9 abr 2008

PARTIDO COMUNISTA REVOLUCIONARIO: NO HAY TREGUA

La lucha agraria contra la política reaccionaria del gobierno kirchnerista, continúa con grandes asambleas que discuten el camino para el triunfo de sus reclamos.

Escribe Ricardo Fierro


1. La rebelión agraria
Después del paro activo nacional agrario de 21 días, la lucha se discute en asambleas. Es la mayor rebelión de obreros rurales, y campesinos pobres y medios, de la historia argentina.
Hubo más de 400 cortes de ruta, asambleas gigantescas, y un estado asambleario en pueblos y ciudades que abarcaron a las provincias de Entre Ríos, Chaco, Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y La Pampa, y se extendieron a las del Noreste, el Noroeste, Cuyo y el Comahue. Se retomó, a un nivel muy superior, aquellos primeros cortes de ruta agrarios que asombraron al país en 1998.
La pueblada paralizó la producción agraria, las principales exportaciones, el abastecimiento, el transporte, etc. Se adueñó de la red vial. Destrozó el eje de la política de las clases dominantes, reinstalando el paro nacional activo con cortes de ruta y piquetes. Unió a las clases productoras del campo con las fuerzas combativas de la ciudad. Puso en debate la viga maestra de la política económica kirchnerista: el saqueo impositivo, antiagrario y antifederal.
2. Una política reaccionaria
Lo que estalló en el campo venía de antes. El aumento de las retenciones a la soja fue el detonante que hizo emerger esa situación. El gobierno fue pisoteando a los productores de trigo, tamberos, ganaderos, algodoneros y de otras economías regionales. Su política de sojización provocó un genocidio agrario, expulsando a obreros rurales, pueblos originarios y campesinos sin tierra a sobrevivir en las villas de emergencia; y los que tenían pequeñas parcelas debieron irse a los pueblos como mini rentistas sin futuro.
Los grandes usureros formaron los pooles y, junto a los grandes terratenientes "nacionales" y extranjeros, acapararon gigantescas extensiones de tierra, como no se veía desde la época de oro de la vieja oligarquía vacuna. Esa política K se basó en "leyes" de la dictadura: la 22.248 para imponer salarios en negro a los obreros rurales, el Código Aduanero, y la libertad de arriendos.
Jamás el kirchnerismo tomó medidas favorables a los trabajadores rurales, los pueblos originarios y los pequeños y medianos campesinos. De lo que se le arrancó con la lucha no cumplió casi nada.
La inflación estalló mucho antes del paro agrario, en febrero del 2007, cuando el gobierno intervino el Indec para garabatear las cifras mentirosas de la carestía de la vida. Lejos de "redistribuir los ingresos a favor de los más pobres", el aumento de las retenciones fue para "la caja K", e incluyó un subsidio pactado del gobierno a favor de los monopolios aceiteros, cerealeros, molineros y frigoríficos (ver pág.3).

