2 may 2008

ATE SUR: DECLARACION DEL 1º DE MAYO

1° de mayo: Día Internacional de los Trabajadores

Hace 122 años en pleno corazón de Estados Unidos, estallaba la huelga general por las 8 horas de trabajo. Desde el 1º de mayo, el paro fue total y con demostraciones multitudinarias de trabajadores. Con la bendición de la iglesia, los capitalistas incitaban mediante sus periódicos a la población a combatir a los “agitadores extranjeros”, formaron guardias blancas con matones a sueldo y montaron provocaciones. Como la bomba que el 4 de mayo, en medio de una gran manifestación, mató a policías y obreros y dio el pretexto para reprimir y luego encarcelar y condenar a 8 dirigentes obreros.
Con gran dignidad enfrentaron el juicio y el 11 de noviembre de 1887 fueron ahorcados los alemanes Spies, Fischer, Engel, Schaw, el estadounidense Parsons y el inglés Fielden. Otro norteamericano, Neebe, fue condenado a 15 años de prisión y el alemán Lingg se mató sin dar el gusto a sus verdugos.
Los obreros de todo el mundo los llamaron los Mártires de Chicago. En 1889 en París, el Congreso Obrero Internacional, proclamó el 1º de mayo “Día Internacional de los Trabajadores”.

En Argentina, la primer conmemoración se realizó el 1º de mayo de 1890, organizado por el Club Socialista Worwarts. Los oradores del acto hablaron en castellano, alemán, francés e italiano.
Pronto, las manifestaciones obreras del 1º de mayo fueron multitudinarias en Argentina y en todo el mundo. Eran actos de protesta y de lucha, expresión de la irreconciliable contradicción entre el capital y el trabajo. Hasta que la burguesía mediante la “Fiesta del Trabajo”, quiso transformarla en sostén de la conciliación de clases. En los albores del siglo XX, la clase obrera internacional se unificó detrás de la lucha por la jornada de 8 horas de trabajo. Superando los límites del oficio y las nacionalidades apareció en la escena política como fuerza independiente.

Con cada nueva irrupción de las luchas de los trabajadores se reactualizan debates cruciales: cómo superar el estado de fragmentación de la clase, cuál es la relación entre la demanda reivindicativa y el combate político, de qué modo terminar con las cúpulas sindicales dependientes y cómplices de las clases dominantes. Pero darles una respuesta correcta requiere una clara comprensión de la gravedad del momento histórico, y dar una lucha frontal contra la conciliación de clases.
Nuestras acciones están enmarcadas en una grave crisis económica y social del capitalismo mundial con centro en Estados Unidos y el resto de las metrópolis imperialistas. La economía estadounidense, montada sobre una gigantesca montaña de deudas, ha llevado a ese país de ser el principal acreedor al principal deudor planetario. Si cada día no entraran a EEUU al menos 2.000 millones de dólares, su economía se paralizaría. La recesión afecta tanto al área especulativa –Citigroup perdió más de 6.600 millones de dólares el último trimestre y anuncia 21.000 despidos-, como al sector industrial –General Motors termina 2007 con pérdidas netas por 38.700 millones de dólares y prevé 74.000 despidos-.
Esto no implica esperar el hundimiento automático del capitalismo a causa de su crisis, ni subestimar al enemigo y esperar que sus contradicciones lo agoten, cuando los poderosos sectores reaccionarios son capaces de todos los crímenes y de conducirnos a la barbarie. Ni tampoco subestimar la fuerza de los pueblos, lo que igualmente conduce a la pasividad y nos aleja de la lucha por una nueva sociedad.

