Los trabajadores seguimos ausentes en el reparto de la riqueza
No podemos estar al margen del debate público instalado con la confrontación de las organizaciones agropecuarias con la política de retenciones del gobierno nacional.
No podemos ni queremos quedar entrampado en el reduccionismo al que lamentablemente una vez más se lleva al conjunto del pueblo en la confrontación, sin poner en evidencia cual es el modelo en juego que abrió profundas contradicciones a partir de un cambio de etapa en una economía de pretendida “inclusión social” (a diferencia de los 90) privilegiando un sector del capital y todo el desarrollo tecnológico vinculado a los agronegocios, pero con profunda desigualdad distributiva.
Decimos esto porque los trabajadores de la ciudad y el campo, tenemos iguales problemas: nuestro salario, las condiciones de trabajo, las condiciones de vida, la falta de trabajo para todos, etc. Esa es sin lugar a dudas nuestra primera preocupación como CTA Rosario. Y en esta disputa, todos dicen preocuparse, pero nada se hace ni desde el gobierno y mucho menos desde las patronales por mejorar las condiciones de los trabajadores.
Y esto sucede, mientras la ultraderecha neoliberal de EE.UU., Europa y América Latina desembarca en Rosario junto a confesos golpistas, convocados por la Fundación “LIBERTAD”, contra los cuales el miércoles, nuestra juventud colmo el Monumento en un recital en el que se denunciaba el nefasto currículo de cada uno de nuestros “ilustres visitantes”.
Un modelo conocido
Dice el Mocase (Movimiento Campesino de Santiago del Estero) en su documento “Se repite el modelo de siempre en el campo, donde la SRA -la vieja oligarquía terrateniente- se opone a cualquier control por parte del Estado de su tasa de ganancia lograda a costa del esfuerzo de toda la nación y en particular, mediante el monopolio absoluto de la renta agraria por su dominio total sobre las tierras existentes en la nación. Lo reiteramos una vez más, oligarquía terrateniente implica por ejemplo que 6900 propietarios (familias, empresas o empresas-familias) sean dueñas del 49.7 % de la superficie cultivable y productiva del país, o que según el Censo Agropecuario de 2002, 936 terratenientes poseen 35.515.000 Has (casi toda la superficie en cultivo), un promedio de 38.000 has c/u. Por el contrario 137.021 agricultores poseen sólo 2.288.000 has, con un promedio de 16.7 has c/u. (2)(pag158)”
Los impuestos para los que menos tienen.
La política de retenciones a la producción agropecuaria es socialmente justificable si se la integra a una política impositiva progresiva, que alivie a los que menos tienen y grave a los más ricos.
Pero la estructura impositiva es regresiva y se centra en gravar el consumo y la producción, pero no la ganancia. Es así como sufrimos los trabajadores el 21% del iva en nuestra compra de los alimentos, sin ninguna diferencia con los que pueden comprar cuanto se le ocurre y que nada tiene que ver con las necesidades básicas. De la misma manera se hacen las retenciones a la agricultura familiar pequeña y mediana, que genera trabajo y puede alimentar al mundo. Los alimentos no pueden ser objetos de ganancias. Como tampoco se puede indiscriminadamente gravar impuestos.
No se habla del campo.
Lo que estamos presenciando es una disputa de poder por la distribución de la riqueza generada por un sector, y lo que queda fuera de discusión es el modelo agrario, la tenencia y concentración de la tierra, la producción de alimentos, el deterioro de los suelos productivos y el medio ambiente, el monocultivo de soja, la perdida de biodiversidad, la desaparición de productos rurales, el despoblamiento del campo, la apropiación de la riqueza por parte de las multinacionales a través del paquete tecnológico y las exportaciones, la producción de agro combustibles a partir de un modelo agrícola energéticamente insustentable, el perfil eficientista de las facultades de agronomía, las economías regionales, el desplazamiento de la ganadería, la agroindustria, etc., etc. Es curioso ver como hace apenas un mes se hablaba del éxito de los negocios de la Expoagro sin cuestionamientos a la distribución de la riqueza ni al modelo.
“No se necesita tener las manos blandas para ser mujer…” Leon Gieco
La presidenta nos habla de una cuestión de género. Y nosotros estamos con las mujeres abnegadas del campo y la ciudad, obreras hasta el sacrificio y ninguneadas como pocas; esas mujeres que ven a sus hijos partir a lomo pelado del caballo en los días de lluvia para asistir a la escuela, las que no hallan un médico 10 kilómetros a la redonda, las que tienen dos horas de viaje para parir y si no llegan a tiempo dan a luz en la banquina porque no hay un centro de salud que las ampare; las que se bancan con estoicismo propio de héroes los dolores, porque les resulta un calvario llegar a la farmacia a través de los lodazales en que se convierten los caminos naturales sin inversión del estado, ese estado unitario contra natura, que junta oro en pala ancha en nuestros campos pero no invierte allí, se lleva el dinero, engrosa el tesoro para pagar fielmente una deuda externa viciada de ilegitimidad o para abrir el grifo de las obras públicas según el humor de un tal De Vido.
La lucha continua
Ponemos en discusión la tenencia, la concentración y el uso de la tierra. El pueblo trabajador debe entrar en el debate sobre el destino de las retenciones del superávit y reservas para resolver las necesidades populares.
Estamos en contra de que este gobierno venda las tierras patagónicas, con sus recursos naturales y peor aún, con sus dueños originarios que son despojados de sus derechos y obligados a vivir en “reservas”.
Estamos en contra de que nada ha hecho el gobierno por impedir que las empresas transnacionales mineras se lleven la riqueza de nuestro suelo y sigan favorecidas por las leyes del menemismo del que pretenden diferenciarse.
Denunciamos que el gobierno no ha hecho nada por combatir el trabajo en negro de los peones rurales y no los ha defendendido frente a las grandes patronales concentradoras del capital.
Apoyamos la legítima lucha de los pequeños y medianos productores, rehenes del modelo productivo implementado por el gobierno nacional, de los monopolios de las semillas y de los pool de siembra.
Nos pronunciamos claramente contra los beneficiarios de siempre, los grandes terratenientes y las multinacionales.
Estamos por modificar el regresivo sistema impositivo argentino, que sostiene el IVA como uno de los impuestos con los que más se recauda y castiga a los que menos tienen.
Exigimos la justa distribución y socialización de las riquezas que garantice tierra, trabajo y soberanía alimentaría para todo el pueblo basado en el protagonismo popular en defensa de nuestros recursos naturales, nos pronunciamos por la reforma agraria y por la nacionalizació n de nuestros recursos naturales.
Luchamos por la distribución, con salarios dignos, viviendas para todos, infraestructura, caminos, hospitales, escuelas…
Un país distinto solo podrá ser con una clase trabajadora organizada y participando en las grandes decisiones nacionales.
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