La receta K
El gobierno pegó el hachazo porque la "caja K" hacía agua.
La caja K ya no alcanza para armar un PJ-K disciplinado, mantener los negocios y subsidios propios y de sus "amigos" (como el "tren bala), evitar los "cacerolazos" y la paralización productiva por la crisis energética que vuelve con el frío, aguantar los golpes de la crisis económica que sacude al centro del capitalismo mundial, y pagar la deuda externa. Solo el pago de deuda le exige al gobierno pagar, en los 4 años de gobierno de Cristina Fernández, casi 57.000 millones de dólares, de ahí que salga desesperadamente a buscar plata a Nueva York (Lousteau) y a París (Cristina Fernández). Como ya se demostró con el "blindaje" de Cavallo, no hay reservas que aguanten una corrida bancaria.
Los Kirchner, con su mentalidad de burguesía intermediaria petrolera y parasitaria del Estado, no ven en "el campo" a una rama productiva sino a una "operación financiera". Por eso hacharon como hacharon. Lo que Cristina Fernández dijo en sus discursos, en definitiva, es que la soja es para los grandes, que con el 44% todavía tienen margen de ganancia, y les reclaman "solidaridad" para garantizar la "gobernabilidad del sistema". A "los chicos" les dicen que no es para ellos la soja, que se pasen a malvivir con el trigo, la cría, el tambo, etc., garantizando el mercado interno, ofreciéndoles las mismas zanahorias prometidas luego de los paros anteriores y no cumplidas ¡No tienen idea del desastre que provocaron! ¡Y creen que los chacareros tienen capital para reconstruir sus alambrados, aguadas, rodeos, comprar maquinas, etc.!
3. No amontonados
Mientras los obreros rurales y campesinos pobres y medios sé autoconvocaban a las rutas, el gobierno trató de negociar con Miguens, presidente de la Sociedad Rural. Pero los que estaban en los cortes son los ignorados, los que trabajan el campo, los explotados por Miguens, Grobocopatel, Elsztain, Urquía y otros "amigos" del gobierno que son parte del riñón del poder.
El hachazo indiscriminado del gobierno volcó a las rutas a los obreros rurales (que en el caso de los sojeros cobran su salario en porcentajes de la cosecha) y a los chacareros. Además, provocó una fractura en el riñón del poder (en el sector hegemónico del bloque dominante). Para sorpresa de los Kirchner, los de abajo no aceptaron pagar el ajuste. Y sus amigos de arriba no quieren cargar solos el impuesto a la gobernabilidad del sistema.
Así, la pueblada agraria pasó a golpear a la política del gobierno junto con sectores terratenientes; y rebotó en las ciudades en la participación de sectores de capas medias altas en los "cacerolazos", junto con sectores populares. Esto no es nuevo en la historia argentina, ya Mariano Moreno hizo un escrito en defensa de "los hacendados". Tampoco es nuevo el acuerdo de las cuatro organizaciones agrarias, política oficial de FAA con Volando, y seguida mucho tiempo, con idas y vueltas.
Lo nuevo, es que con la irrupción de "los autoconvocados", se fortalecieron los sectores antiterratenientes y antiimperialistas en los cortes, como se vio nítidamente en Entre Ríos, Chaco, Santa Fe y otros lugares, que impusieron su programa: retenciones sementadas y coparticipadas, brotaron los reclamos salariales (que habían sacudido a muchas provincias con las huelgas de obreros rurales), de precios mínimos, sostén y en origen (que histerizaron al pasquín oficialista Página 12), y también la palabra prohibida en el "lenguaje K": la tierra.
"Popularidad": mal
Por primera vez, el gobierno se vio enfrentado por una pueblada nacional prolongada. La rebelión agraria empalmó con la bronca por la inflación, el centralismo antifederal K, la soberbia y las fuerzas de choque kirchneristas.
El gobierno, temió que en la represión apareciera un Fanchiotti (que provocara el incendio total), por eso usó a las organizaciones sociales "amigas". Las incineró, porque una cosa es ser prokirchnerista, y otra fuerza de choque K. La realidad es que D'Elía fue a la Plaza acompañado de patotas formadas por grupos enviados por Parrilli, Gullo y Kunkel, desde los ministerios y secretarías. Este hecho aceleró la ruptura con el FTV de sus principales cuadros históricos y una gran masa de adherentes, que formaron una nueva organización. Además, el gobierno también temió que la base agraria de las organizaciones "de seguridad" se negara a reprimir a trabajadores y campesinos.
Del 70% de "popularidad" que se jactaba el kirchnerismo en sus épocas de oro, estaría ahora en el 38% según las mediciones actuales. En realidad, Cristina Fernández se acerca a su cifra real de votantes en octubre pasado: 30% del total de empadronados. Muchos de los que estuvieron en las rutas son de lugares en los que, en octubre, ganó la presidenta. Muchísimos jóvenes y mujeres a los que Cristina Fernández les dijo "oligarcas y golpistas". No tiene en cuenta que esos jóvenes que hicieron "el aguante" en las rutas no habían nacido cuando el golpe del 1976. Y la presidenta no es autocrítica, debería recordar que la organización en la que militaba, fue parte del "Operativo Dorrego" que organizaron la dirección de Montoneros con los generales Videla, Viola, Harguindeguy y Bussi para desestabilizar al gobierno de Perón.
Por otra parte, los supuestos "saqueos" de esos días en La Matanza y otros lugares hay que computarlos a los servicios del gobierno que les garantizaron "zona liberada" a los "saqueadores".
Arriba, divididos
La pueblada agraria estimuló la división de los de arriba, entre sectores oligárquicos e imperialistas y de burguesía intermediaria. El "prolijo" armado de Kirchner de un PJ-K se ha descuajeringado. Y la división de los de arriba es aprovechada, desde posiciones independientes, para la lucha los de abajo.