Más que nunca atenazado entre la crisis interna y el riesgo de perder el control planetario, EEUU redobla su ofensiva por aplastar a los pueblos. Lo demuestran la guerra en Irak y Afganistán, el respaldo a los genocidas de Israel contra Palestina, las amenazas a Irán, las torturas en Guantánamo, el bloqueo y la hostilidad constante hacia Cuba, el deseo de aniquilar la Revolución Bolivariana y de poner de rodillas al conjunto de los países latinoamericanos.
El reciente ataque a un campamento guerrillero, matando al comandante Reyes y a varios miembros de las FARC, ejecutado por fuerzas colombianas dirigidas por la Casa Blanca, dejan claro que ésta sólo confía en la guerra para recuperar la iniciativa política en el hemisferio.
Venezuela, objeto primordial de esta provocación, no se amilanó. Escuchando los reclamos que tras meses de lucha encabezaron los trabajadores del sector y profundizando el proceso revolucionario, el gobierno de Chávez acaba de renacionalizar Ternium Sidor, la mayor empresa siderúrgica del país. La transnacional Techint de origen argentino, junto a las cámaras patronales y la burocracia sindical de la UOM, presionó infructuosamente para revertir esta trascendental decisión.
Ahora el conflicto sacude a Bolivia. Los estrategas yanquis se apoyan en la oligarquía separatista de Oriente para desestabilizar al gobierno de Evo Morales, frenar la lucha popular y las transformaciones. Apuntan a fracturar el país, empujando a la guerra civil. Paraguay, donde EEUU tiene una base militar a solo 400 km. de Bolivia, sería parte inseparable del conflicto, justo cuando acaba de ser votado presidente el ex obispo Lugo, poniendo fin a 61 años de régimen del Partido Colorado.
Es muy difícil asumir la gravedad del momento y sus consecuencias sobre más de 500 millones de seres humanos si la política guerrerista yanqui y los intentos de balcanizar la región se imponen.

En la misma línea, la producción de biocombustibles en EEUU que requiere enormes volúmenes de grano, disparó la codicia de las oligarquías terratenientes en el Cono Sur y contribuyó a desatar un alza brutal de los precios de los alimentos y daños ambientales irreparables.
Días atrás la población de Haití salió a las calles a enfrentar enormes aumentos de precios de los alimentos, que se triplicaron desde noviembre, y contra la presencia de las tropas de la MINUSTAH. Cuya represión provocó varios muertos y decenas de heridos, y desnudó a los gobiernos “reformistas” latinoamericanos (Brasil, Uruguay, Argentina y Chile) de donde proviene el grueso de esas tropas.
Se explica así por qué dichos Estados son incapaces de timonear cualquier proceso de integración latinoamericano frente al accionar disgregador del imperialismo.

