El Obispo Prelado de Humahuaca, Mons. Pedro Olmedo en unión con los sacerdotes de su Presbiterio, quieren expresar públicamente su profunda preocupación ante la grave situación de pobreza, desocupación y desamparo en general que están sufriendo la mayor parte de la gente en la zona norte de la Provincia de Jujuy y en los Valles cordilleranos salteños
Pedro Olmedo, Obispo
Ricardo Aparicio, Vicario general
Alfonso M. Sánchez M., Canciller secretario
Junio de 2008
Porque ya son demasiados días escuchando la misma historia, y porque eso está ocultando otras historias reales mucho más lamentables y más trascendentes en la vida de la mayoría de los ciudadanos
El interior, al menos en nuestra zona, y en otras muchas “periferias”, sigue estando relegado en muchos sentidos. Y es que, hermanos, hay gente que se está muriendo por falta de medicamentos, de insumos, de médicos y de atención en nuestros hospitales y puestos de salud, carentes en muchas ocasiones de lo más imprescindible.
La desnutrición, que parecía controlada,va en aumento una dura realidad de hambre y pobreza, pero es evidente que no lo consiguen, porque siguen con los magros presupuestos de años anteriores: es imposible que los niños y adolescentes puedan alimentarse hoy con 60 centavos. Hay directores que hacen maravillas con esos 60 centavos, pero lo que no pueden hacer es milagros
No nos importan los datos “teledirigidos” del INDEC, o la pelea entre unos índices provinciales y los oficiales del Indec. Lo que está a la vista y nos golpea a todos son cosas tan sencillas y evidentes como que: hace unos meses un kgr. de pan costaba 3 pesos, o menos, y ahora cuesta 5 pesos o más; que un kilo de carne se compraba por 8 ó 12 pesos y ahora cuesta 16 ó 20, o más; que el litro de aceite que se conseguía a 3 pesos, ahora anda por los 8. Que la garrafa de gas de 15 kg. hoy anda por los 50 pesos
Dónde quedó la implementación de la “garrafa social”? Omitimos una larga lista de artículos de primera necesidad (alimentarios, útiles escolares, herramientas, construcción …) que son inalcanzables porque duplicaron el precio.
Mientras todo sube, los ingresos de los planes no lo hacen y si hace unos años 150 $ era poco, hoy es nada. Nos preocupa la altísima desocupación en nuestra zona en la que no hay ni pequeñas, ni medianas ni grandes Empresas que puedan absorber tal desocupación, que por cierto va en aumento
Tampoco la minería en nuestra zona está solucionando el problema de la desocupación, más bien añade otros problemas Ni Compañías ni Gobierno están cumpliendo las más elementales normas de prevención de la contaminación ambiental.
En nuestra patria, rica en pan y generosa productora de alimentos y bienes de consumo, capaz de alimentar a varios cientos de millones, con mucha más fuerza en este pobre suelo nuestro, la pobreza extrema sigue vigente, sigue cobrándose víctimas y sigue golpeando a millones de argentinos.
Un 60% de habitantes en la zona están por debajo de la línea de pobreza
Los alimentos básicos de la “canasta familiar” o “canasta básica de alimentos”, se han vuelto inalcanzables para los que sobreviven a base de changas, para los minúsculos productores del campo, para los beneficiarios de los míseros planes sociales, para los empleados públicos contratados
El desarraigo familiar y de valores de identidad cultural.
Nos preocupa también la imparable migración: interna y hacia afuera. Por falta de políticas adecuadas, las comunidades campesinas se están vaciando y se están volcando en los barrios y periferias de las ciudades, con las consiguientes problemáticas de aglomeración, falta de vivienda digna, alcoholismo juvenil, pérdida de los valores ancestrales y comunitarios…
No es querer pintar un panorama sombrío sino una fotografía de la realidad, de una triste realidad que se constata en el día a día, en el que los que más tienen cada vez acumulan más y los que menos tienen cada vez alcanzan a menos.
La sensación de lejanía de los gobernantes, como falta de preocupación de los mismos por los problemas reales de gente que los votó, como falta de proyectos serios que den respuesta a las necesidades vitales de la gente.
¿No será ya hora de que dejemos otras ambiciones y menudencias y nos ocupemos todos de buscar soluciones a problemas tan acuciantes y graves de la situación actual de tantos miles de personas?
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