12 ago 2008

EL PELIGRO DE NO VER EL PELIGRO

Lunes 11 de agosto de 2008P
or Ricardo Peidro *

Los visitadores médicos asumimos una posición histórica en Argentina sobre la defensa de la promoción ética de los medicamentos basada en criterios científicos y sanitarios.
Sólo basta ver de dónde venimos para tomar conciencia que la historia de nuestra profesión se consolida en 1947, donde el padre de la salud pública, el Dr. Ramón Carrillo nos dio una función esencial como auxiliares de la salud. Ese es nuestro lugar, a pesar de los constantes embates empresarios desde los laboratorios que pretenden colocarnos al margen de la ley.
Resulta imposible para la industria farmacéutica negar lo evidente: los incentivos, “negocios”, falsos trabajos científicos que muchas veces se utilizan; no son más que una pantalla para la promoción de medicamentos con mecanismos ligados a la corrupción. Sí, la industria farmacéutica entrega incentivos para que se receten más tal o cual medicamento.
Por eso, a lo largo y ancho de todo el país hemos avanzado con leyes de Agentes de Propaganda Médica (APM) para poner límites a la voracidad de los laboratorios a cualquier precio, la última lograda en Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sin duda, estamos hablando de un sector como la industria farmacéutica donde hay un gran ausente: la regulación y fiscalización del Estado. Se hicieron intentos de avanzar con una Ley nacional para fijar un Código de Ética de promoción de Medicamentos, que fue aprobada en Diputados pero naufragó en los pasillos del Senado.
Los laboratorios suelen generar grandes narrativas de marketing y publicidad, incluso vendiéndose como éticos y estar al servicio de la salud, pero durante la década pasada y aún hoy declararon zonas del país inviables fruto de los buenos “precios” que fijaban a los fármacos haciendo que esas regiones no hubiera farmacias ni médicos que pudieran recetar medicamentos que “consuma” la población.
En este escenario, ante la incapacidad del Estado, los visitadores médicos en muchos casos son rehenes de esta situación ya que se disciplina a cualquier trabajador del sector que se oponga a estas prácticas con la discrecionalidad de poder despedirlo si no cumple la tarea encomendada. El caso del estadounidense Abbott es paradigmático.
Ya existen consultoras y análisis de multinacionales que proponen el camino de poder sustituir transformando la digna labor del visitador en la mera entrega de prebendas. Resulta gracioso, pero si tan sólo las Cámaras empresarias del sector y los laboratorios cumplieran con sus propios códigos de ética, esto cambiaría radicalmente.
Por eso los visitadores médicos creemos que es fundamental que se respeten las leyes de APM en cada provincia y que se dicte una Ley Nacional de Promoción de Medicamentos, asumiendo que estamos por una profesión digna para los trabajadores de propaganda médica al servicio de la salud colectiva de nuestro pueblo y no por el negocio salvaje de unos pocos.
*Secretario General de la Asociación Agentes de Propaganda Médica (AAPM-CTA); Secretario de Derechos Humanos de la CTA

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