Ricardo Auer
1. La perspectiva de los hechos y no la anécdota pasajera pueden hacer comprender el proceso actual y dar fundamentos para imaginar su prospectiva o la agenda del futuro cercano. Insólitamente para un país que parece normal (pero no lo es), un tema relativamente menor se convirtió, por exceso de ideologismo, soberbia y obstinación, en un holocausto político. Cabe recordar que el debate actual acerca de lealtades, traiciones, renuncias, gobernabilidad, compromisos, amenazas, concertación, locuras, frases grandilocuentes (“la historia me juzgará”), comenzó por la discusión de una simple resolución emitida por un ministro de economía renunciado hace dos meses. Parece un despropósito.
2. El gobierno ha fallado groseramente ya que sus “mecanismos políticos” no lograron ordenar el debate sobre las “retenciones” y su magnitud. Su ineptitud política desencadenó una enorme movilización del conjunto de la sociedad, que terminó cuestionando todo el modelo en su conjunto y a sus principales actores. La sencilla razón del auto-magnicidio fue el temprano descubrimiento de las mentiras que rodearon la “justificación” de la recaudación de los 1.000 millones adicionales que se iban a recaudar por la Resolución 125, que representan menos del 0,5% del presupuesto nacional, que, como lo reconoció NK en el acto de la UOM tenían un destino evidente:"sino como vamos a pagar la deuda externa y el Club de París" (sic). Las groseras mentiras, intuidas desde hace largo tiempo, se hicieron evidentes y su “simulación por los pobres”, cayó por su propio peso. La balanza política se inclinó definitivamente en contra del kirchnerismo.
3. Los instrumentos de esta nueva realidad no son sólo la valentía personal de Cobos, ni la supuesta falta de lealtad de otros. Lo que se ha agotado definitivamente es el proceso autocrático de toma de decisiones gubernamentales de estos últimos cinco años, basado en una “mesa chica”, antidemocrática por excelencia y anti-republicana, como estrategia de acumulación de poder. Ha caído el “pensamiento único” y la “conducción estalinista” de NK. Cuando se reduce a su mínima expresión el debate de ideas; se impide el libre desarrollo de una adecuada selección de dirigentes políticos; se copta para amontonar o se elige a los mas ineptos porque son fácilmente manipulables; el resultado era por demás previsible. Era cuestión de tiempo para que los inevitables errores y horrores de esta “banda de los cuatro”, no pudiesen seguir conduciendo normalmente al gobierno.
4. En el Panorama Actual de Junio expresábamos: …. (NK) sabe que electoralmente en el 2009, le resultará difícil alcanzar, contando sólo con el clientelismo bonaerense, una posición de relativa paridad. ….; debe producir este año hechos relevantes que dobleguen a los díscolos, para, imperiosamente, reafirmar su perdida autoridad. Esta “jugada obligada” podría hacerle cometer algunas equivocaciones estratégicas, que podrían derivar en …… Así fue. Sus errores fueron catastróficos por mas que intenten disimularlo. Las reacciones populares y los magníficos actos espontáneos de Rosario y Palermo mostraron el repudio de la ciudadanía hacia ese “modelo de acumulación de poder”, nefasto para el país en su conjunto.
5. Tan grave como la “usurpación de cargos” del PEN, es que en forma sinérgica, NK se haya autoproclamado “Presidente del PJ”, utilizando los medios materiales y de presión económica del Estado Nacional, para nominar a una “claque” mayoritariamente obediente y que desde ese sitial haya ejercido, inicialmente en forma encubierta y luego descaradamente, las actividades propias de la Presidencia de la Nación, formalmente a cargo de su esposa CFK, cuya imagen quedó rápidamente esmerilada por dicho accionar.
6. Por todo ello NK debería renunciar inmediatamente a la presidencia del PJ, así como los demás integrantes, ya que sus cargos están viciados de legitimidad, porque no hubo debate ni elecciones internas. Ser Presidente del PJ no significa tampoco tener la autoridad para realizar una “sustitución de identidad” y gobernar en nombre de otro. Peor aún es hacerlo tan torpemente. Tampoco tiene el derecho desde esa posición mal habida, a manifestarse en nombre de lo que no se es, como fue la agitación de fantasmas irreales, solo visibles en mentes enfermas de odio, resentimiento y frustración; revelando la existencia de supuestos “complots golpistas”, “comandos civiles” o “grupos de tareas”, por parte de la oposición. El peronismo verdadero no comparte esa visión deformada de la realidad.
