Nota editorial de Prens Obrera 1049
Lula, el salvavidas de plomo
Por Marcelo Ramal
La pretensión de que Lula venía a la Argentina a “apuntalar” a Cristina duró poco. Apenas pisó tierra, el presidente brasileño se despachó con un “balance” del conflicto agrario en el país: “Muchas veces perdemos el tiempo en peleas internas sin darnos cuenta que eso sofoca el crecimiento del país” (Clarín, 5/8). Para que no quedaran dudas, explicó luego a qué “crecimiento” se refería: el de “nuestros empresarios
del sector agroalimentario, que juegan un papel relevante en garantizar la alimentación del planeta” (Clarín, 5/8).
En suma: el hombre de Brasilia llegó colgado, él también, de las “oportunidades” de la patria sojera. Mientras esto ocurría, la soja acumulaba una caída del 23% en un mes y los adoradores de la oportunidad sojera volvían a quedar desubicados.
El gobierno brasileño venía de proponerle a la Organización Mundial de Comercio (OMC) la apertura de su mercado local a las importaciones de países industriales, a cambio de mayores posibilidades exportadoras para “su lobby agroalimentario”. Aunque la nueva reunión de la OMC fracasó, Brasil ya puso en marcha un plan alternativo en la misma dirección. Para que no quedaran dudas, Lula le advirtió a Cristina que en el comercio internacional nadie debe renunciar “a la soberanía de cada
país” (ídem). Es decir que aprovechó el viaje a Buenos Aires para tirarle varias paladas de tierra al féretro del Mercosur.
Ese mismo lunes 4, Cristina trajo a Buenos Aires otro salvavidas de plomo, en este caso procedente de Caracas. La Presidenta y Chávez se encontraron para viajar,
juntos, a sostener al gobierno de Evo Morales. Pero los evocadores
de la Patria Grande terminaron volando muy bajito. Un piquete derechista
en un aeropuerto tarijeño bastó para que Cristina y el bolivariano sacaran de la agenda el viaje programado.
La Presidenta, de todos modos, no perdió el tiempo. A la distancia, le recordó a Evo sus deberes para con la Argentina: “Hay que cumplir con el suministro de gas”, le advirtió sin denunciar, en cambio, las extorsiones de los monopolios gasíferos contra el gobierno boliviano (El Cronista, 6/8). Chávez, por su parte, terminó anunciando un nuevo préstamo al Estado argentino, a una tasa de interés usuraria y sólo admisible para un Estado en default.
Sin respuestas
En un salón colmado por empresarios, los medios destacaron “la prolongada ovación a las palabras de Lula, que contrastó con suaves aplausos para su colega argentina” (Clarín, 5/6). Entre los que saludaron las palabras de Lula estaban Ratazzi, de la Fiat, y toda una parte de la cúpula de la Unión Industrial. El final provisional del conflicto agrario ha demostrado que la fractura de los explotadores locales va mucho más allá del
“campo”. La gran patronal local está emplazando a la camarilla gubernamental
para que ejecute el “trabajo sucio” que plantea el desmoronamiento
del “modelo productivo”. Reclaman que avance la liberación de tarifas y de precios, que reduzca los impuestos y ejecute un “ajuste” presupuestario.
El kirchnerismo ha respondido a estas exigencias con un tarifazo en la electricidad para los usuarios residenciales. En pocas semanas, las distribuidoras de gas obtendrán un beneficio similar. El gobierno, sin embargo, está demasiado debilitado: los Kirchner tienen que reconstituir una mayoría parlamentaria. Con ese propósito, enviaron al Congreso la reestatización de Aerolíneas, así como la fraudulenta ley de “movilidad” jubilatoria. Contra la pretensión de los Kirchner, todo indica que las dos cuestiones podrían convertirse en episodios de nuevas crisis. La renuncia, que los Kirchner ya contemplaron después de la votación del Senado, podría ser también la expresión de un autogolpe oficial, para precipitar elecciones adelantadas antes de que la oposición patronal alcance algún grado de unificación.
Nuestro planteo
En el cuadro de una crisis mundial y, en el plano interno, de un default económico y político del kirchnerismo, las perspectivas políticas son explosivas y requieren la mayor atención por parte de los trabajadores y de la juventud que está interviniendo en la crisis nacional.
El apuntalamiento de Lula al “frente sojero” no debería causar sorpresas. En la Argentina, el frente del capital agrario tiene, entre sus principales lobbystas políticos, a los centroizquierdistas que se proclaman representantes locales de Lula, y que le aportan el flanco “social” a la patria sojera. Lozano, su principal expresión, sostuvo que “al fin y al cabo, la única burguesía nacional que hoy tenemos es esta clase media rural”.
En América Latina, la popularidad de Lula está al servicio de la penetración imperialista en todos los órdenes. En Argentina, la función política del bloque de Lozano es la misma.
Durante el conflicto agrario, distintos agrupamientos, activistas, delegados e incluso sindicatos se esforzaron en levantar posiciones y pronunciamientos de carácter independiente. La gran tarea de este bloque – y desde ya, la del PO– es intervenir en la crisis nacional, que se ha agravado, con un planteo y un programa socialistas.
7 ago 2008
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