuenta con instalaciones que cualquier investigador o becario del CONICET envidiaría, y que desde su casa matriz en Diagonal Norte 628, 2ª R, coordina oficinas desplegadas por todo el continente, salvo Brasil..
Aún sin tener que pasar por su sede, buena parte de su ideología se puede descubrir en http://www.cadal.org, sitio muy parecido a http://www.directorio.org, web oficial del Directorio Democrático Cubano, organismo gusano con sede en Miami financiado por la CIA.
Esta usina de desinformación cuenta con características similares al Proyecto Cuba Libre, otro sello de goma que ofrece como lecturas de cabecera documentos de CADAL contra Cuba, elaborados con el financiamiento de la Fundación Konrad Adenauer, de origen alemán y conducida por Hans Blomeier, ex representante del organismo en Chile que ahora opera en Buenos Aires.
Su territorio, sus presentaciones de libros, sus conferencias de carácter académico se proponen construir lazos con intelectuales liberales, universidades privadas y partidos de derecha.
Como una enorme red de comercialización, las embajadas norteamericanas de cada país cuentan con varios de estos centros para construir think thanks, usinas de pensamiento que se aprovechan para operar sobre la opinión pública sosteniendo los argumentos de la Casa Blanca.
El capítulo argentino de CADAL fue inaugurado en febrero de 2003, tres meses antes de que Néstor Kirchner asumiera como presidente. No era el mejor año para instalar una moderna oficina "sin fines de lucro" en el microcentro, pero Salvia lo creó y desde entonces ha trabajado sin explicar a nadie cómo consigue el dinero para hacer lo que más le interesa: desprestigiar las relaciones argentinas con Cuba.
Así lo hizo al estallar la cuestión de la médica Hilda Molina, enviando delegaciones de agitadores a articular provocaciones en la puerta de la embajada cubana en Buenos Aires.
O en marzo de 2004, cuando reclamó a la Cancillería argentina que ordenara a su embajada en La Habana para que acogiera como héroes a los "disidentes" a sueldo del jefe de la Sección de Intereses de Norteamérica (SINA), James Cason.
Cómo construye su fachada
Ningún centro que pretenda mostrarse como "académico" puede prescindir de intelectuales. Salvia se rodeó de escritores (Marcos Aguinis, Juan José Sebrelli), periodistas (Femando Ruiz Parra, Silvina Walger) e historiadores (María Sáenz de Quesada), intelectuales muy distintos con una sola coincidencia: sus críticas a la Revolución Cubana y a los gobiernos de Hugo Chávez y Evo Morales. Dos coincidencias en realidad: también admiran la democracia chilena, régimen tutelado que aún no sale de la transición permanente y que hace ostensible una inserción internacional tan importante como la cantidad de pobres que heredó del pinochetismo con políticas de mercado en aumento luego de dieciocho años de gobierno.
CADAL publicó Lula: La izquierda al diván, de Ceferino Reato, editor de internacionales del diario Perfil, donde se exageran las contradicciones del gobierno de Lula con la conclusión de que la única salida es el liberalismo. Con la autorización de Fontevecchia, Reato (autor de Operación Traviata sobre el asesinato de José Ignacio Rucci) permite que Salvia aparezca cada mes despotricando contra el Mercosur y contra Cuba.
También organizó visitas de gusanos como Hubert Matos y Carlos Alberto Montaner para presentar libros en Buenos Aires y Rosario.
Cuenta con el apoyo de Hugo Grimaídi, director periodístico de DyN, donde Salvia publicó tres extensas columnas. A él se suman: Tristán Rodríguez Loredo, editor de Noticias; Jorge Liotti, editor del Suplemento El Observador de Perfil; Nelson Fernández, corresponsal en Uruguay del diario La Nación; José del Río, director periodístico de la revista Apertura, propiedad del empresario conservador Francisco De Narváez; Armando Torres, ex vocero del ex ministro de Economía Roberto Lavagna y Alberto Lippi, vocero de Edenor.
Un caso elocuente es el de Femando Javier Ruiz Parra, profesor en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Austral controlada por el Opus Dei y autor de Las palabras son acciones: historia política y profesional del diario La Opinión de Jacobo Timerman, 1971-1977, publicada por Perfil.
Ruiz Parra escribió además una historia del diario Ámbito Financiero, y un tercero cuya historia merece ser contada: en julio de 2003, CADAL y la Fundación Adenauer le publicaron Otra grieta en la pared, informe y testimonios sobre la nueva prensa cubana que tiene como prologuista a Robert Cox, prestigioso comentarista que dirigió el Buenos Aires Herald durante la última dictadura militar y fue presidente de la SIP.
Posiblemente Cox jamás le habría puesto la firma al libro de Ruiz si hubiera sabido que uno de los entrevistados por el autor en Cuba, fue el "disidente" Néstor Baguer Sánchez Galárraga.
Al declarar, Sánchez Galárraga reconoció que pertenecía a la seguridad cubana cuando testimonió en el juicio a los disidentes y aportó pruebas de su condición de asalariado de la SINA mientras actuaba en la clandestinidad como héroe anónimo, hecho que conmovió al mundo y figura en el meritorio libro Los Disidentes de Rosa Miriam Elizalde.
El origen de los fondos
La red de fundaciones como CADAL alimenta con dólares frescos a la cadena desplegada por todo el continente, que como pequeñas agencias de publicidad buscan generar eventos que permitan refrescar la agenda pro norteamericana.
Quizás por eso, CADAL entrevistó en enero de 2008 desde La Habana a los miembros del grupo de punk rock cubano Pomo para Ricardo, Gorki Águila y Ciro Díaz, los mismos que concentraran la atención internacional a principios de septiembre, cuando el primero fue procesado por sus reiterados desórdenes del orden público, sobresaliendo, no por sus atributos culturales, y sí por su alcoholismo, consumo y tráfico de drogas, y exhibicionismo pornográfico.
En septiembre pasado, CADAL organizó el "Foro Latino Global 2008", un evento político-empresario en el que disertaron Felipe Solá, Javier González Fraga y Santiago del Sel, Jefe de Equipos Técnicos de la Coalición Cívica.
CADAL tiene estrechos contactos con el Center for Internacional Prívate Enterprise CIPE, la Atlas Economic Research Foundation, el Center for a Free Cuba CFC, la fundación demócrata cristiana alemana Friedrich Neumann Stiftung y la organización anticubana checa People in Need PIN y Timbro de Suecia, que hasta fines de 2007 seguía estando entre sus principales financiadores. Vale la pena recordar quién es quién: el CIPE es una organización del American Enterprise Institute (AEI), uno de los miembros centrales del National Endowment for Democracy (NED), órgano a través del cual el Departamento de Estado canaliza los recursos para la influencia política en el extranjero, y donde uno de los asistentes de CADAL hizo cursos de capacitación, según revelan los antecedentes de Hernán Alberro, Director de Programas del Centro y ex Coordinador de Programas de la Fundación Atlas para una Sociedad Libre.
Tras la fachada de la filantropía y las ideas del liberalismo, los órganos de propaganda de la Casa Blanca crecen al calor de los dólares que inyecta.
CADAL es una de las muestras de esta estrategia, donde sólo el directorio de otro sello de goma como el Centro Hispano Americano de Investigación Económica (HACER), contabiliza alrededor de cien delegaciones de este tipo en todo el continente.
FUENTE: REVISTA "ZOOM" - http://revista-zoom.com.ar/articulo2771.html

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