7. La destrucción acelerada que le provoca NK al justicialismo, es equivalente al papel jugado por De la Rúa con el radicalismo. Como “generalísimo mariscal de la derrota” anticipada, está llevando al justicialismo a un desprestigio supremo, que desembocaría en su colapso electoral. Crea mas gorilismo (entendido como prejuicio antiperonista) innecesariamente, ya que hay que unir a la sociedad y no dividirla. Una democracia mas madura necesita partidos con cuadros bien formados y mucho debate interno, dialogo externo, reconocimiento de matices y respeto a las Instituciones, para que legítimamente sus integrantes, puestos en acción de gobierno, sean creíbles, previsibles y controlables políticamente. En ese marco, y solo en ese, la lealtad partidaria, puede alcanzar a tener un valor republicano. NK parece estar en las antípodas de este concepto o idea de una democracia moderna. Su estrategia de “ganar la calle” y “usar la chequera” ya fracasó rotundamente, porque aunque el shoping de voluntades individuales pueda seguir funcionando, la reacción que produce, se le vuelve automática y numéricamente en contra. El auténtico y sincero renacer de la militancia política es el nuevo dato de la realidad nacional.
8. La Concertación K o la Alianza de DLR, son buenos ejemplos que marcan que seguiremos a los tropezones con el manejo del Estado, si no hay una consolidación de partidos políticos estables y previsibles. Es incoherente que CFK-NK le reclamen lealtad a “Cleto” Covos, cuando siempre lo ignoraron hasta para debatir ideas o participar de alguna acción de gobierno. Los menos indicados para hablar de traición son aquellos que son el monumento a la deslealtad, siempre escusados detrás de Maquiavelo. También es importante la personalidad de los dirigentes: imaginemos que en lugar del correcto y firme Covos hubiese estado el pobre Scioli de Vicepresidente. Seguramente la “falsa progresía” seguiría festejando hoy con prepotencia, en nombre de la democracia. ¿Tiene mas valor la lealtad o la coherencia? Apliquemos las respuestas que cada cual le de, a los casos de Ramón Saadi o al mismo NK !.
9. Cabe la reflexión también sobre estos “ensambles políticos” preparados para las elecciones, pero no para gobernar. Carecen en muchos casos de un sustento o basamento firme, por lo que muestran sus debilidades al momento de afrontar los desafíos de gobernar. Lo ocurrido deja como enseñanza política que no hay que tomar a la ligera, al momento de armar “Convergencias”, “Coaliciones” o “Frentes” electorales, las respectivas doctrinas, ideologías, experiencias y las personalidades de sus integrantes o los intereses sectoriales que representan. Las bases programáticas deberían ser nuevamente valoradas como factor de atención del ciudadano y deberían ser efectivamente vigiladas para su efectivo cumplimiento. El FpV sostuvo explícitamente mantener (por no sacarlas) las famosas “retenciones”. En lugar de ello las elevó. ¿Porque se queja entonces de la resistencia que “el campo” le ofreció?
10. Si CFK+NK siguen con su empecinamiento de autocalificarse como vanguardia esclarecida y sugiriendo la equivocación de los demás (el pueblo), que, “algún día se darán cuenta”, nos enfrentamos a un panorama lamentable y complejo. La terquedad del conductor, sea CFK o NK, puede llevarlos a un callejón sin salida, que a su vez podría derivar en situaciones cruentas. Mas que seguir manteniendo actitudes belicosas, CFK debiera comenzar a dialogar, para reconocer errores y con la ayuda de todos, resolver graves problemas en cartera: inflación oculta por el INDEK; inseguridad y violencia callejera; trabajo en negro y jubilaciones; falta de planeamiento estatal, en particular los temas energéticos; falta de política de inserción internacional. No son pocos ni de baja magnitud todos estos problemas para un gobierno que se ha autocalificado como “el mejor de los últimos 200 años”.
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