En este momento crucial de la situación latinoamericana y antes de lo previsto, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner enfrenta una severa crisis política, expresión cruda de la lucha por la renta agraria entre dos fracciones capitalistas. Cuatro entidades del campo enfrentaron con un lock-out el aumento de las retenciones dispuesto por el gobierno, provocando desabastecimiento de alimentos en los centros urbanos y acrecentando la inflación de los últimos meses. Por lo que la demanda de los trabajadores por mejoras en el ingreso real puede acentuarse en la próxima etapa, resquebrajando el pacto social al que se han comprometido el gobierno, las patronales y la burocracia sindical.
La inesperada alianza entre pequeños campesinos y grandes terratenientes, que utilizan a aquellos como fuerza de choque, desdibuja y confunde el contenido real del problema: por un lado los efectos devastadores de la centralización de capitales en el campo, por otro la torpeza política sin límites del gobierno (incapaz de enfrentar a la derecha), finalmente la ausencia de una estrategia autónoma por parte de la Federación Agraria y otros sectores que expresan a los pequeños y medianos productores.
Desde 2003, el Estado recaudó 30 mil millones de dólares en concepto de retenciones al agro. ¿Adónde fue esa riqueza? ¡A la redistribución equitativa para la población no! Un tercio de esa suma fue al FMI. Otro tanto irá al pago de intereses de más deuda externa (6 mil millones en 2008 y 12 mil en 2009). El resto, no fue para los pobres ni a la recuperación del salario real para los trabajadores.
De igual modo, en lugar de recuperar la propiedad y el control sobre nuestras riquezas naturales, el gobierno sigue privatizando: renovó la concesión de los yacimientos petrolíferos de Cerro Dragón en Chubut y en la propia Santa Cruz, renegoció otros 30 años con la multinacional Pan American Energy.
El gobierno sale muy debilitado de esta prueba de fuerzas. Haber recurrido a la patota de camioneros para enfrentar los cortes de ruta, o depender de grupos como la FTV y otros contra las capas medias en Buenos Aires, indica una escasa base social propia, que trata de ser subsanada reorganizando el propio aparato corrupto con el que se quiere revivir al PJ. Por otro lado, la avanzada de los Moyano o D´Elía reafirma la utilización de grupos de choque, al estilo fascista clásico, como ya ocurrió en contra de los trabajadores en conflicto (Mafissa, Casinos, Dana, etc.).
Esta coyuntura crítica denota una grave ausencia del movimiento obrero. El desafío de revertirla no admite dudas ni postergaciones. Es necesario debatir y acordar propuestas como la nacionalización del comercio exterior y la fijación de los precios internos según el valor local de los productos en vez de someterlos a la especulación internacional; poner freno a la extranjerización de la tierra impidiendo el accionar de fondos de inversión lanzados a la especulación con el suelo y la producción; realizar una reforma agraria que acabe con la concentración del campo y la producción en pocas manos.
La recuperación para la Nación y el pueblo de la renta de la tierra va unida a recuperar la propiedad y el control de la riqueza energética y minera del país. Sólo así será posible evitar el saqueo y salir de la dependencia, el subdesarrollo, la marginalidad y la pobreza.
Para eso hay que arrancar de las fauces de la oligarquía a los chacareros arrastrados por la crisis del sistema. Y promover una alianza estratégica de la clase obrera (incluido el proletariado rural), con los pequeños productores y comerciantes del campo y la ciudad.

Ciento veintidós años después siguen resonando las palabras que el imprentero George Engel –uno de los mártires de Chicago- le espetó a sus verdugos:
“¿En qué consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social donde sea imposible que mientras algunos acumulan millones, otros caen en la degradación y la miseria. Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben ser utilizadas en beneficio de todos. Vuestras leyes están en oposición con las de la naturaleza y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, la libertad y el bienestar. No combato individualmente a los capitalistas, combato el sistema que produce sus privilegios. Mi más ardiente deseo es que los trabajadores sepan quienes son sus enemigos y quienes sus amigos”

Nos pronunciamos por:
Aumento de salarios y jubilaciones para acceder a la canasta familiar.
Desgravación del IVA a los productos de dicha canasta familiar.
Control efectivo y popular de los precios sobre los monopolios que los forman.
Trabajo genuino para todos: no más trabajo precario, en negro o flexibilizado.
No al pago de la deuda externa. Trabajo, salud educación para todos.
No más represión a los trabajadores en lucha.
Aparición con vida de Jorge Julio López.
Por la unidad de los trabajadores contra toda forma de sometimiento.
MESA DE LA CORRIENTE POLÍTICO-SINDICAL ELEGIDA POR EL PLENARIO CLASISTA DEL 26/04/08: Enrique Gandolfo (Sec. General SUTEBA Bahía Blanca y CTA B. Blanca– Cnel. Dorrego) / Luis Angio (Delegado Gral. Comisión Interna Secc. Buenos Aires Banco Provincia) / Alejandro Mascareño (Sec. General ATE Alte. Brown– Pte. Perón) / Norberto Señor (Sec. General ATE GBA Sur- Lomas de Zamora) / Jorge Montero (Delegado General de Comisión Interna Shell de Dock Sud) / Carlos González (Delegado de SIDERAR Haedo UOM)

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