Ahora, Das Neves critica el "fundamentalismo" de Alberto Fernández que ostenta "un poder que nadie le ha dado". Reuteman hizo críticas en público violando la disciplina K. De la Sota, se dice con ironía, que "pasó a la clandestinidad". Otros dicen lo mismo, pero en reserva, como los gobernadores Schiaretti (que se reunió con casi todos los intendentes de Córdoba), Jaque (Mendoza), y hasta los entrerrianos Uriberri y Busti, y el sanjuanino Gioja. Por su parte, el santafesino Binner (con el apoyo de los intendentes de la provincia) reclamó la coparticipación de las retenciones. Moyano le habría dicho a Kirchner que seguirá con los cortes, pero que no enfrentará a los chacareros porque "están todos armados", (La Nación, 6/4). "Hay lugares donde halagar al campo comienza a dar más votos que halagar a Kirchner" (La Nación, 7/4). Por el contrario, otros subieron posiciones con los Kirchner por su fidelidad al gobierno.
4. Todo está en curso
La pueblada agraria no dio paso a una tregua. Después de las asambleas en Alcorta, Paraná y Gualeguaychú, siguió la de Azul y ahora en Rosario. Tuvo la solidaridad en los cortes de la CCC en el Puente Pueyrredón y la ruta 3 en Buenos Aires, otros en Jujuy, Bahía Blanca, y movilizaciones en la Capital Federal y otros lugares del país.
Además, esta solidaridad va unida a numerosas luchas obreras y populares en las ciudades: el paro docente por Fuentealba en numerosas provincias pese al rechazo de Ctera, el paro bancario por encima de Zanola, triunfos salariales como el del Astillero Río Santiago. Los obreros de Ford reclaman 25% de aumento para los próximos 6 meses y luego rediscutir, y no fueron a Plaza de Mayo. Hay avances en los procesos de recuperación sindical como los cuerpos de delegados de Terrabusi y Petroquímica de Bahía Blanca. También, hay crisis en la CTA, donde muchas de sus organizaciones no fueron a Plaza de Mayo.
Ahora todo cruje. El gobierno retrocedió, y salió abollado. "El joven ministro de Economía de la Argentina, Martín Lousteau, está en el centro de la mayor crisis política del país en cinco años", dijo el diario de los usureros yanquis, The Wall Street Journal Americas, (7/4). "Hay un divorcio marcado entre la sociedad política y la sociedad civil" (La Nación, 6/4).
El kirchnerismo, sobrestimó su fuerza y subestimó la de los de abajo. Sufrió su peor golpe político en cinco años. Se le ha abierto la mano, pero todavía no se le torció el brazo. No hay vuelta atrás. No va más la soberbia patotera y la sordera frente a los reclamos populares. "Un gigante dormido que ahora se despertó, estuvo 21 días demostrando lo poderoso que es. No la seguimos más porque queríamos demostrarles que éramos sensibles. (…) No nos va a temblar la mano cuando tengamos que volver a la ruta", dijo el dirigente entrerriano Alfredo De Angeli.
Todos los indicios señalan que el gobierno pretende salir del paso con retoques cosméticos a lo ya ofrecido: la orden sería enfrentar. Cree el triunfalismo que proclama, con consecuencias impredecibles. Por eso, más que nunca, las fuerzas populares, patrióticas y democráticas, deben trabajar para la unidad obrera, campesina y popular, por un paro nacional activo que una los reclamos de los trabajadores rurales y chacareros, a los de los trabajadores y el pueblo de las ciudades, acumulando fuerzas por el camino del Argentinazo.
Comentarios
Debates de fondo
La pueblada agraria volvió a mostrar cuestiones de fondo de la Argentina, y derrumbó "verdades reveladas" que se demostraron falsas.
Apareció la parte oculta de la Argentina real: los obreros rurales, pueblos originarios y campesinos pobres y medios. Esa parte que, como ha señalado el PCR, es esencial en la estructura económico social argentina. Quienes niegan esta realidad, fuerzas como el PO, el PTS y el MAS se unieron al kirchnerismo en el ataque a la pueblada agraria, votando juntos, como en Filosofía y Sociales de Buenos Aires.
Lo mismo les pasó a los seguidores de la teoría del "capitalismo dependiente", que considera "resuelta" la cuestión agraria. Dirigentes del PC, como Patricio Echegaray, encabezaron columnas en el acto kirchnerista de Plaza de Mayo con su política de "apoyo alternativo" al gobierno, pese al rechazo de numerosas organizaciones de ese partido.
Se ha vuelto a demostrar, como viene sosteniendo el PCR, el carácter de la revolución en la Argentina: democrática-popular, agraria y antiimperialista, en marcha ininterrumpida al socialismo. En ella, la base está en la alianza obrero-campesina y en la hegemonía de la clase obrera sobre el conjunto de las clases y capas interesadas en la revolución. La teoría de la "revolución socialista de inicio", aparentemente de izquierda", ha llevado a sus partidarios a juntarse con el kirchnerismo en la Universidad, o a acompañarlo en la Plaza de Mayo.
La pueblada agraria confirmó que no hay reflujo en las luchas, como ha señalado el PCR analizando los resultados electorales. Se ha demostrado el error de las fuerzas de la izquierda que votaron por candidatos kirchneristas (como Filmus) porque consideran que hay un período "de resistencia" en el que solo es posible "conquistar espacios de poder".
También, el error de las fuerzas de izquierda que confunden el estado de ánimo de las masas con sus resultados electorales. Atacan a la abstención, y el voto en blanco o nulo, y solo ven y llegaron a decir que "las masas votaron a sus enemigos". La realidad es que el kirchnerismo se fortaleció en relación a las otras fuerzas de las clases dominantes, sobre la base de que todas esas clases opresoras, incluido el gobierno K, fueron debilitadas por el no voto, y el voto en blanco o nulo.
La pueblada agraria confirma el análisis del PCR sobre la continuidad del auge y de las brasas del Argentinazo, y ha potenciado la crisis de hegemonía masificando los cortes de ruta y el estado asambleario de la protesta popular.

