El pacto social que prepara el nuevo período del gobierno K es una versión resucitada de la “Mesa de Dialogo” que Duhalde llevara adelante en 2002. Los mismos actores sociales, los sectores del empresariado, las multinacionales y la burocracia sindical son convocados por el gobierno de Cristina para acordar el reparto de la torta. Como en aquella mesa de 2002, hay un gran ausente: la clase trabajadora, cuya dirigencia no ha sido invitada para defender los intereses de clase sino para frenar los reclamos, especialmente los salariales.
Esta mesa ha de producirse en un contexto en el que ya se ha anunciado el aumento de tarifas que venían exigiendo las empresas de servicios, un aumento de las retenciones que subirá el superávit y la acumulación de reservas, la designación de un ministro de Economía ligado a los sectores financieros y el anunció de la renegociación de la deuda. En definitiva, un escenario de mayor concentración de la riqueza en manos de los sectores dominantes.
En el campo internacional, los medios masivos nos ofrecen una versión singular de los sucesos en América latina, que ponen el foco en la descalificación de aquellos dirigentes que no están resultando funcionales a los intereses de Estados Unidos en la región y dejan oculto los procesos de lucha de la clase trabajadora y los sectores populares contra los intereses capitalistas de las oligarquías locales, las multinacionales y el imperialismo.
El rey de España no se enojó en la cumbre de Chile por una simple cuestión de uso de la palabra sino por el cuestionamiento que se venía realizando al desempeño de las empresas españolas en la región. De la misma manera el conflicto de la papelera Botnia es presentado como un problema de desentendimiento entre dos gobiernos, cuando se trata de un ejemplo de los manejos de las multinacionales que emplazan a gobiernos títeres y producen enfrentamientos entre los pueblos mientras superexplotan a los trabajadores y envenenan el medio ambiente.
Detrás de la máscara de periodismo independiente, las empresas mediáticas encarnan el discurso de sus propios intereses como parte de los sectores del capitalismo concentrado.
Estos intereses siguen intactos en Argentina y, cuando el porcentaje de crecimiento disminuya, como está previsto, harán uso de todo su poder para seguir concentrando la riqueza en sus manos en acuerdo con dirigencias sindicales dispuestas a la transa por privilegios para frenar la lucha conjunta de los trabajadores.
En nuestro gremio pudimos observar este año como los dirigentes de SUTEBA, CTERA y CTA, que dicen representar una línea democrática del sindicalismo, han jugado a favor de los intereses de los gobiernos de Solá y de Kirchner, al tiempo que concentraban las decisiones en las cúpulas y clausuraban asambleas y plenarios de delegados.
Baradel forzó el levantamiento del paro a cambio de monedas y Yasky impidió la nacionalización del conflicto y dividió la lucha en sectores.
A pesar de esto, los docentes llevamos adelante un principio de organización más allá del aparato sindical y demostramos con la alta adhesión al paro que ningún dirigente puede frenar la lucha si estamos dispuestos a pelear por lo nuestro.
El no inicio de clases el próximo marzo es una tarea para la cual debemos darnos una organización en base a la coordinación de escuelas para no permitir que otro arreglo de cúpulas, ahora con los gobiernos de Scioli y de Cristina, nos impida obtener un salario que cubra las necesidades reales del trabajador y su familia.
ORGANIZACIÓN desde la BASE, COMPROMISO y PARTICIPACIÓN contra la TRANSA EMPRESARIADO-GOBIERNO-BUROCRACIA
TRABAJADORES DE LA EDUCACIÓN POR UN SINDICALISMO COMBATIVO
eltesco@yahoo.com.ar - diciembre de 2007
25 dic 2007
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