Los "amigos" K

Regalo 1: Las aceiteras le compran la soja al chacarero descontándole el 41% por retenciones (nivel actual por la baja del precio internacional). Cuando venden el aceite, pagan retenciones del 37%, es decir, que esa diferencia del 4% es un subsidio del gobierno a las aceiteras.
Regalo 2:Las aceiteras y cerealeras, avisadas por el gobierno, presentaron formularios de exportaciones por varios millones de toneladas de granos antes del aumento de las retenciones. Ahora compran a los chacareros descontándoles el 41% por retenciones, y le pagarán al Estado el 35% (que era el nivel de retenciones de cuando presentaron los formularios). Lo mismo ocurre con el trigo y los grandes molinos, y con la carne y los frigoríficos exportadores.
Regalo 3: El gobierno otorgó subsidios de $ 282 millones a las aceiteras, para que la botella de litro y medio llegue al consumidor a $ 6,30, pero en los supermercados está entre $ 7,50 y $ 9. El gobierno lo sabe y no hace nada.
Regalo 4:A las empresas avícolas, que hace 4 años que pagan el mismo precio a los productores, el gobierno los sigue subsidiando, ahora con $ 250 millones, y $ 30 millones a los supermercados, para "mantener el precio oficial" de $ 4,50, pero llegó a estar en los supermercados a $ 12 el kilo y no baja de $ 6.
Regalo 5: Los grandes frigoríficos, que le pagan $ 3,50 al productor, reciben subsidios por los que deberían garantizar asado al consumidor a $ 10, pero está en los supermercados a $ 17. La nalga para milanesas que debería estar a $ 10,90, se vende a $ 17 y hasta $ 20.
A los tamberos les pagan el litro de leche $ 0,80, y llega a más de $ 3 al consumidor. Además, el productor recibe por un kilo de trigo $ 0,62, con el que se fabrica 1 kilo de pan, por el que en la panadería se paga $ 4,50 o $ 5.
Lavagna y Macri
Es notable la "docilidad" de Lavagna con el gobierno en la crisis agraria.
También es significativo el "perfil bajo" de Mauricio Macri. Más significativo a medida que va asumiendo las funciones de su padre en el grupo económico de "papá Franco". Y, sobre todo, a medida en que se multiplican los negocios con el kirchnerismo: Puerto Madero 2, urbanización de la ex Ciudad Deportiva de la Boca, y ahora el enorme negociado del traslado de la sede política de la Capital Federal a Barracas.
Cristina K en París
En medio de esta situación la presidenta se fue a París. Participó en una manifestación por la liberación de Ingrid Betancourt, aunque el 24 de marzo no estuvo presente en ninguno de los actos que reclamaron la aparición con vida de Julio López. Mientras ella manifestaba, el ministro De Vido se reunía con los dueños de Alstom y Natixis que realizarán y financiarán el "tren bala". En Nueva York Lousteau negocia el pago de la deuda externa al Club de París, pero antes de viajar, mientras desatendía la situación del campo, aprobó el negociado financiero de ese absurdo tren que costará más de lo que aumentaron las retenciones.
Se sabe ahora que una de las causas de la renuncia del anterior ministro de Economía, Peirano, fue su negativa a firmar el acuerdo del "tren bala" con los franceses. Sus amigos le habrían aconsejado: "el que firme va a terminar preso".
Con el frío vuelve la crisis
Ya hay alertas sobre la crisis energética apenas aparezca el frío. El déficit del gas sería de entre 50 millones y 80 millones de m3, por lo que los cortes se prolongarían por 6 meses y abarcarían a sectores mucho más amplios que en el invierno pasado. El reemplazo por gasoil o fueloil para producir energía eléctrica es hasta 8 veces más caro que el gas y costará al país $ 12.600 millones (para tener una idea del costo, esa cifra alcanzaría para llevar los planes sociales a $ 500, o dar un aumento de emergencia de $ 200 a los jubilados, en los dos casos por todo el año). El gas licuado que el consumidor paga $ 1,57 el metro cúbico, se importará a $ 37,80. Las petroleras, y las generadoras y trasportistas de electricidad, presionan fuertemente para el aumento de las tarifas y de los enormes subsidios que reciben.

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